Mientras más bajaba por aquella estrecha cueva más pesado se volvía el aire, necesitaba llegar pronto a un lugar más amplio o se volvería loco. Nunca le había gustado estar demasiado tiempo dentro de espacios cerrados, mucho menos dentro de una mina donde el paisaje era todo el rato el mismo. Raíles y más raíles con piedras irregulares a sus lados y arcos de madera cada pocos metros para sostener el techo.
A pesar de que Tighnari había curado sus heridas hacía un rato aún le dolían bastante, por suerte estaba acostumbrado a estar magullado. Nunca se solía preocupar demasiado por sus raspones o cortes, pero adoraba ver como el azabache le reprendía por volver tan desastroso a casa y le curaba cada pequeño moretón con paciencia para luego volverle a regañar por preocuparle. Tighnari siempre había sido así, cariñoso a su manera, él conocía de sobras su carácter, prefería cocinarte tu plato favorito antes que abrazarte.
Aunque esto no significa que no lo hiciera a veces, por eso siempre era él quien tomaba la iniciativa para tener contacto físico entre ellos, no era algo que le molestara, era feliz así. Conocía de buena mano que Tighnari era una persona que prefería mantener las distancias, por eso se había alterado tanto cuando se le había abalanzado antes de aquella manera... Evidentemente que quería comérselo a besos pero aquel no era su Nari... No sabía cómo él se comportaba cuando estaba con alguien en la intimidad, pero definitivamente no creía que fuera así. Con todo el dolor de su corazón no tuvo más remedio que noquearlo para detener esa situación antes de que su autocontrol se fuera por la borda, no quería hacer algo de ese calibre sin el consentimiento de Tighnari, además aún se tenía que disculpar con él de mil formas.
Se había arrepentido en el acto de haberle gritado en casa, cualquier otra cosa le hubiera dolido menos que ver aquella asustada expresión en el rostro del guardabosques. Juro mil y una vez que nunca volvería a levantar la voz por muy en desacuerdo que estuvieran. Aquel agresivo comportamiento no tenía excusa, pero no pudo evitarlo al entrar en pánico cuando le dijo que iba a venir a este horroroso lugar. Por los siete, si lo perdía se iba a volver loco... No quería vivir si él no iba a estar a su lado.
Todo esto no quería decir que la vida de su hija no valiera nada, ni mucho menos, él siempre daría su propia vida por ellos dos, eran su familia y los protegería a toda costa de cualquier riesgo. Antes de precipitarse a entrar a la peligrosa mina Cyno había querido armar un grupo de búsqueda con La Matra pero para ello necesitaban un permiso y tal vez iba a tardar un poco, Tighnari había estado demasiado desesperado como para escuchar lo demás que tenía planeado. Su siguiente paso era entrar allí con él y que el resto del grupo se uniera una vez estuviera organizado por su segundo al mando, así no perderían tanto tiempo y tendrían más oportunidades de encontrar la flor y de salir de allí con vida.
A pesar de todo el mal entendido y no tener la aprobación del azabache, había mandado una carta a la oficina antes de salir detrás de él en medio de la lluvia. Todas sus alarmas habían saltado cuando le ofreció el té con aquellos ojos de culpabilidad, el pobre no sabía mentir.
Suspiró cansado de tanto darle vueltas a las cosas, necesitaba aclarar todo aquello cuanto antes, solo esperaba que cuando se despertara no volviera a tener aquel extraño comportamiento. Se avergonzaba de sí mismo por no conocer bien a los híbridos, tenía sospechas de que todo aquello tenía que ver con alguna condición de su raza pero no sabía a qué se debía. Cuando volviera a casa pensaba buscar todo lo relacionado con los Shuna del Valuka, no deseaba pasar por alguna incómoda situación de nuevo sin saber cómo actuar.
Sus mejillas volvieron a arder al recordar como Tighnari lo había manoseado sin pudor alguno y con una gran destreza. Con lo atractivo que era no le extrañaría que hubiera tenido múltiples encuentros nocturnos, solo le daba rabia no haber estado entre ellos. Tighnari siempre había sido muy popular después de todo... Aunque no se imaginaba a su amigo en una situación así, él siempre había sido tan solitario, solo tenía ojos para las investigaciones. Una tonta sonrisa se escurrió por su boca al recordar todas las veces que tuvo que llevarlo del laboratorio a la cama cuando eran estudiantes aunque aquella costumbre se seguía extendiendo a día de hoy en casa, había cosas que nunca cambiaban.
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Última Esperanza [Cynonari]
FanficLa Reina Menor Kusanali ha encontrado información acerca de una planta que tal vez ayude a la pequeña Collei a mejorar. Tighnari cómo su tutor, no dudo ni un solo momento en embarcarse en aquella aventura. Estaba dispuesto a salvar la vida de su peq...