Quackity llega de intercambio a una nueva universidad en una ciudad totalmente nueva donde conoce a Rubius, Alexby y Fargan quiénes le dan la bienvenida, rápidamente hace click con ellos, especialmente con Rubius; pese a que están 2 años por delante...
La noche había sido bastante larga, cuando decían que las fiestas en el Chiringuito eran de las mejores lo decían de verdad, 3:37 a.m. y apenas estaba tocando cama desde que salió de su dormitorio.
Quackity estaba agotado, el alcohol siempre lo animaba de más, si de por si se llama así mismo un desmadre estando en influencia lo era tantito peor. Luego de hablar con Luzu y jugar cartas con sus ahora nuevos amigos, IlloJuan les fue a buscar para que salieran a donde seguía siendo la fiesta, el grupo de chicos bailaron, cantaron y bebieron como si mañana, o más bien en unas horas, no tuviesen clases pero había valido la pena totalmente.
Se arrojó sobre su cama y automáticamente cerró los ojos, aunque no pudo dormir por más que lo intento por unos minutos, decidió ir por agua ya que su boca estaba seca a más no poder, en cuanto regresó y se volvió a recostar sintió una ligera vibración en la cama, era su celular, le estaban llegando mensajes. Desbloqueó la pantalla y su rostro se iluminó, no por la luz del dispositivo, sino por la sonrisa que se le formó en cuánto vio de parte de quién eran los mensajes.
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Estaba que chillaba de alegría, tal vez las cosas iban algo rápidas, después de todo recién se conocieron esa noche pero ¿qué importaba? Quackity sentía emoción por estar con Luzu, era un sentimiento genuino, algo que no sentía hace mucho rato. Se sentía feliz.
"Luzu..."
Pensó para sí mientras miraba hacia el techo y sostenía su celular sobre el pecho, de pronto un recuerdo de las palabras del castaño durante esta noche se iluminó en su mente.
"¿Desde el escenario? Luzu se logró fijar en mí desde el escenario, aún con tanta gente, se fijó en mí..." Sus mejillas se sonrojaron y escondió su rostro entre sus sábanas. Respiró y decidió que era suficiente por hoy, necesitaba dormir.
Dejó su celular junto a su mesa de noche, se acurrucó en su cama y cerró los ojos. Había sido una noche de muchas emociones.
Emociones II
Sus ojos pasaban por las mismas líneas de mensajes una y otra vez, leerlos le hacía crecer un sentimiento en el pecho, ¿amor? No, no podía ser, era muy pronto, o al menos así lo sentía el de ojos rojizos.
Bloqueó la pantalla de su celular y se recostó sobre su lado viendo a través de la ventana de su cuarto y se perdía en sus pensamientos de todo pero a la vez de nada.
No podía sentir amor, aún no, no se sentía listo luego de todo lo que pasó. "Ya ha pasado un año Luzu", se repetía a sí mismo cada vez que aquellos recuerdos le reprimían de algo. Sin embargo aún no podía soltarlo, pensar en ello era doloroso pero sentía que si lo olvidaba perdería una parte de sí mismo en aquellos recuerdos. Le costaba olvidar.
Fijó su mirada en lo que alcanzaba a poder ver del cielo, se notaban las estrellas, y de pronto su mente se vio invadida por él.
Su risa, sus ojos, sus lunares, sus manos, su cabello, sus mejillas, sus labios... la imagen de Quackity ahora vivía gratis en la mente de Luzu, la sentía con tanta cercanía e intensidad que de solo recordar un poco de él todo lo malo que flotaba por la mente del castaño desaparecía, como por arte de magia, como si de alguna cura para su mal se tratara. Eran un amor de emociones que se formaban al pensar en aquel chico.
Suspiró y se volteó sobre su espalda para ahora ver hacia el techo, fijó su mirada en un punto en blanco.
¿Atracción? Sí que sentía atracción por Quackity, ¿pero amor? Admitía que de solo haber visto al pelinegro por una vez no pudo quitarle los ojos de encima por mucho tiempo, le parecía guapo y atractivo, pero lindo y tierno al mismo tiempo, era un encanto... tanto que incluso pudiese ser mucho para él. Sacudió esa idea de su cabeza antes de que empeorara y cerró los ojos, casi al instante la risa del chico y su brillante sonrisa se le aparecieron nuevamente, respiró.
Se dispuso a intentar dormir, había sido una noche larga y necesitaba descansar. Se volvió a voltear pero ahora hacia su otro lado, se cubrió con sus sábanas y una vez acomodado meditó, y durmió.
