—Aquí dobla a la izquierda— habló el pelinegro a la par que hacía un movimiento de mano para indicarle a dónde ir.
—Sigo sin comprender a dónde es que quieres llevarme Quacks— habló el castaño mientras hacía caso a las indicaciones— Llevamos conduciendo un rato— estaba intrigado por lo que tramaba el menor. Desde que se vieron ese mismo día se le veía bastante emocionado.
Y a ojos de Luzu hasta algo sospechoso.
—Oh pues, cómo chingas Lusu, te digo que ya verás cuando lleguemos. Tu tranqui— le bromeó con una sonrisa en el rostro. El castaño rio un poco.
—Está bien, dejo de andar de curioso. Pero por eso espero sea una buena sorpresa— siguió la broma mientras le echaba una mirada al pelinegro.
—Te prometo Lusu, que esto te va a gustar— respondió emocionado al mismo tiempo que se cruzaba con los ojos de su amado— Ya casi llegamos.
Condujeron por unos pocos minutos más hasta dónde indicó el menor, de primeras se encontraron con un estacionamiento al descubierto en dónde el castaño estacionó el coche.
Tras salir, el pelinegro se dirigió hacia los asientos traseros de dónde sacó una caja de transporte de madera que iba cubierta con una pequeña manta color gris. El ojirojizo se volvió a extrañar por aquello que llevaba el contrario, pero como al inicio el chico no le contestó sus preguntas lo decidió dejar pasar.
—Vamos por aquí Lusu, ya casi estamos— le indicó mientras iba caminando.
El mayor solo se le quedó viendo de lejos por unos segundos, apreciaba la vista.
La luz del sol de la tarde reflejaba sobre los cabellos oscuros del muchacho, la forma un poco más torpe en la que caminaba por llevar aquella caja de cosas, como su cabello se movía por la leve brisa. Todo era una vista sumamente bella.
Algo que solo Lusu tenía el privilegio de apreciar.
—¿Seguro no necesitas ayuda con algo?— probó suerte preguntando.
—No, no, no quiero que alcances a ver lo que traigo— se detuvo un segundo en lo que lo volteaba a ver— Vamos pues Lusu, ¿no qué muy ansioso?—el aludido solo se rio, sintió como el viento movía su cabello.
—Ya voy Quacks, ahí voy— reanudó su caminar para acompañar al muchacho.
Anduvieron por un pequeño sendero de piedra mezclada con pasto, a los pocos segundos llegaron a un mirador. Un pequeño kiosco de madera perfectamente cuidado se situaba en la cima de una leve especie de colina que sobresalía del descampado en el que se encontraban.
El lugar se veía hermoso. El color de la madera cuidada con el reflejo del sol sobre esta le hacía resaltar, parecía que brillaba. El verde pasto junto a las flores silvestres, que habían brotado por ahí y por allá, se movían con la brisa que les acariciaba.
Todo se veía realmente bello.
—Lusu, Lusu— habló con emoción el muchacho— Cierra los ojos— pidió con una amplia sonrisa.
—Eh...— la petición le había tomado por sorpresa.
—Por favor Lusu, solo será un momento— el mayor se lo pensó un poco, pero cedió.
—Está bien Quacks— comenzó a cerrar los ojos quedándose de pie en su lugar.
Luego de comprobar que el castaño tenía los ojos cerrados, Quackity se puso manos a la obra. Por su parte, Luzu solo logró escuchar el sonido de pasos sobre el pasto y el trasteo de algunos objetos que no lograba definir bien qué eran. Simplemente se quedó de pie confiando en el momento en que el menor le dijese que podía abrir los ojos.
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Now You Know
FanfictionQuackity llega de intercambio a una nueva universidad en una ciudad totalmente nueva donde conoce a Rubius, Alexby y Fargan quiénes le dan la bienvenida, rápidamente hace click con ellos, especialmente con Rubius; pese a que están 2 años por delante...