Parte V: Peso

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Joffrey y Daeron caminaban por los pasillos del castillo mientras comían unos pastelillos que las cocineras les dieron a escondidas, Daeron sonreía escuchando a Joffrey hablar sobre sus vivencias en el muro hasta que algo los interrumpió.

¿Daeron? — el chico sintió un escalofrío escalar por su espalda cuando escucho esa voz dura y fría.

¡Lord Mano! — saludo Joffrey con alegría al voltear y ver a Otto unos pasos detrás de ellos, Daeron paso saliva y se volteo también para ver al hombre, ocultando a Joffrey con su cuerpo sigilosamente.

Abuelo — saludó con un asentimiento, siendo correspondido por el viejo, quien se acercó a los menores.

Buenas noches, Daeron, pequeño Joffrey — le dió un leve asentimiento, el niño le sonrió y Otto le correspondió con una pequeña sonrisa, miro a Daeron — ¿Qué hacen aquí? — el de cabellos plateados iba a responder, pero Joffrey se adelantó.

Venimos por unos postres, ¿Quiere? — preguntó Joffrey extendiendo un pastelito de fresa, el hombre lo tomó con una sonrisa.

Gracias, Joffrey — agradeció y el niño castaño siguió comiendo feliz del pastel que tenía de vainilla, Otto miro a su nieto esperando una explicación más elaborada, Daeron retuvo el suspiro que se le iba a escapar.

Joffrey se sintió mal durante la cena, salí a acompañarlo porque no está familiarizado con el castillo, puede perderse fácilmente — explicó de manera vaga, no queriendo entrar en detalles sobre la pequeña discusión que tuvieron los hermanos castaños, notó que su abuelo no estaba feliz con esa explicación, pero solo asintió.

Ya veo — se quedó callado unos segundos con la mirada en el piso, meditando algo — iré a ver si no precisan nada en la cena y a informarles que el… príncipe Joffrey está bien — miro al niño quien seguía sonriendole, a pesar de tener migajas del pastel al rededor de su boca — sigue cuidando de él, es importante — le pidió está vez a Daeron y se fue caminando con las manos entrelazadas detrás de su espalda.

Daeron le miro irse con el ceño fruncido, no le gustaba como su abuelo se comportaba cuando estaba alrededor de Joffrey, era extraño, ¿Por qué con el castaño menor era tan amable?, Ni siquiera era así de amable ni con él o con sus hermanos, al menos de querer algo.

¿Daeron? — la suave voz de Joffrey lo saco de sus pensamientos, se giró a verlo, el más pequeño lo miraba confundido — ¿Qué pasa? — Daeron paso saliva y empezó a caminar, atrayendo a Joffrey por el brazo con delicadeza, en sentido contrario a dónde se había retirado Otto.

¿Mi abuelo siempre es así contigo? — preguntó suavemente después de caminar unos cuantos pasos, el más pequeño asintió.

Si, es amable — dijo de manera simple mientras ahora comía un pastel de chocolate — aunque, una vez fue algo cruel…

Daeron frunció el ceño ante eso, se detuvo y miro a Joffrey.

¿Cruel? — preguntó preocupado, el menor asintió.

Si, mientras veníamos de camino hacía acá me dijo que mis hermanos y yo representamos peligro para el rey, que Jacaerys sería capaz de todo por tener el trono, algo así — explico con simpleza, dió otro bocado a su pastel y se encogió de hombros— no le puse atención porque Jacaerys no haría eso — afirmó seguro y firme, Daeron asintió.

Si, a veces es así — comento sin pensar, Joffrey le miró.

¿Contigo también? — preguntó confundido, Daeron asintió.

Mi abuelo quería que me fuera a Antigua cuando apenas y podía caminar, mi madre lo impidió, aunque no ha dejado de pedirlo — explicó, Joffrey frunció el ceño.

Hate - [Jacaegon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora