Luz.

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No sabe cómo terminó así, lo único claro para Beelzebub es que no podía apartar la mirada del científico.

La expresión de Nikola aún seguía con una sonrisa, pero ahora era pequeña y relajada, parecía disfrutar la situación.
Beelzebub no pudo evitar acercarse un poco más, tan torpe cómo podía moverse sin gravedad, atrapado en la zona de geometría, ya no como un oponente, ahora como amigo y colega compartiendo el experimento con Nikola.

-¿No es maravilloso? -preguntó el científico, sin la energía desbordante habitual.

Beelzebub se sintió afortunado de presenciar esta nueva faceta del humano, acercándose un poco más. Sus manos sudaban y su corazón latía con tal fuerza que tuvo miedo de ser escuchado por la persona a su lado.

-Sí, maravilloso - se encontró diciendo sin pensar. Dejó de ser raro para él decir ese tipo de cosas mientras estaba con Nikola.

Tal vez debería preguntarle a Hades qué hacer, siempre dispuesto a escuchar, tan centrado y respetuoso como un hermano mayor responsable podría ser.

Con Lilith fue un proceso diferente; demasiado concentrado en buscar al asesino de sus amigos, ignoró por completo los sentimientos gestantes, hasta que un día sujetó su mano para tener la sensación de no querer volver a soltarla. La amo con locura y siempre tendría un lugar especial en su corazón al ser una gran amiga y su primer amor.

Con Nikola tuvo la oportunidad de darse cuenta de la chispa encendida en su enfrentamiento en el Ragnarok, pero esa chispa se fue junto con la vida del científico.

Hasta que fue revivido poco después del final del Ragnarok. Los humanos, a pesar de perder, demostraron su valor y los principales dioses se opusieron a su extinción. Fue una dicha volver a ver a Hades y esa chispa de esperanza en su interior volvió a brotar al ver a Nikola. Su acercamiento fue natural, dos mentes brillantes conviviendo. Esa chispa se convirtió en abrazadoras llamas que calentaban su corazón. Las bonitas sonrisas de Nikola se convirtieron en uno de sus principales motivos de vida.

Hasta que el pensamiento de querer pasar el resto de su vida junto a Nikola lo golpeó.

Beelzebub estaría más fascinado por el experimento si no tuviera a Nikola frente a él. Trato de estirar la mano para tocar uno de esos traviesos rizos. Anhelaba tocarlo, poseerlo y amarlo con total libertad, pero...

"Lo que amas perecerá".


Satanás ya no era un inconveniente para Beelzebub, pero Beelzebub estaba roto, tanto tiempo estando solo, cometiendo actos horribles para acabar con su vida, lo hicieron desprenderse de esa delicadeza con la que quería tratar al científico. Porque tenía miedo, miedo de alejar a Nikola, de extinguir la luz en los ojos llenos de asombro y vida, de provocar la erradicación de la sonrisa que lo cautivo.

Nikola es luz y él oscuridad.

Con ese pensamiento apartó la mano a escasos centímetros de la cara de Nikola, alejando su cuerpo e ignorando el dolor en su pecho.

La oscuridad no debe extinguir a la hermosa luz.

Entre luz y oscuridad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora