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Sentí un golpe en la cabeza seguido de una punzada fuerte de dolor y un chillido. Busqué el causante del golpe y en el césped se encontraba una lata de metal, la levanté para verla de cerca e intentar averiguar quien había sido el responsable.

Inconcientemente llevé mi mano libre a la cabeza y sentí un líquido espeso, al quitarla y ver la sangre chorreando por mis dedos, mi corazón comenzó a acelerarse a toda velocidad y mi cuerpo a temblar.

Pedri se acercó a mí asustado, lo miré con mis ojos aguados y le mostré mi mano. Le pidió rápidamente a Ferran que me llevé con el médico y él sin ningún reproche hizo lo que pidió. Creía que él iría atrás nuestro pero no, se quedó en el campo.

Todos se acercaban a preguntarme como estaba y si necesitaba algo. Incluyendo los jugadores alemanes se disculparon, como si ellos tuvieran la culpa de lo que provocaron sus aficionados. En algún momento la sala se llenó de personas pero no me interesaba porque al único que quería que esté allí conmigo no lo estaba.

Quería a Pedri.

Tenía miedo. El doctor aun no me decía nada, solo me dió una pedazo de gasa para hacer presión sobre la herida e impedir que la sangre siguiera brotando desde mi cabeza y fue en busca de otros materiales.

Cuando regresó a la sala lo ví con una afeitadora y una jeringa con un líquido desconocido. Mi miedo aumentó y mi instinto de supervivencia me exigía que use las piernas para salir corriendo de allí.

¿Dónde estaba Pedri cuando mas lo necesitaba?

Me explicó que no era un golpe grave pero que debía suturar para que la herida pueda cicatrizar de la mejor forma. Pasó la afeitadora al rededor de la herida para poder tener mejor vista y trabajar mejor. Sentí un pequeño pinchazo y me quedé sentado unos minutos para que la morfina haga efecto. El doctor comenzó a suturar y al terminar me puso una venda.

Ya me encontraba más tranquilo cuando Pedri entró a la sala exaltado y me tomó delicadamente del rostro, su mirada detonaba preocupación. Escuchó atentamente cada indicación del médico prometiendo que él me cuidaría y yo solo le dí una sonrisa cansada.

Debía de admitir que estaba un poco decepcionado. Quizás me mostraba como un chico duro frente a la gente pero él sabía lo débil que podría llegar a ser en ese tipo de situaciones y aún así, no llegó. No estuvo cuando mas lo necesitaba.

En el transcurso al hotel no tuve ningún tipo de interés en hablar con él. Intentó comenzar muchas conversaciones pero yo solo respondía con monosílabos de manera cortante. Cuando llegamos al hotel no pudo continuar porque Luis lo había llamado y yo tomé camino a la habitación.

Lo esperé en la habitación para que me explique el por qué de su ausencia pero navegando en instagram me encontré con un video suyo y entendí el por qué. Me estaba defendiendo. No entendía que estaba sucediendo, él nunca actuó así y un pequeño rayo de felicidad apareció en mis ojos al verlo así y saber que no permitiría que alguien vuelva a lastimarme.

Hasta que me dí cuenta de la forma en la que había reaccionado frente a todas las personas que se encontraban allí. Me enfadé porque sabía que podría perjudicar su carrera profesional una situación así y yo no quería ser el culpable. Él tuvo la oportunidad de resolver las cosas de manera distinta y no lo hizo.

Pero él dijo que lo repetiría.

***

Pedri me despertó a las siete para desayunar y asi tomar la pastilla, la cual trituro y dejó en una pequeña cuchara porque no quería que repitiera el papelón de la noche anterior. Apostaría cualquier cosa de que quiso reírse de mi cara cuando la pastilla raspó mi garganta.

Centrado [PedrixGavi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora