Para concretar la hermosa noche que tuvimos cenamos el sushi que compré en la cama, mirando una película de terror. Terminé aterrado y debí dormir aferrado a Pablo.
Por la mañana desperté a causa de unas pequeñas cosquillas en mi rostro. Abrí los ojos y me encontré con Pablo depositando pequeños besos en mi rostro. Mi corazón se derritió de amor ante esa situación y mi cabeza me gritaba que despertarme de ese modo todas las mañanas no era una mala idea.
-Tengo hambre -Se arrodilló a mí lado terminando con los besos y solté un pequeño quejido en forma de protesta que ignoró.
-Y yo sueño -Mi tono de voz salió ronco y podía sentir mis ojos pesados por el sueño.
-Acompañame a desayunar -Me pidió con un puchero e intenté resistirme a sus técnicas de manipulación.
-No -Me negué, quería seguir durmiendo.
-Porfavor -Me tomó por los hombros y me sacudió desesperadamente, podía sentir mis ideas revolverse.
-Vale, vamos -Sujete sus manos para que parara porque comenzaba a marearme.
-Gracias -Saltó sobre mí y me rodeó con sus brazos, tragué saliva nervioso al sentir nuestras pelvis hacer todo el contacto que era posible.
Ese día iríamos al partido de Argentina-Holanda que disputaban por un puesto en la semifinal. Si bien Gavi se encontraba algo decaído ese día, al pisar el estadio su energía cambió por completo. Estábamos rodeados de Argentinos que no dejaban de saltar y cantar, Pablo se unió a ellos emocionado a la espera del partido. Yo solo podía observarlo a él y sus pequeñas arrugas que se formaban alrededor de sus ojos causadas por la gran sonrisa dibujada en su rostro, se notaba contento y eso infló mi pecho de felicidad.
Argentina tuvo el control durante todo el partido, la mayoría de los enfrentamientos los jugadores argentinos salieron victoriosos. Aún que, su rendimiento fue bueno tuvieron algo en contra, el arbitraje. Recibieron nueve tarjetas amarillas, agregaron diez minutos y a un minuto de finalizar cobraron una falta errónea a favor de los holandeses, terminando en un gol que igualó el partido y desembocó en el tiempo suplementario.
Se podía ver a un Messi furioso protestándole al árbitro principal y aplaudiéndole como si hubiera ocasionado el gol. Como si eso no fuera suficiente el famoso Di Maria saltó desde la banca a enfrentar al árbitro. Mientras, su mister le recalcaba que la anterior jugada no fue falta. Gavi junto con la hinchada argentina abucheaban al árbitro.
Los treinta minutos pasaron y el resultado no cambió, por lo que fueron a tanda de penaltis. Los argentinos estuvieron más ansioso en el tiempo suplementario que en los penaltis y no comprendía el por qué. Sin embargo, cuando el capitán de Holanda realizó el primer penal, entendí todo. Tenían un guardián cuidando su arco.
Gavi festejó cada penal y cada salvada de Argentina, como si fuese un argentino más. Sufrió cuando el número veinticuatro falló el penal, como si su selección estuviera a un paso de quedar eliminada. Canto con alegría cuando el penal decisivo fue acertado por el jugador del inter, como si España hubiera ganado.
Los jugadores de Holanda comenzaban a abandonar el campo, algunos se encontraban cabizbajo y otros furiosos por el pequeño festejos de los argentinos. Entre tantas personas logré divisar al rubio que conocíamos a la perfección, Frenkie.
Tomé la mano de Pablo y comencé a caminar sin comentarle donde nos dirigíamos, él me siguió sin poner resistencia. Frenkie estaba sentado junto a su pareja, que lo estaba abrazando y conteniendo a un triste De Jong, no los queríamos interrumpir. Hasta que la chica a su lado nos vió y le dijo algo en el oído, se volteó y se levantó limpiando sus lágrimas y nos miró confundidos, nosotros nos acercamos unos pasos más.
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Centrado [PedrixGavi]
RomantikEl evento mas importante en el mundo del fútbol se encontraba a la vuelta de la esquina. La selección española estaba complemente feliz por ser parte del mundial. Pedro González, un canario de 19 años. Centrado solo en su carrera futbolística en su...