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La sorpresiva visita de Fernando me dejó descolocado. Nunca habían estado completamente solos con Gavi y me preocupaba lo que pudiera hacer, no es que fuera un acosador pero conocía a mi hermano y sabía que aprovecharía cualquier oportunidad para intentar ligar con él, como siempre lo hacía.

Luego de que le pedí que se marchara las cosas con Gavi quedaron un poco tensas. Los traté del puto asco, lo reconozco pero en mi defensa Pablo no debería estar en movimiento si el médico le había recomendado descansar, debía cuidarse para poder jugar. El resto de nuestros compañeros me dijeron que lo tomara con calma porque Pablo estaría bien.

Lo que resto del día respondió mis preguntas con monosílabos y no intentó iniciar una conversación, como siempre que se molestaba. Solo me habló para pedirme cenar en la habitación y que yo lo haga en el comedor con el resto de nuestros compañeros.

Sin embargo, que se enfadara hizo que no saliera de la habitación durante la segunda sesión de entreno del día y yo creía que eso era lo mejor para descansar su cabeza. Para cuando terminamos él se encontraba duermiendo plácidamente y la cuchara con la pastilla estaba vacía al igual que el plato con fruta que le había dejado.

De todos modos en la noche dormimos en la misma cama pero él prefirió darme la espalda. Ya se me estaba haciendo costumbre dormir abrazado a él y a falta de su cuerpo pegado al mío no pude dormir completamente tranquilo. Él logró conciliar el sueño con facilidad como consecuencia de las pastillas que estaba ingiriendo, el médico nos informó que sería normal.

Una patada de Gavi me despertó. La oscuridad que provenía desde la ventana delataba que aún era de madrugada. Restriegue mis ojos cansados con mis manos y tomé mi celular del mueble para poder mirar la hora, eran las cuatro y en dos horas debíamos levantarnos.

Dirigí mi mirada a Gavi que estaba completamente destapado y con su frente empapada de sudor, entre sueños balbuceaba cosas sin sentido alguno. Su rostro tenía una mueca de dolor y su respiración salía forzada, parecía estar teniendo una pesadilla.

-Pequeño -Tomé su brazo y lo sacudí-. ¿Qué sucede? -Hable cerca de él.

Me enderece complemente porque me estaba asustando, no lograba que abriera sus ojos. Tomé su rostro con mis manos y apenas entré en contacto con su piel mis manos se calentaron. Tenía fiebre y estaba seguro que fue por exponerse al sol.

-Estas hirviendo -Murmure para mí.

Lo senté en la cama cuidadosamente logrando que se despierte pero me miraba confundido y apenas conseguía mantenerse erguido. Se agarró de su remera y comenzó a tirar de ella intentado quitársela desesperadamente. Quite sus manos, la tomé de los bordes y la levanté para finalmente deshacerme de ella.

Me levanté de la cama y fui hasta en busca del botiquín pero a falta de luz no veía con claridad, por lo que decidí encender el interruptor. La apagué al instante al darme cuenta que Pablo se tapó los ojos con su brazo porque recibir la luz de repente lo dañó.

Con el botiquín en mis manos tomé el termómetro y lo coloque debajo de su brazo. Necesitaba saber que tan alta estaba su temperatura pero un inquieto Gavi con su otra mano se quitó el termómetro y lo arrojó al otro lado de la habitación.

-Vamos Gavi coopera -Bufé y me levanté a buscarlo.

-No me llames Gavi -Me reclamó con un puchero cuando me senté frente a él nuevamente.

-Lo siento, Pablo -Intenté disculparme y acercarle nuevamente el artefacto.

-Que Pablo tampoco -Me dió un manotazo enfadado.

-Cariño no me pongas las cosas más difíciles -Le hablé cansado por su manera de actuar.

No había conciliado el sueño con facilidad durante la noche y eso me estaba jugando en contra porque sentía como mis párpados comenzaban a caer del sueño y con Pablo enfermo no podría descansar lo que restaba de tiempo antes de empezar nuestro día.

Centrado [PedrixGavi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora