˚✩ Capítulo 3 ✩˚

206 22 8
                                    

‿‿‿๑❀๑‿‿‿

—¡Si yo tuviera el cristal mágico, atraparía a Jinyoung! —exclamó Seungmin, su voz resonando con la determinación de un guerrero antiguo— ¡En guardia, cerebro de pájaro! ¡De esta no te salvas! Mientras hablaba, el unicornio, con su resplandor plateado, lanzó patadas al aire, como si pudiera desafiar a la oscuridad misma.

—Es que yo... no soy tan valiente como tú —susurró Felix, sintiendo que su propia inseguridad lo envolvía como una neblina.

—Bien, eso es cierto. Nadie es más valiente que yo, pero puedo ayudarte a encontrar ese valor oculto en ti. Aunque, por supuesto, nunca serás tan audaz como yo —respondió Seungmin con una sonrisa pícara, su espíritu combativo resplandecía como la luz de las estrellas.

De repente, un graznido grave cortó el aire, seguido de risas burlonas que reverberaban en el bosque encantado. Dos grandes aves descendieron, sus alas brillando con destellos oscuros mientras se posaban frente a ellos. Seungmin reconoció de inmediato la esencia de Jinyoung y su hija, Minju. Felix lo dedujo solo al ver sus figuras transformarse en formas humanas.

—Mira, princesa, esto es simplemente patético —Jinyoung se burló, su tono despectivo como un cuchillo afilado.

—Sin duda es patético, papi —replicó Minju, su risa resonando como campanas de cristal.

—Unos pajaritos me dijeron que un humano liberó finalmente el cristal mágico. No pudiste haber sido tú, ¿verdad? —Jinyoung se dirigió a Felix, sus ojos destellando con una mezcla de curiosidad y desprecio.

—¿Y si lo fuera? ¿Se te alborotaron las plumas, Jinyoung? —Seungmin retó al hechicero, su voz firme como el acero.

—¡Ay sí! ¡Estoy muerto de miedo, mis días están contados! —Jinyoung respondió con una mueca burlona, acompañado de la espantosa risa de su hija.

—Adelante, ríete todo lo que quieras. Tus días realmente están contados —Seungmin se defendió, sus palabras vibrando con una certeza inesperada— Con nuestra ayuda, Felix logrará echarlos a ustedes y a su horrorosa progenie lejos de este bosque.

—¡Seungmin! —Felix exclamó, el miedo paralizándolo.

—¡Oh sí! ¡Felix se los comerá en el desayuno, porque los dos están fritos! —Seungmin continuó, su voz cargada de bravura.

—Y yo que creí que los unicornios eran unos cobardes... —siseó Jinyoung, sus ojos tornándose rojos, ardientes como brasas. La amenaza en su mirada obligó a Seungmin a bajar la cabeza, aunque su espíritu luchaba por mantenerse erguido.

—Minju, mi pichón, ¿te gustaría una nueva almohada de plumas? —preguntó Jinyoung a su hija, como si la tragedia que se avecinaba fuera un juego.

—¡Por supuesto que sí, papi! —respondió Minju, su voz llena de deleite.

Ante la respuesta entusiasta de su hija, Jinyoung alzó su mano, y un rayo escarlata emergió de su anillo, lanzándose directo hacia Felix. El tiempo pareció ralentizarse; ante el ataque, se quedó paralizado, su mente abrumada por el terror. Imágenes de su vida pasaron por su mente: no había tenido la oportunidad de decirle una vez más te amo a su padre, nunca aceptó un paseo a caballo con su hermano, nunca fue a un baile del pueblo por miedo, y, sobre todo, nunca se había enamorado. Sintió que su vida estaba a punto de terminar.

Pero justo cuando creyó que el fin había llegado, el grito de Seungmin lo despertó de su estupefacción.

—¡FELIX!

Se dio cuenta de que no había muerto, sino que Jinyoung lo había transformado en un cisne. Un hermoso cisne blanco.

Jinyoung se acercó, riendo con superioridad mientras se agachaba a la altura de Felix, arrancándole una pluma con desprecio.

Felix y el lago de los cisnes ❀ᴍɪɴʟɪxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora