Felix y el lago de los cisnes ❀ᴍɪɴʟɪx

˚✩ Final ✩˚

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Jinyoung observó al príncipe, con una sonrisa torcida y una satisfacción oscura en sus ojos.

—Gracias, su alteza. Nos ha sido de mucha ayuda —dijo en tono triunfal. Un destello de magia oscura emanó de sus manos y activó el collar de Minju. La sala se iluminó con un resplandor siniestro que reveló sus verdaderas formas.

La multitud retrocedió en un mar de jadeos y susurros aterrorizados. Minho sintió su estómago caer mientras comprendía la magnitud de su error.

—¡JINYOUNG! —gritó con furia en sus ojos— ¿Cómo pude haber sido tan ciego?

Minju se echó a reír, sus ojos relucían con un desprecio evidente— ¿Qué día nos casaremos, pastelito?

—¡¿Dónde está Felix?! —La angustia en la voz de Minho era palpable. Apretó los puños, esperando una respuesta que calmara el temor que le desgarraba el pecho.

—¿Qué importa? —respondió Jinyoung, exudando desdén— Ya le has declarado tu amor a mi hija. Todo está consumado.

Jinyoung y Minju adoptaron sus formas animales, y mientras Minju se burlaba desde el aire, uno de los guardias lanzó una espada a Minho. Tomándola con firmeza, Minho gritó— ¡Esta no es tu victoria, Jinyoung!

—Adiós, mi amor —se mofó Minju antes de alzar el vuelo, dejando a Minho en el salón, humillado y furioso.

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En el jardín real, Felix yacía inconsciente, su forma humana débil sobre la hierba. Jinyoung aterrizó cerca de él y, con una mirada cruel, extendió su mano para arrebatarle la tiara mágica.

—Mírate, derrotado y solo —dijo, mientras arrancaba la tiara de su cabeza. Minju, visiblemente impaciente, lanzó una mirada de ansiosa codicia.

—¿Papá? No te olvides de nuestra recompensa...

—Toda tuya, mi estrellita. —Jinyoung le entregó la tiara, y Minju la sostuvo como un trofeo, ensimismada con su reflejo.

Al voltear, Jinyoung se encontró con el príncipe Minho, quien había aparecido en el borde del jardín. Sin titubear, Minho se lanzó hacia el hechicero, pero Jinyoung, con un chasquido de sus dedos, deshizo la espada del príncipe en una nube de polvo metálico.

—¿Vienes a discutir los preparativos de la boda, muchacho? —Jinyoung reía con burla, sus ojos brillaban de malevolencia.

La reina Sunmi, Hyunjin y Changbin, en un carruaje conducido por Seungmin, llegaron justo a tiempo para presenciar la sombría escena. Changbin sintió su corazón hundirse al ver a Felix inerte en el suelo, pero la reina Sunmi, aún con una chispa de esperanza, percibió una débil energía mágica emanar del cuerpo del joven.

—¡Aún está vivo! —exclamó ella con renovada esperanza, al ver cómo unos tenues destellos dorados, casi invisibles, flotaban alrededor de Minho, protegiéndolo. Felix aún tenía poder.

Minho, manteniendo la distancia, desafió al hechicero— Si quieres acabar conmigo, tendrás que alejarte de Felix. Aquí estoy, Jinyoung. Ven por mí.

El hechicero rio, pero justo cuando levantaba una mano para lanzar un conjuro, su magia rebotó inesperadamente y golpeó a Minju, transformándola en un cerdito que chillaba y corría en círculos. La sorpresa fue tal que Jinyoung quedó petrificado de rabia y confusión.

Aprovechando la distracción, la reina Sunmi invocó sus últimas fuerzas para atraer el cuerpo de Felix hacia el carruaje, y Seungmin, sin perder tiempo, azotó las riendas para llevarlos hacia el bosque y esconderse tras la cascada.