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—...Y luego Jinyoung usará a Minju ¡para engañar al príncipe Minho! — Dwaekki estaba terminando de contarles el oscuro plan que el hechicero había ideado para apoderarse del cristal mágico.
—No, no, no —Seungmin negaba, furioso— No podemos permitir que eso pase.
—El príncipe tiene que declararle su amor a Felix ¡Esto no puede estar sucediendo! — Hyunjin se retorcía las manos, siendo abrazado por Changbin, que parecía contener su propio ataque de nervios. La amenaza era inminente; si Jinyoung se salía con la suya, no solo sería el fin de Felix, sino de todos ellos.
—Yo iré —Seungmin habló con una firmeza renovada— Ya estuve una vez en el pueblo.
—No. Iré yo. — Las palabras de Felix resonaron en la sala, sorprendiendo a todos con su tono decidido.
—¿Tú? Para nada, me da absolutamente miedo —Seungmin se negaba rotundamente a la propuesta del cisne— Sabes que ahí debe haber por lo menos una docena de cazadores, y no dudarán en dispararle a un hermoso cisne que de pronto aparezca.
—Pero, Minnie. Tengo que ser yo, es mi responsabilidad —Felix trataba de convencerlo, la determinación brillando en sus ojos. La idea de que Minho pudiera verlo y darse cuenta de que lo estaban engañando lo impulsaba aún más.
—Eso es cierto... —asintió Seungmin, aunque su corazón aún dudaba en permitir que Felix fuera solo— Pero aun así, me preocupa.
—Usa el cristal para abrir la roca en la cascada. Buena suerte, cariño —la reina confió plenamente en que Felix lo lograría, convencida de que el cristal no lo habría elegido de no ser así.
—Lix, por favor, ten mucho cuidado —dijo Seungmin, rindiéndose ante la resolución del cisne. No podía negar que le importaba más de lo que quería admitir; no quería que le sucediera nada malo.
Sin decir nada más, Felix abrió sus alas y emprendió su vuelo hacia el palacio real.
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La suave música sonaba en el gran salón, llenando el aire con un aura mágica. La nobleza disfrutaba del baile, pero la inquietud del príncipe Minho no hacía más que crecer. Cada nota le recordaba a la persona que anhelaba, un sentimiento que pulsaba en su pecho como un eco incesante.
—¿Y tú chico especial? —su madre, la reina Jieun, se acercó a él con una sonrisa.
—Aún no ha llegado, madre —respondió Minho, la ansiedad enturbiando su voz.
—Hasta que no llegue, no puedes seguir siendo descortés. El salón está lleno de hermosas jóvenes princesas que desean bailar contigo. Así que elige a alguien con quien compartir este momento.
Minho se negaba, temiendo que su corazón se desbordara en una confusión aún mayor. No quería dar falsas esperanzas a nadie, y especialmente no quería que Felix se hiciera ideas equivocadas al verlo bailar con otra persona. Entonces, en un arranque de valentía, se acercó a su madre y le ofreció esta pieza de baile.
—¿Me permite esta pieza, su majestad?
—Pequeño bribón —lo reprendió con una risita, aunque su mirada era de complicidad.
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—Recuerda, ni una sola palabra, Minju —Jinyoung le indicó a su hija, la presión en su voz palpable.
—¿Por qué no? —preguntó Minju, con su tono chillón.
—Creo que esto es obvio, estrellita —el hechicero se calló al notar que el príncipe había prestado atención a su presencia.
—¡Felix! —Minho exclamó con alegría desbordante. Al oírlo, la reina volvió su mirada hacia donde su hijo contemplaba, encontrándose con un hermoso chico de delicada complexión, con brillantes cabellos rubios y un rostro salpicado de un sinfín de pequeñas pecas. La belleza del joven la cautivó al instante.
—Madre, está aquí —dijo Minho, su corazón latiendo desbocado.
—Entonces, ¿qué estamos esperando? Vamos, cariño —la reina tomó la mano de su hijo, llevándolo hacia el joven.
—Sus majestades —tanto el padre como la hija realizaron una reverencia al ver a la pareja real frente a ellos.
—Me alegra tanto que vinieras —Minho se dirigió entusiasmado a quien creía era su querido.
—Y a mí... —Minju no pudo terminar su respuesta, pues su padre apretó con fuerza su mano, ordenándole guardar silencio.
—No nos lo perderíamos, su majestad —respondió Jinyoung en su lugar. Minju solo sonrió, disimulando el dolor que sentía por el apretón.
—¿Quieres bailar conmigo? —le ofreció Minho, los ojos brillando de emoción.
Jinyoung rio con suficiencia mientras todos los presentes se sorprendían al ver que el príncipe había sacado a alguien a bailar por primera vez en toda la velada. Los asistentes se hicieron a un lado, creando un espacio en el centro del gran salón para la joven pareja.
Minho estaba fascinado al tener al menor en sus brazos, mientras una melodía encantadora lo hacía sentir como si danzara sobre nubes. Cada movimiento compartido era un susurro de promesas no pronunciadas. En su corazón, sabía que Felix era el único con quien quería compartir su vida, un compañero para todas sus aventuras por el mundo. Era como si cada nota de la música estuviera tejida con hilos de un futuro soñado, una vida juntos que él anhelaba.
—Le prometí a mi madre que esta noche encontraría a quien desposar. Y siempre cumplo mis promesas —murmuró Minho suavemente. Minju sintió que su corazón daba un vuelco. El príncipe estaba a punto de confesarle su amor y proponerle matrimonio.
—Por lo que puedo ver, mi hijo está enamorado de su hijo —dijo la reina, mirando con satisfacción la escena.
—Sí lo está, se nota claramente en su mirada —respondió Jinyoung con una arrogancia apenas disimulada.
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Mientras tanto, Felix volaba a toda prisa; al fin había llegado al palacio. Sus ojos brillaban con determinación al ver los ventanales del gran salón abiertos. Sin perder un instante, se dirigió a uno de ellos, pero Jinyoung, al notar su presencia, cerró la ventana con un movimiento de su mano. Felix no se rindió, voló hacia otro ventanal, solo para que el hechicero lo cerrara nuevamente.
—¡No! —exclamó Felix, la desesperación apretando su corazón. Debía encontrar otra entrada, no podía dejar que Jinyoung triunfara. Pero, para su horror, vio a Minho adelantarse, rompiendo todas sus esperanzas y destrozando su corazón.
—Creo que lo que debo preguntar es; ¿Felix, te casarías conmigo? —la voz del príncipe resonó en el aire.
—¡NO! ¡MINHO, ESE NO SOY YO! —gritó Felix con desesperación, sintiendo el peso de la tristeza caer sobre él. Sabía que ese era el fin, que todo estaba a punto de desmoronarse. Por primera vez en su vida había deseado algo con todas sus fuerzas y no estaba dispuesto a rendirse tan fácilmente. No podía morir sin confesarle a Minho todo lo que sentía por él.
Un silencio sepulcral cayó sobre todos los presentes al escuchar la propuesta del príncipe. La música se detuvo, y la sala pareció contener la respiración.
—No pude evitar oírlo, su alteza —Jinyoung se acercó con una sonrisa burlona— ¿Está pidiendo la mano de mi hijo en matrimonio?
—Sí. Si usted me lo permite, me gustaría pedir formalmente, delante suyo, de mi madre, de mi padre y de todos los presentes, la mano de su precioso hijo en matrimonio.
—Es un honor, su alteza. Pero le preguntaré lo más importante —Jinyoung deseaba apresurar el momento, saboreando su inminente victoria— ¿Usted lo ama?
—Con mi alma entera.
Felix, sintiéndose desvanecer, vio cómo el cristal se apagaba en un destello de luz.
Y su vida se desvanecía junto con él.
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Felix y el lago de los cisnes ❀ᴍɪɴʟɪx
Fanfic❁۪ ¿Sabías que una vez hubo un chico que se convirtió en cisne? ཻུ۪۪⸙ ╭──────────────────೫ │❝Minho x Felix ❞ ╰──────────────────೫ ╭┈───────ೄྀ࿐ˊˎ- ╰┈┈┈┈┈┈┈➤ [fantasía/romance/drama] ꒰prólogo + 9 capítulos + final + epílogo꒱ ∘˚˳° Historia lig...