linda compañia

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No todas la noches se podía apreciar una luna tan hermosa, la cual ahora decoraba el amplio cielo, que era iluminado con su luz, la hora no era lo más importante en este momento, pero deducia que eran las 3 o 4 de la noche.

Caminar por un bosque tan oscuro y que seguramente habria bastantes demonios merodeando por allí, le daría miedo a cualquiera, pero no al pilar de flama, Rengoku Kyojuro que en estos momentos regresaba de una misión que le asignaron de imprevisto, apenas había terminado con la vida del demonio, envío a su cuervo con una nota para avisarle a su hermanito que estaba bien y estaba regresando a casa.

Habia caminado bastante, estaba seguro que no le faltaba mucho para llegar a su hogar, en todo su recorrido, se había quedado admirando la luna, e iba a seguir siendo así, de no ser por el crujido de una rama a dos metros de el, no se podía distinguir exactamente que era lo que había hecho ese ruido, por la poca luz que llegaba a ese lugar.

- ¿quien se encuentra allí? - dijo, desenvainando su katana - tranquilo, también soy cazador - respondió, dando un paso al frente - Oh ¿hacia donde te diriges? - hablo el pilar con una sonrisa - por allí, tengo que encontrarme con unos amigos, me están esperando - dijo, sacudiendo su haori - ¡vamos juntos, yo también voy por ese camino! - grito emocionado el pilar - esta bien - respondió caminando hacia el frente.

El chico parecía tener 13 años, tenia el pelo color salmon, un haori de color amarillo y verde y traía puesta una máscara de zorro, tenía una actitud muy seria y parecía ser alguien de pocas palabras como su amigo Tomioka, pero como el siempre a creído con el tiempo la confianza para hablar, va llegando.

Kyojuro se había tenido que ir a las 12 de la noche, para cumplir una misión de imprevisto, era muy tarde y se fue muy rápido, estaba preocupado, ya habían pasado 2 horas desde que se fue, el era consiente de que las misiones podían ser largas y agotadoras, pero eso no le quitaba la preocupación.

Estaba por ir a dormir, cuando llegó el cuervo kasugai de su hermano, con una nota, para el.

" Senjuro, ya acabe con el demonio, voy de regreso a casa, descansa, estoy bien "

Después de haber leído la nota, sonrió y camino directo hacia la cocina, tomo la tetera y puso a hervir agua para tomar un té mientras esperaba a su hermano.

Llego al frente de la finca y se sentó con su té de manzanilla, no paso mucho tiempo cuando se empezó a quedar dormido, iba a quedarse alli dormido de no ser que escucho unas voces.

- Oye, te estas quedando dormido, tendrías que ir a acostarte, es tarde. - pronunció la pelinegra al chico.

- ¿Eh? - dijo mirando adormilado -.

¡Cuidado, se te esta cayendo el té, esta caliente! - dijo el chico, agarrando la taza que se iba a volcar - gracias por preocuparse, pero estoy esperando a mi hermano - dijo, estirándose - ¡entonces, podemos hacerte compañía! Nosotros también esperamos a alguien - pronunciaron al mismo tiempo ambos, pelinegro y pelinegra - esta bien - dijo con una sonrisa el Rengoku.

Podría jurar que ellos eran hermanos o hasta mellizos, por tener la misma edad pero en sus ojos había una gran diferencia de color, por lo cual descarto el pensamiento de que tendrian la misma sangre, y que solo eran amigos.

Los dos le habian contado que eran cazadores y a quien esperaban también pertenecía al cuerpo de cazadores de demonios, y los tres utilizaban la respiración del agua.

- ¡Oh! eso es fantástico, mi hermano utiliza la respiración de la flama - comentó el chico - ¡guau tu hermano es pilar! - dijo el de ojos azules y haori color vino - ¿como lo supiste? - dijo el Rengoku - bueno, no creo que a todos los cazadores les den una finca, que diga "finca del pilar de la flama" Jijiji - dijo la chica con una sonrisa - ¡oh es verdad! Jajaja - dijo el chico riéndose.

Se sentaron cada uno a su costado, dejándolo en el medio empezaron a hablarle de varios temas, mientras tomaban te con el, de vez en cuando se shisheaban por que se reían muy alto o casi gritaban, si seguían a este paso despertarian a los vecinos, aunque ya habían despertado a la señora Kaori, que miraba todo esto desde su ventana, por que vieja chismosa nunca falta.

Iban a seguir hablando de no ser por los pasos y las voces de dos personas que venían hacia su dirección.

- ¡Senjuro llegue, y traje compañía! - dijo el Rengoku mayor - ¡Hermano!/¡Sabito! - gritaron los tres chicos que tomaban té.

Senjuro se levantó primero y abrazo con fuerza a su hermano al verlo sano y salvo, y después se levantaron los dos pelinegros y corrieron hacia el de máscara con el pelo salmon, para abrazarlo, una vez terminado el abrazo, Senjuro jalo la mano de Kyojuro, hacia donde se encontraban los pelinegros con el otro chico, para presentarlos.

- Kyojuro, ellos son mis amigos, ¿eh?, no les pregunte sus nombres, ¿chicos como se llaman?- hablo el Rengoku menor - que hermosa que esta la luna, lastima que se tenga que ir - dijo el de ojos azules, sin contestar la pregunta - si es verdad, pero- ¡Miren los primeros rayos de luz! - Dijo la chica apuntando.

Cuando ambos Rengoku, voltearon la cabeza hacia el lugar, sintieron una suave brisa, acompañado del dulce olor de las flores de cerezo recién abiertas, después de eso miraron hacia donde estaban los tres chicos que ahora ya no se encontraban allí, y después se escucharon sus risas, Senjuro, solo se despidió de manera alegre y se fue adentro de la finca riendo, hace mucho que el no convivía con gente de su edad, porencambio Kyojuro solo tenía una mirada de seriedad, mirando a sus costados, había sido muy raro, no se había dado cuenta de la desaparición de los 3 niños y esas risas, seguramente eran de las que hablaron en la reunión de pilares hace un tiempo, además ni sabía sus nombres, no espera no dijeron Sabito a el chico que lo acompaño a casa, antes de que pudiera seguir pensando, Senjuro lo llamo a desayunar y se tuvo que ir.

No podía ser verdad, ¿esos niños desaparecieron en la briza? No, seguro lo había imaginado o talvez vio mal, de seguro era por la falta de sueño, era muy imposible que desaparecieran en el aire, ahora tenía esa pregunta en mente, y todo por quedarse a ver que cosas decían esos niños y el Rengoku menor.

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Hasta aquí el capítulo

La imagen no es mía, crédito a su respectivo autor

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Aquí se despide: Kenji☀️

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