olvidar

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El cumplir su misión se había retrasado, por un inconveniente que el no había previsto. Intento todo lo posible, como pedirle ayuda a su cuervo, pero ella se encontraba igual de perdida y aunque se elevará por encima de los árboles no parecía encontrarle fin a ese bosque,  los pinos no lo dejaban ver más allá de ellos y no podía distinguir donde se encontraba. El sol parecía no hacer presencia excepto por los pequeños rayos de el que lograban escapar de las copas de los árboles, aunque parecía que cada vez sus luces se apagaban más, para dar paso a la noche.

Un ruido repentino detrás de si lo hizo ponerse alerta, y en una posición cómoda para contra atacar si era necesario. Pero para su sorpresa lo único que hizo ese ruido había sido un señor con una máscara tengu y una nirinchiri, sujeta a su cadera, quien le hablo con un tono seco.

── Debes ser otro cazador perdido, te guiare afuera, pero tendrás que quedarte en mi hogar, hasta que lleguemos ya será de noche ── el hombre menciono de forma distante y floja. Solo se dio la vuelta y fue rumbo a la derecha.

Seguía al anciano para llegar fuera del bosque, pero en una vuelta lo perdió de vista, aunque tres chicos unos años menores que el aparecieron.

── Hola, ¿Muichiro-San?, Somos los aprendices del hombre a quien seguías, llamado, Urokodaki, pilar del agua. Vinimos para ayudarte a llegar ── comentó de manera animada pero también inquietante, el joven de ahori color vino y máscara.

── Pero el ya no es un pilar ── respondió de forma aburrida observando de pies a cabeza a los chicos .

── ¿Que? N- ── su voz sin fuerza, fue interrumpida ── No importa, tienes que seguirnos para llegar. Asi nunca llegaremos  ── declaró con una voz afilada y suave a la vez.

Cuándo la única señorita del lugar, solto sus palabras, camino a el costado del pilar para llevarlo al camino indicado.

Duraron bastante tiempo en llegar, como había mencionado de manera floja el ex pilar, ya que la luna ya estaba en su punto máximo. Los tres aprendices del hombre entraron a la cabaña con total normalidad, dejando al pilar fuera de ella.

── Veo que llegaste, cuando no te vi detrás de mi, pensé en ir a buscarte, pero ya estas aquí ── admitió inalterable.

── ── confirmó distante al hombre mayor.

Con un movimiento de mano y un suave "entra", guio al joven dentro la choza y el pilar lo siguió. Le ofreció un asiento cordialmente y el mayor se acercó a un plato con arroz el cual paso a una olla y encendió el fuego, corto en trozos una pechuga de pollo, le agrego sal, pimienta, una cucharada de harina y vertió aceite en una sarten al fuego. Coloco los pedazos de pollo, agregó trocitos de cebolla, ajo y denuevo sal, una cucharadita de curry, salsa de tomate y ají panca, algunos vegetales, crema de leche, y mantequilla, el olor que de la comida era una total delicia, una vez todo listo se lo sirvió en un plato junto a una taza de té.

El instructor de cazadores, tomo asiento frente a el. Se levantó la máscara hasta un poco más arriba de la nariz y empezó a comer con tranquilidad.
No estaban ninguno de los aprendices del hombre, sentados en la mesa, no había platos, ni cubiertos para nadie más solo para el ex pilar y el, la ración de comida se notaba que era para ellos dos y tal vez un poco de sobra para repetir. O ellos no tenían hambre, puede que tal vez el hombre les había prohibido la comida como algún tipo de castigo o no estaban, lo cual resultaba la opción que menos creía, por que los había visto entrar, podía ser que ellos se escaparon para hacer algo. Antes de poder seguir pensando fue interrumpido por el señor.

── Veo que terminaste, te enseñare la habitación en la que dormirás ── las palabras del mayor, lo hizo darse cuenta de su plato vacío.

El señor lo guió por el pasillo entre cuadros con un poco de polvo. Pero tres de ellas llamaron su atención, entre las múltiples pinturas de chicos y chicas, primero un serio chico de de cabello salmón y cicatriz en la mejilla derecha, la segunda una muchacha de expresión calmada y revilitizadora y por último un marco sin pintura, y más limpio entre todos.

La puerta del cuarto daba hacía el pasillo, el cual contaba con maderas rechinantes, unas nirinchiri colgadas en la pared y una amplia ventana. El hombre le deseo unas buenas noches y sin esperar una respuesta se fue dejándolo solo.

En la noche el joven pilar no lograba reconciliar el sueño, y cuando intentaba una vez más descansar escucho el ruido de las maderas rechinantes que le llamo la atención. Abrió la puerta de la habitación y vio deslizarse el rojo haori de alguien por la ventana y las nirinchiris de la pared no estaban. Aprovecho la oportunidad y siguió en silencio al "ladron" que se adentraba a lo más alto de la montaña, mientras miraba las formas de las nubes, se detuvo cuando vio a más personas en la cima, y se oculto arriba de un árbol para observar lo que hacían.

── ¡Sabito, ya llegue! ── levantó una de sus manos, corriendo hacia ellos y deteniéndose cada que se le caían las nirinchiris.

── Giyuu, no hagas tanto ruido ── susurro la chica, acercándosele para ayudar con las armas.

── Claro, Makomo, Perdon por hacer tanto escándalo ── le entregó varias nirinchiri ── Vamos distrubuyendolas, hay que empezar ── camino hacia algunos chicos y chicas y fue entregándoles.

Observo su calentamiento con la espada y vio uno a uno pasar y hacer tres intentos de partir la piedra, todos fallando en el intento. Bajo y con total intención de llamar la atención y altero a bastantes de ellos.

── Son débiles,no podrán ser cazadores, seguro morirán ── sus palabras parecieron resonar el todo el lugar.

Algo en lo que los cazadores de demonios siempre enfrentan es el terror y muy pocos de ellos suelen tenerlo, es sumamente inusual, lo que hace que tenga que ser algo muy fuerte, y es verdad, los montones de estudiantes mirándolo con sus extrañas mascaras, mientras se levantan los que están sentados y meten a lo profundo del bosque en silencio, era inquietante.

── Entonces muéstranos tu habilidad si eres tan bueno ── se paro frente del pilar.

── Deacuerdo ── sacó su nirinchiri ──  Segunda postura, capas de neblina ── la piedra se corto en múltiples pedazos.

── Bien, creo es hora de ir a descansar te llevaremos a la casa ── declaró la chica.

Tomo al pilar de la mano y lo llevo a la cabaña, una vez lo dejo frente a la puerta volvió a adentrarse a la montaña. La vio perderse en la distancia  en silencio y levantó la cabeza para mirar las nubes, cerró los ojos y cuando los volvió abrir lo único que vio fue el techo, sin recordar nada.

Pero en su mano aún se encontraban los pedazos de piedra y, las fuertes risas de niños que apenas se escuchaban de arriba de las montañas.

🌊 Risas De Niños 🌊 KNYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora