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Quackity se sentía extraño después de aquella conversación, ¿Por qué Rubius y Shadoune estaban hablando de él? ¿Por qué Rubius se enamoró de él? Estaba en un momento difícil, pero sobre todo, ¿Por qué amenazó a Shadoune sobre sus sentimientos?

¿Acaso Shadoune estaba enamorado de él? Eran demasiadas preguntas que daban vueltas en su cabeza, al igual que una montaña rusa. Pobre Quackity, tenía que lidiar con un divorcio, separarse del quien fue su amor y ahora pensar en que ya tiene a un joven enamorado. No sabía con certeza si Shadoune estaba enamorado de él.

Ya que a Quackity, sentía cierta atracción por este, pero no sabía si solo estaba confundiendo su amabilidad con coqueteo.

Estaba asustado, no quería volver a pasar por aquel ciclo que vivió con Luzu, una relación insana. Luzu era posesivo, era celoso y traicionero, así se volvió con el paso del tiempo.

Lloraba, con tan solo pensar aquello, sentía como se ahogaba con el nudo de su garganta, sus ojos se hinchaban de tantas lágrimas que brotaban de sus ojos.

— ¡QUACKITY! MÍRAME. —

Sus pensamientos fueron interrumpidos por aquel chico que tanto pensaba; Shadoune. Llegó a rescatarlo, apenas lo vió, se lanzó a sus brazos, lo abrazó por el cuello, limpiando sus lágrimas en los hombros del contrario.

Ambos estaban en la casa, Quackity estaba sentado en su cama antes de que Shadoune llegara.

— Quackity, todo está bien... Yo estoy aquí. — Shadoune fue acariciando los cabellos de Quackity, era esponjoso, suave, le encantaba tocar los delicados cabellos de su amado.

— Shadoune.. gracias a tí, me siento vivo. —

la seine  |  shadouckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora