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Era el día, en donde Quackity y Luzu se reunían para firmar los papeles de divorcio.

Shadoune estaba acompañando a Quackity en este momento tan difícil para él, no lo iba a dejar solo, ni menos con ese infeliz de marido que tiene.

Tenían que estar reunidos en el ayuntamiento antes de que anochezca, ya que era peligroso andar solo a altas horas de la noche.

Sin embargo, ambos chicos estaban de camino al lugar, Quackity aferrándose al brazo izquierdo de Shadoune y este sonrojado como si fuese un tomate. Estaba tan enamorado de Quackity, sentía mariposas en su estómago cada vez que estaba con él, sentía que su mundo volvió a tener color, se sentía extrañamente bien.

— Shadoune.. Hay algo que quiero decirte. —
aún caminando al ayuntamiento, Quackity se dispuso a hablarle a su acompañante.

— Claro Quackity, dime. — Shadoune tenía un presentimiento, pero no sabía cómo describirlo, sentía que su corazón iba a salirse.

— Mm.. ¿a tí te gusta alguien? — ambos pararon de caminar, el menor miró a su compañero fijamente, aún aferrándose a su brazo.

— Claro, como a todo el mundo..—

— ¿Y de casualidad eso significa que te puedo gustar? Quiero decir.. — ¿que estaba diciendo? Shadoune estaba nervioso, no sabía que hacer en esta situación, quería confesarse de una manera más romántica, no ser expuesto de esta manera. — Yo.. podría tener una oportunidad contigo sabes.

— ¿A que quieres llegar Quackity? — su cuerpo comenzó a sudar, sus mejillas eran carmesí, ya nada le importaba, ya quería estar con Quackity.

— Bueno... Shadoune tú me gustas. —

la seine  |  shadouckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora