Encuentro Elegido

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Cale miraba con nostalgia el anillo en su mano, era la única reliquia familiar de su madre que usaba, nunca se atrevió a usar los femeninos collares que le dejó ni su vistoso anillo de compromiso, solo el elegante anillo dorado con el emblema de la extinta casa Thames. En esta trágica fecha los dolores del pesado lo atacaban con tanta intensidad que se aferraba en los objetos materiales para sentirse aun despierto aunque no funcionara muy bien, en especial en esta fecha donde también fue masacrado a golpes por un extraño vagabundo y abandonado por las personas más cercanas que tenía que lo cambiaron por ese puto vagabundo sin clase, cuanto lo odiaba, también quería odiar a sus desleales sirvientes y a los aldeanos de la extinta Harris Village pero no podía, no tenía energía para pensar en nada, solo sentía odio, mucho odio a la vida pero en especial a la muerte, odiaba que este día se fueran todas las personas importantes de su vida y odiaba que otras personas murieran este día, quería que este día sea únicamente para el, para sufrir, para rodar en el dolor de la pérdida; no le importa si era egoísta, solo quería que este dolor fuera suyo, lo único que no lo abandona.

Repentinamente sintió dolor en su mano y seguido del dolor sintió un pequeño vacío, miro su mano ensangrentada con heridas finas en línea recta, luego miro alrededor encontrando a dos gatos que reflejaban inteligencia humana en sus ojos.

_¡PUTAS BESTIAS DEVUELVANME MI PERTENENCIA ANTES DE QUE LOS MATE!_

Los gatos lo ignoraron y escaparon con el anillo en la boca del gato gris, el gato más grande. Cale los intento atrapar reiteradas veces pero los hábiles niños lo esquivaban y seguían corriendo sin interes aparente de ocultarse hasta entrar en un pequeño bosque que abarcaba el territorio Henituse. Cale pensó por un breve instante en la posibilidad de caer en una trampa pero pronto su sentido común le dijo que unas bestias pequeñas como los gatos nunca podrían hacer algo tan complejo, pero aun así dudo cuando escucho que los pequeños cuerpos se detenían y se empezaban a escuchar pequeños maullidos constantes. Decidido siguió el sonido hasta que su mirada se centro en un hombre cubierto de sangre que lo miraba de manera desafiante, en vez de correr en dirección opuesta decidió quedarse quieto y mirar con lentitud cada detalle de la escena, el hombre de piel ligeramente bronceada, cuerpo trabajado con muchas cicatrices y heridas abiertas, ropa rota, quemada y manchada de sangre, con los brazos cruzados abrazando el cuerpo de un dragón negro en su forma animal, el dragón también estaba cubierto de sangre y ollin, era también muy crítico su estado, luego pasó a mirar a los gatos que lo miraban fijamente con desconfianza y a la vez esperanza, la gata gris que tenía el anillo lo dejo en el suelo y lo empujó en su dirección antes de hablar.

_Ayudenlos... Por favor_

Los gatos no tenian nada a su favor, fácilmente los podría patear, recoger su anillo e irse ignorando al moribundo pero el deseo egoísta de que este fuera el día donde nadie más moria volvió a él con más fuerza ademas de los recuerdos de la gente murmurando que si tan solo los cobardes de Harris Village hubieran atendido a su madre en vez de correr su madre habría sobrevivido.

De manera rápida y enojada tomo su anillo y luego al chico en brazos, y por consiguiente al dragón que no se soltó del humano al igual que el humano no aflojo su agarre en él, rápidamente emprendió la marcha a su casa sin importarle si los gatos lo seguían o no, ese no era su problema. El problema era que ahora debía hacerse cargo del moribundo en sus brazos en su propia casa, llamaría a un médico pero eso llevaría los interrogatorios innecesarios así que optó por revisar el mismo las heridas y si eran pocas simplemente le daría posiciones y luego le diría que se largará.

...

Rock Soo no apartaba la mirada del extraño que On y Hong trajeron, estaban indefensos ante él, el hombre se veía en buen estado físico y su ropa mostraba que era de familia acomodada, su cara mostraba una vida corta llena de comodidades y su mirada un intenso desagrado hacía ellos, era justamente la clase de humano que los niños y el mismo debían evitar a toda costa.

Tu los odias, yo los amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora