Capítulo 4

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Le dolía tanto la cabeza, que si hubiera tenido un arma a mano, Yunhyuk encantado la habría utilizado en sí mismo sólo para poner fin a su miseria. Aunque podía parecer una solución un poco melodramática, esto no era un dolor común. La agonía le reventaba la cabeza, lo que le hizo difícil respirar cuando su estómago se revolvió. Un sudor frío cubrió su cuerpo, haciéndolo sentir asqueroso, como si fuera basura. Gimió cuando enterró su cara todavía más en la fétida almohada.

—Aquí, necesitas beber algo —instó Mark.

Yunhyuk se obligó a abrir sus párpados y vio a su hermano sostener una taza de agua. Solo verlo, hizo que su estómago golpeara en señal de protesta. Gimió mientras negaba. El ligero movimiento hizo que un cohete de dolor le atravesara el cráneo. Dejando escapar un gemido, cerró otra vez los ojos rápidamente.

—No quiero nada, gracias —se forzó a decir.

Su cuerpo empezó a temblar, lo que no le sorprendió, ya que había estado así todo el día. Eso hizo que el dolor de cabeza se extendiese al resto de su cuerpo cuando sus acalambrados músculos empezaron a protestar. Aunque no quería preocupar más a Mark, Yunhyuk no pudo detener un largo gemido de dolor.

—Mierda. —Mark dejó la copa y se agachó para poner la mano en la frente de Yunhyuk—. Estás frío y empapado en sudor.

—Siempre criticando —Yunhyuk bromeó con los dientes apretados.

—Seamos serios por un segundo. Estoy muy preocupado por ti.

—Probablemente he pescado un virus o algo así. —Yunhyuk se atrevió a abrir los ojos, dejando escapar un silbido de dolor cuando la débil luz de la habitación golpeó bruscamente su cabeza.

—De eso se trata, se supone que los cambiaformas no enfermamos —soltó Mark—. Por lo menos eso creo.

—¿No puedes preguntárselo a uno de tus compañeros de trabajo?

Mark se mordió el labio inferior, una expresión de auténtica vergüenza cruzó su cara. —No he estado tratando con ellos últimamente.

Algo en la manera en la que Mark lo dijo, disparó todas las alarmas de Yunhyuk. —Bueno, entonces, ¿con quién has estado trabajando? Sigues trayendo comida y dinero a casa.

De hecho, ahora que lo pensaba, hacía un par de días que Mark traía a casa bastante más dinero y comida. Mark agachó la cabeza, pero no antes de que Yunhyuk captara el dolor en sus ojos.

—Maldita sea, Mark, ¿qué has hecho?

—Lo que tenía hacer con el fin de cuidar de ti y de Victoria — gruñó Mark.

Victoria subió a la cama y se acurrucó junto a Yunhyuk. Murmurando una canción sin melodía, empezó a correr los dedos por su pelo. —Tenemos que llevarlo con los felinos.

Yunhyuk protestó. —¿Por qué deberíamos llevar a Mark con los felinos?

Ella soltó una risita suave. —A él no, tonto. A ti.

—¿Me quieres abandonar? —Yunhyuk tragó duro.

—No, no quiero que nos dejes, pero los felinos podrán ayudarte.

Yunhyuk negó con la cabeza, lamentándolo inmediatamente por el dolor que golpeó su cráneo como una pelota de baloncesto. —Nos mantendremos juntos, como les prometimos a mamá y papá.

Mark se sentó en el extremo de la cama, con las piernas cruzadas delante de él. —Odio decir esto, pero creo que los felinos son nuestra única opción.

Todo lo que Yunhyuk podía pensar era en las cosas horribles que podrían hacer a Mark y Victoria. Todas las historias de horror que su madre los había contado, golpearon en su cabeza, cada una peor que la anterior. Prefería morir antes que dejar que hicieran algún daño a sus hermanos de adopción.

Serie de los CP 12 - La Locura de TimoteoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora