Buscando lo que no se ve.

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─ Esto no está sirviendo de nada. ─ Wednesday suspiro pesadamente depositando su cuarto libro encima de los otros que ya venía acumulando. Un silencio inundaba la biblioteca de los oscuristas, el único lugar tranquilo, en el que creyó podría encontrar datos para su investigación.

Llevaba tres días pasando la tarde entre los cientos de libros buscando información sobre "las visiones".

Psíquico, El poder mental, Cosas de médium , esos entre otros títulos se apilaban, pero nada podía darle una respuesta.

¿Qué tan atinadas son las visiones? ¿Cuál es el porcentaje de probabilidad de que se cumplieran? ¿Qué significaba tener una visión de mi compañera besándome?

El aliento (imaginario) de Enid aún se sintió sobre su rostro provocandole escalofríos sin saber por qué, podía deberse a que ya había tenido suficiente contacto con el abrazo luego del Hyde, no podía soportar más contacto con ella y mucho menos, de ese tipo.

"Aun así no hay pruebas de que nos besaremos. Tal vez ni siquiera es eso, la visión se cortó antes de..."

La imagen de los labios de su compañera manchados de negros, paso como un rayo en medio de una tormenta oscura, iluminando la habitación.

"Es obvio que nos besaremos, ¿De qué otra forma Enid alias colores repugnantemente rosa Sinclair se mancharía de negro los labios?

Sus dedos subieron de forma involuntaria hacia los suyos.

" Me pregunto qué tan pronto será eso... "

Negó con la cabeza con brusquedad. ¿Para qué quería saber eso?

Se dedicó a callar el murmullo de su cabeza con la idea de que si supiera cuándo pasaría, tendrá más tiempo para averiguar cómo evitar ese toque innecesario de labios. Seguro debería ser alguna mala broma que le harían, debería estar seguro de no acceder a dichas noches de chicas con Yoko.

Thing apareció a un costado de la silla donde estaba sentado, golpeando sus yemas inquietas y señalándole al reloj de la pared que indicaba era media noche.

─ Sí, ya sé que es tarde. No eres mi madre para mandarme a dormirme ─ Recogió sus cosas y metió algunos libros a su maleta. ─ Thing quédate acá y búscame más libros que pueden ayudarme a aprender sobre mi habilidad psíquica, deja unos sobre mi escritorio, los leeré por la mañana. ─

Y con eso emprendió la marcha hasta su dormitorio, el aire calaba de forma agradable por todo su cuerpo. Nadie molestaba en los pasillos, el silencio era perfecto para tener el momento ideal para investigar, por eso había pasado los dos últimos días encerrados ahí.

Y tal vez un poco... Para no tener que ver a Enid.

No es como que desde la última vez algo hubiera pasado...¡Y tampoco iba a pasar!

Un hueco se instaló en el fondo de su estómago solo recordar. Era como si algo escarbara en su interior al pensarlo.

No, no iba a dejar que eso pasara.

Es por eso que tenía que investigar cualquier cosa que pudiera ser útil y se negaba a tener que toparse con su compañera hasta que tuviera una respuesta a este dilema.

Abrió la puerta lentamente buscando no hacer ningún ruido, a esta hora Enid debería estar completamente dormida justo como había pasado las últimas noches en que llegó. Ya lo había comprobado.

Sin embargo, pasó todo lo contrario.

La habitación estaba inundada por un fresco olor a pino, varias velas estaban prendidas formando un círculo y Enid hincada en medio iba acomodándolas. Su cabello dorado revuelto por las prisas, aun de alguna forma luciendo perfecto. Sus cejas ligeramente gruesas y fruncidas, esa mirada concentrada en su labor, se teñía de tonos amarillos y naranjas, toda su tez blanca parecía el lienzo de un incendio que sintió le quemaba solo mirarla...

El futuro de la suerte || WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora