Tres pasos antes del suelo.

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Cada aspecto de la vida de la vida de Wednesday había sido fríamente calculado.

Hasta el detalle más minúsculo.

¿Cuánto crecería su cabello?

Estaba programado 1 cm por mes para que creciera lo justo a su corte en 6 meses.

¿La primera vez que se le caería un diente de leche?

Lo programó para que ocurriera un miércoles 8 de septiembre, a las 8 justo a la hora de dormir, pero no del sueño profundo para poder cazar la estúpida mentira de la existencia de esa tonta rata de los dientes.

(Para su mala suerte sin saberlo su madre la había adormecido ese día con un té de hojas naturales. Esa noche no pudo probar su teoría, aun así, sin dudar había amanecido sin un diente menos.)

Pero eran eso. Pruebas de que todo había sido planeado, antes, ahora y en un futuro sin excepción.

Tal vez por eso el don que había heredado de su familia, era el de psíquica.

Don que ahora la tenía con la cabeza y el escritorio patas arriba.

Hubiera preferido heredar la afición de Pugsley por los explosivos, pero le gustaba mantener las manos limpias, ordenadas.

Por ejemplo, la forma en que tenía acomodado varios posts it que adornaban su hoja de apuntes que guardaba en el libro. Varias anotaciones se enmarcaban alrededor de aquella nota.

Había resumido algunas de las visiones cumplidas y las acciones que creaban todo.

Las flores que desencadenaron recibir unas de vuelta.

El tirar todos los labiales negros que hizo como consecuencia que Enid le regalará uno.

Parecía un campo minado en el que cualquier paso en falso activaría otras dos más y explotaría. Prefería que fuera su pierna hecha trizas y no su dignidad como lo había sido los últimos días.

Había repasado cada párrafo, oración y palabra en búsqueda de algún vacío legal en aquel libro.

Algo se le debió pasar.

"Sindrome de perdida temporal" era el título que enmarcaba sus apuntes, debajo de ella, la oración "¿La visión no cumplida? La primera visión" estaba escrita con un marcador rojo.

Rojo como la sangre que sentía le salía de los ojos por no poder encontrar la respuesta a su problema.

Todo tenía una solución, pero para ello necesitaba un plan de acción.

Encontrar al culpable de los asesinatos del Hyde había llevado un proceso estructurado:

-Mantener un pinboard con todas las posibles pistas.

-Interrogar a los sospechosos.

-Visitar las escenas del crimen.

-Amenazar a algunas personas.

Cosas como esas.

Pequeñeces.

Nada había sido tan complejo como el buscar estar a solas con Enid para cumplir su "primera visión".

¿Que no se quedaba quieta?

Que el club, que las carreras, que sus amigos, o de pronto estúpidas salidas o llamadas con el normie nuevo ese.

El tiempo pasaba y ninguna visión parecía asomarse.

Tenía que actuar rápido.

Su mejor opción era aislar de alguna forma a Sinclair o acaparar la mayoría de su tiempo para ella. Y es cuando se le había ocurrido la magnífica idea de predicar que su vida corría peligro para que el miedo hiciera lo suyo.

El futuro de la suerte || WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora