Capítulo 2 - Objetivo establecido

445 14 82
                                    

-¡Luuuuuuuuffyyyyyyyyy! ¡Vamos, despierta! -le gritaba Sabo a su hermano pequeño, evitando utilizar las técnicas salvajes de su otro hermano.

-Zzz...

-No va a funcionar... ¿De verdad no quieres que yo lo haga?

-¡No! Prefiero que llegue tarde a que llegue muerto.

-Algo así no lo matará, exagerado.

-Está bien. Hazlo tú, ya que insistes -contestó de mala gana.

Ace sonrió con superioridad, ignorando el tono utilizado, y justo después procedió con su idea. Saltó lo más alto que pudo, abalancándose sobre el dormido y cayendo con todo su peso sobre su estómago, haciéndolo despertar bruscamente. Al haber ya despertado, lo apartó de encima suyo para toser fuertemente mientras se sujetaba la barriga.

-¿¡Qué demonios pasa contigo, Ace!? -gritó, sobresaltado, mientras intentaba golpearlo.

-¡Ja, ja, ja, ja, ja!

-No, si yo preocupándome porque lo matara y al final al que matarán será a este idiota... -murmuró suspirando el mediano mientras veía todo desde el umbral de la puerta para no salir como daño colateral -En fin. ¡Ya basta, los dos! Luffy, ¿no ves la hora que es? Vas a llegar tarde en tu primer día.

-¡AAAAH! ¿¡Por qué no me despertaron antes!?

-¡Lo intenté, pero no había modo!

-Vale, vale, perdón. ¡Entonces, me voy! -decía el pelinegro mientras se cambiaba rápidamente de ropa al uniforme escolar, bajaba a llevarse su desayuno, se ponía su sombrero en la cabeza y salía corriendo velozmente mientras comía.

-Si fuera así de rápido también para despertarse, tendría la máxima nota en asistencia.

-Ja, ja... Él es así.

-Lo sé. Por cierto, Ace... ¡Tengo que hablar contigo! ¡Siempre eres muy brusco con todo!

-Aagh...

- - -

-Tarde, tarde, tarde, tarde, llego tarde... -cantaba el azabache mientras corría cual velocista hacia el instituto Grand Line, sin pararse a mirar que llevaba los cordones desatados.

Se estaba acercando a la puerta de la academia en la cual ya no había alumnos entrando. Era normal, ya que la hora de entrada había sido hace 10 minutos. Incluso en ese momento ya no habría ningún vigilante en la puerta, así que tendría que llamar al timbre y justificar su tardía para que le abrieran la puerta, cosa que le daba muchísima pereza.

Pero en lo que él no había caído en cuenta es que, además de llevar los cordones de sus zapatos desatados, no era la única persona que llegaba tarde, sino que una chica de cabello naranja también lo hacía, e iba desde la otra dirección.

-Uh, se me hizo muy muy tarde. Supongo que al ser el primer día me dejarán entrar... Debería controlar más mi hor... -fue interrumpida por algo, o más bien alguien, que la hizo caer al suelo de espaldas. Cuando abrió los ojos, se encontró con la figura de un chico sobre ella, con las manos apoyadas en el suelo a ambos lados de su cabeza. Pero no cualquier chico, sino el moreno con el que se había enfadado el día anterior. Efectivamente, había tropezado por las prisas y por ir con sus cordones sin atar, y justo en el lugar y momento equivocado.

Se quedaron un rato mirando fijamente, hasta que la pelinaranja se percató de la situación en la que se encontraba y se sonrojó.

-Este... ¿P-puedes q-quitarte de encima? -preguntó, tartamudeando por el nerviosismo.

Romance entre estudiantes problemáticosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora