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Prisión Teio
—Este lugar me da miedo.—Dije mirando hacia la prisión.
—Hay que entrar.—Dijo el peligris.
Caminamos hasta la entrada del lugar, esta vez no habían teléfonos, si no que unos collares bien raros.
—¿Que son esos?—Pregunté.
—Collares explosivos.—Respondió.—Ven, deja te ayudo.—Dijo tomando uno. —Tu cabello.—Hablo.
Me Recogí el cabello.
Un pequeña presión se sintió en mi cuello una vez que Chishiya puso el collar.
—¿Y si hay que matarnos entre nosotros?—Pregunté.
El se mantuvo en silencio.
—¿Si me traicionarias de nuevo?—Dije inconscientemente.
El me miró y al igual que antes, se mantuvo en silencio.
—Lo harías.—Afirme.
Camine hasta el segundo piso donde estaba el puesto de guardia central. Chishiya iba de tras de mí.
—Chaeyung, déjame te ayudo a subir.—Hablo.
—No, puedo sola.—Dije sujetándome del barandal.
—Terca.—Me dijo.
Lo ignore.
Al subir pudimos ver a mucha gente reunida, alguna confundida y otra con miedo, menos una.
Una chica de vestido azul.
—Ubiquemonos por ahí.—Apunto Chishiya.
—Estaré sola, si tengo que morir que sea por otra persona.—Dije caminando hasta una pared para luego apoyarme en ella. El peligris camino hasta el mismo lugra que yo solo que se ubico a unos pocos centímetros lejos de mi.
Trage en seco al ver a la figura de mi antiguo amigo ahí.
¿Esto era real?
2001. Corea del Sur.
—Quiero que le den una cálida bienvenida a su compañero nuevo, el viene de japón asique por favor sean amables.—Hablo la profesora.—Mira, puedes sentarte a lado de Chaeyung.—Dijo apuntandome.
Sonreí.
—Hola, soy Park Chaeyung, pero puedes decirme Chae.—Me presente.
—Soy Sunato Banda.—Dijo en coreano.
—Tu coreano es muy bueno.—Respondí.
2002. Corea del Sur.
—Yo invito si me ayudas en Matemáticas.—Dije entre risa. Estábamos comiendo un rico Tteokbokki casero.
