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El agente Stilinski me había esposado y subido al asiento trasero de la patrulla.
Me preguntaba si me encerraría con los demás en la comisaría y les aclararía las razones por las que estaría ahí, convirtiéndome en presa fácil para los reclusos.
Maldición.
Él era algo joven, hijo del Sheriff de Beacon Hills, y con una actitud egocéntrica y manipuladora. Portaba aquel uniforme de policía con tan desagradable conducta, pero le hacía justicia con un atractivo cuerpo delgado, pero entrenado y firmes posaderas que fácilmente podían distraer al más astuto criminal.
Aquel definitivamente no se trataba del camino con destino a la comisaría. Él se adentró al bosque ignorando mis interrogantes a cerca del desvío. ¿Qué carajos pensaba hacer?
Se estacionó en medio de un grupo de árboles que había encontrado durante la extraña ruta. Bajó del auto, acomodando su cinturón y abriendo la puerta trasera de este
-Sal- me ordenó divisando aquel solitario sector
Yo obedecí y le miré con reproche cuando estuve frente a él. Podía percibir el exquisito aroma de su perfume y sentir sus bruscas manos posándose una en mi cintura y la otra en mi hombro.
Me estampó contra un árbol y sacó su arma
-Vaya vaya- rió seco -Parrish tenía razón con eso de no quitarte los ojos de encima. Luces tan sospechoso. Me imaginé que resultarías ser un jodido dealer o un problemático participante de alguna pandilla de motociclistas. Pero sólo eres un maldito pervertido amante de hacerlo al aire libre, eh-
Rodé los ojos y sonreí cínicamente
-¿Sabes lo qué hacen con tipos como tú en la comisaría? Definitivamente ocuparías el mismo lugar de aquel chico de la fraternidad-
-Como sea, llévame ahí entonces- reí -seguro estaré mejor acompañado de lo que me encuentro en este momento-
-¿Estás seguro de eso?- recorrió mi torso con aquella pistola bajando hacia ubicarla apuntando a mi entrepierna -seguro no la necesitarás en prisión..-
El tipo realmente me tenía a su merced. Era la primera vez en un largo tiempo que empezaba a sentir terror por alguien más. Y como no, con tan psicótica "ley".
-¿Por qué me trajo aquí?- pregunté tratando de sonar tranquilo, pero sentía que mis nervios me delataban
-Para negociar- guardó su arma y se acercó lentamente hacia mí -la comisaría está algo llena, y no querría contarles a todos tu sucio relato erótico-
-¿Qué quiere negociar conmigo?-
-Simple- posó su mano en mi entrepierna -no quiero que cojas con nadie más. Ni en lugares públicos o privados. Si quieres hacerlo, tendrás que largarte de Beacon Hills o.. hacerlo conmigo, cuando yo quiera, donde yo quiera y con el rol que yo prefiera-
¿Qué mierda?
Le miré confuso y desconcertado -¿Está hablando en serio?-
-Agradece que te permito escoger entre ser mi juguete sexual o largarte lejos de aquí para que no tengas que ir a prisión- apretó mi bulto enloqueciéndome. Que tipo más salvaje y decidido. Me encantaba.
-No suelo coger por allí atrás- mencioné dejando en claro mi rol
-¿Y por qué no?- lentamente llevó su mano a mi trasero -si es tan delicioso por ahí. Y cuentas con un culo gigante- me dió una palmada fuerte en una de mis nalgas.
Reí negando -Eso no pasará-
Él se encogió de hombros y llevó ambas manos hacia el botón y cremallera de mis jeans para abrirles y exhibir mi descomunal miembro
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The hottest confessions of a cruising bareback sex stan; cortos ✨
Fiksi PenggemarEl misterioso motociclista Derek Hale tiene un candente fetiche por hacerlo en los lugares públicos de la ciudad de Beacon Hills.