Capítulo 1: Aquella vez que nos encontramos

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Algunos días estaba tan hastiado de todo.

En serio ¿era demasiado pedir algo de tiempo? solo quería dormir. Dormir durante una semana entera. Estaba tan cansado. Sus turnos en el hospital eran tan agotadores como satisfactorios, pero al final de la hornada quedaba tan destrozado que apenas era capaz de llegar hasta su auto.

Por desgracia, ser doctor en el área de pediatría no era su único trabajo. También tenía la presidencia de la fundación, por lo que tomarse una semana solo porque quería descansar, no estaba dentro de sus posibilidades en este momento. Menos con tantos eventos agendados para los próximos meses.

De todas maneras, ni siquiera estoy durmiendo...

Murmuró a su copa de vino blanco, casi totalmente absorto en sus pensamientos. Y vaya que sus palabras eran ciertas, desde hacía algunas semanas le contaba mucho esfuerzo el poder conciliar el sueño.

Salía del trabajo, ya fuera en el hospital o en la fundación, extremadamente exhausto, y en ocasiones, con dolores de cabeza causados por la fatiga. Apenas era capaz de conducir hasta su casa, pero en el momento que se recostaba en su cama, su cuerpo parecía entrar en estado de alerta. Sus músculos no se relajaban y su mente no paraba de deambular por un sin fin de cosas que de repente eran importantes.

Cada noche, lograba dormir unas pocas horas, pero no lo suficiente como para sentirse descansado al despertar. Sin embargo, descubrió recientemente que le era posible dormir durante los viajes, al menos mientras volaba. Era un poco triste, pero había dormido mejor en una simulación de cama en primera clase, que en su propia cama en casa.

¿Tal vez debería comenzar a utilizar un conductor para que lo llevara y buscara de sus trabajos? De esa manera se beneficiaba al doble, dejaría de preocuparse por los peligros de conducir en un estado de privación del sueño y con suerte, lograría dormir un poco en el trayecto.

Si las cosas continuaban así de mal, iba a tener que considerar hablar con su abuelo para que le recetara unos somníferos.

Sr. Yoon - levantó el rostro y se fijó en el hombre mayor que comenzó a hablarle en inglés - Me dio gusto tenerlo aquí esta noche. De nuevo quiero agradecerle por el apoyo que nos ha brindado - le comentó extendiendo su mano como saludo, él la estrechó, era un saludo al que estaba acostumbrado cuando estaba en el extranjero - También quería felicitarlo, su presentación con la orquesta fue magnífica, me sorprendió mucho que el propio presidente de la fundación se subiera al escenario. Pensé que solo eran rumores eso de que usted mismo le enseña a los jóvenes. Personalmente no tengo tiempo para esas cosas, la presidencia es mucho trabajo, seguro usted sabe cómo es - terminó el hombre de manera condescendiente.


Yoon Ji Hoo sonrió y aceptó las felicitaciones del hombre mayor, pero no se sorprendió por sus palabras. No era la primera vez que alguien le decía algo parecido. Generalmente las personas lo veían y pensaban que a sus 28 años era demasiado joven para ser el presidente de la fundación más importante e influyente de Corea. Cuando se entregan de él mismo formaba parte activa del plan de enseñanza a niños y adolescentes de la orquesta sinfónica a la que patrocinaban, pensaban que además de joven, era absolutamente incapaz de manejar la presidencia, porque: " Alguien que tiene tiempo para jugar al profesor todo el día, definitivamente no se toma en serio sus obligaciones" o cosas parecidas.

Había muchos que pensaban que la única razón por la que estaba donde estaba era por ser el siguiente en la línea de la presidencia, y bueno, en parte era cierto. Pero él se había preparado casi toda su vida para ocupar su lugar, al frente y al centro. Tanto en la presidencia, en los proyectos de la fundación, en el hospital y en el mismo escenario.

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