En esta vida y la otra.

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Advertencia: puede contener una escena para audiencias mayores de edad.

Al principio todo parecía igual que antes, aunque se habían acercado mucho más.
Platicaban más abiertamente de algunas cosas que no habían platicado a las demás personas.

Quedaba una semana de grabación y ese día había sido especialmente estresante para ambos, porque tuvieron que repetir una escena varias veces porque no salía de acuerdo a lo planeado.

—amos a mi casa mano. No está mi doña y la verdad no quiero estar solo —sugirió Negrete.

—pos amos. Yo siento lo mismo.

Y realmente no tardaron demasiado en llegar.
La casa de Jorge era realmente bonita y grande.

—la mera verdad está re bonita su casa.

—gracias mano.

En realidad no tenían un tema de conversación, solo se quedaron ahí sentados, buscando algo de lo que hablar.

Existía una tensión entre ellos durante esos 7 días que habían pasado, pero aún no habían descubierto lo que la ocasionaba; sin embargo, en ese momento Jorge le dio un beso como para ver si se rompía.

Lo tomó de la barbilla para poder tener el control del beso, y en medio de este, ejerció un poco de fuerza con toda la intención de que Pedro le diera chance de profundizar el beso, cosa que logró de inmediato.

Tras lograr su cometido, le soltó la barbilla y lo abrazó de la cadera con la intención de pegarlo más a él.

En un momento durante todo el movimiento antes mencionado el beso se volvió en un apasionado beso francés, en el cuál ambos "peleaban" por ver cuál tenía el control, control que obviamente consiguió ganar Negrete.

Tras unos momentos se separaron.

Cuando Jorge abrió los ojos, vio al otro de una forma que jamás había imaginado que vería.

Lo veía con una sonrisita y se veía claramente agitado ya.

—no te cansas haciendo pesas pero si con un beso.

—perdón, es que uno no hace pesas sin poder respirar —alegó a su defensa.

Después, Negrete lo volvió a besar de igual forma que antes, solo que ahora un poco más brusco.

Pegó más al otro, para poder tenerlo más cerca, y en una de esas, este terminó por sentarse en sus piernas.

—espere un poco.

—¿Qué pasa?

—¿La doña?

—está fuera, no te preocupes por ella. Ven anda, que no se te salga lo de rancho ahora —le dijo a modo de burla, después se siguieron besando.

Sin embargo, el como estaban en ese momento se volvió un poco incómodo porque se les entumecieron las piernas. No era muy ideal ese lugar así que fueron efectivamente a la habitación más cercana.

Estuvieron apunto de tropezar en unas ocasiones puesto que se seguían besando y no veían bien por dónde iban.

Y mientras se quitaban lo que llevaban encima, se seguían besando. De cierta forma sentían que lo más importante era eso, porque sentían mucho la conexión que tenían. De verdad todo pasó a segundo plano con eso.

—¿Lo habías hecho antes?

—si, pero no así —reconoció el menor bastante apenado.

—pos hechando a perder se aprende.

Y cuando Jorge hubo descubierto el pecho del otro, comenzó a besarlo, ocasionando ligeros quejidos del otro que comenzaban a hacerse más altos conforme más bajaba.

De verdad hubiera querido inmortalizar su cara. Se veía bastante apenado pero a la vez se veía que lo disfrutaba bastante, y no lo iba a negar, el también.

Quería centrarse más en lo que sentía que en la situación.

Ambos ya habían estado con personas antes, eso que ni que, pero de alguna forma se sentía muy diferente y no solo por ser "amigos". Pero me estoy adelantando.

Se quedaron un rato así, solo tocándose. Había hecho que el menor se quedara bocabajo (para facilitar) y se le ocurrió jugar con él un poquitito.

Comenzó a recorrer su espalda con sus dedos, para ocasionarle escalofríos, cosa que ocasionó que este comenzara a respirar entrecortadamente.

—Jorge, porfavor —le dijo con voz entrecortada.

Le encantó como sonó su nombre dicho de esa manera, así que siguió ocasionandole escalofríos un ratito hasta que comenzó ahora si a preparar.

Primero un dedo, luego otro y luego otro, todo para no lastimarlo (que era lo que menos quería) y ahí escuchó que el otro comenzaba a decir su nombre, cada vez más alto.

Ahora le gustó más escuchar que no llevara un "Don" antes, porque hacía que ese momento fuera ahora realmente cercano.

Después, se dispuso a comenzar a introducirse. Fue demasiado lento, porque apenas había comenzado y este había comenzado a gemir significativamente más fuerte que antes.

De cierta forma, le excitaba bastante la idea de estar en esa situación, le agradaba bastante ser el dominante. Tenía al contrario debajo de él, gimiendo su nombre como si fuera lo único que importara.

Recién en ese momento cayeron en cuenta de la conexión que los unía a ambos.

Habían tenido muchísimas parejas antes, pero con ninguna habían sentido lo que realmente sentían ahora.

No era solo la burda acción que hacían ocasionalmente para satisfacerse, esa vez sentían placer y mucho cariño. Cariño que realmente no sabían que se tenían.

El mayor iba alternando la velocidad de las embestidas, rápido a lento, lento a rápido, una velocidad normal. Sin embargo, el otro le iba pidiendo más y claro que le iba a dar más. Aún si sentía que no iba aguantar mucho, quería que ambos estuvieran disfrutando el momento.

Era realmente bueno que la casa no tuviera vecinos inmediatos (y que no hubiera nadie adentro) porque no eran nada discretos.

Y justo en el momento en el que ambos terminaron, ahí se dieron cuenta que, aquel amor que se tenían estaría para siempre. En esta vida y la otra.

Claro que después se quedaron dormidos, el cuerpo ya no aguanta tanto después de los 30.




Yo se, yo se que no es algo nada explícito pero que puedo decir. Quería concentrarme más en sus sentimientos 😿.

Quizás le faltó potencia pero la neta son las dos de la mañana y me ando durmiendo así que, pos aquí está, espero les guste tantito.

Gracias por leer<3

Amor ranchero, por Pedro Infante y Jorge NegreteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora