Capitulo 7

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Después de cinco horas de transplante, Maria me estaba esperando en la puerta del quirófano para ir con ella a la azotea del hospital y ver el anochecer juntos. Estábamos ya en la azotea de aquel viejo hospital donde me detectaron esta mortal enfermedad, de la cual me estaba mejorando. Y Maria me empezó a besar mientras yo la apoyaba mis manos en sus hombros y mi dedo índice iba cayendo por su espalda donde la abraze mientras el sol se marchaba y la luna salia. De repente ella dejó de besarme para apoyar su cabeza en mi hombro, yo notaba como lloraba porque me había recuperado por un tiempo. Pero ella seguía igual y me empezó a contar que tenia conmigo la necesidad de hacer algo que marcará un antes y un después en su vida, yo no entendía exactamente lo que me pedía y me dijo que mañana me lo iba a contar.

Eran las 8:24 cuando me levante, me trajeron el desayuno y me fui a casa porque ya me habían dado el alta de aquel viejo y amargo hospital. Llegue a casa me duche y cogí el móvil y la llame, a ella, a Maria. Me pidió que estuviera a las cuatro en el hotel"El ruiseñor" y así fue, aquel lujoso hotel decía todo acerca de lo que iba a ocurrir. Entre en la habitación y encontré en la mesilla una nota que ponía "esto jamas lo vas a olvidar, carii". Un plato con fresas y chocolate acompañaba aquella mesilla tan baja pero a la vez elegante... Se abrió de repente de la puerta del baño tras un "tock-tock" y apareció ella, con el mismo vestido rojo que se puso en París, mientras de sus labios salía: quitamela ropa, necesito que me hagas mujer de una puta vez".
Ambos estábamos desnudos bajo aquel calentito edredón color beis, cuando note las frías manos de Maria abrazándome. Me empezó a besar, mientras poco a poco notaba como se empezaba a subir encima mía. Yo apoye mis manos en su cintura, mientras nos mirabamos expectantemente y el deseo salia por sus ojos. Nos empezamos a excitar y el placer aumenta. Me encanta verla sobre mi. La pongo mi mano en su cabeza y poco a poco desciendo para llegar hasta sus pechos. Maria empieza gemir, pero sus ojos permanecen cerrados, porque realmente esta entregada a nuevas sensaciones. Y ella me dice "Cuando quieras" y yo definitivamente empiezo a penetrarla mientras empieza gemir......

Las lagrimas de AlejandroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora