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Todos los Metkayina celebraban la vuelta a casa de los Tulkun

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Todos los Metkayina celebraban la vuelta a casa de los Tulkun. 

El mar se llenó de reencuentros, historias, risas y amor. 

También podía haber tristeza, cuando faltaba una de las partes, pero, aun así, era un día de celebración. 

Era la primera vez que los Sully veían a los Tulkun, lo que hacía el momento más mágico aún. 

Y todos iban interactuando, sobre todo los hijos, conociendo los hermanos espirituales de sus amigos. 

Mientras, Sirey nadaba con tranquilidad y una gran sonrisa por el agua, divisando los reencuentros, acompañada de Sevin. 

Pudo ver como Neteyam se acercaba hacia ella, para que, una vez que estaba a su altura, le pidió que le siguiera. 

El Sully había estado observándole un tiempo, pero no le había visto reunirse con ningún Tulkun de la forma que los demás lo hacían, así que tenía curiosidad de saber el porqué. 

Después de alejarse un poco para no verse atrapados entre las piruetas y nados de alegría de los reencontrados, ambos salieron a respirar y así poder hablar. 

Neteyan le observaba, tratando de hacer la pregunta de forma que no le causara daño, ya que no sabía cómo se sentía o por qué razón no se había reunido con un Tulkun.

 No tengo una hermana espiritual— dijo regalándole una sonrisa al Na'vi al ver como este se debatía sobre cómo preguntarle—. Parece raro si lo piensas, pero supongo que tener una conexión con todos hace más difícil encontrar a tu hermano.

Esa situación había sido algo que se estuvo mucho tiempo sin entender el porqué, aunque ya lo había aceptado y solamente esperaba a que llegase el día en el que conociera a su hermana espiritual. 

 No tienes que preocuparte— añadió con tranquilidad, observando el agua que comenzaba a moverse detrás de él, lo que hizo que Neteyan se girase también. 

Ella nunca pasaba ese día en soledad. 

Siempre, después de ponerse al día con su madre, la hermana gemela de esta iba hacia Sirey y pasaba tiempo con ella, no permitiendo que se sintiera rechazada o abandonada, como su propia madre haría. 

 Ella siempre me acompaña— terminó, para luego volver a adentrarse en el mar, recibiendo a aquel grandioso animal. 

Sirey no tardó en pedirle a Neteyam que se acercase a ella y se lo presentó a aquella Tulkun con gran alegría. 

Después de eso, comenzaron a pasar tiempo y jugar con la Tulkun, quien nadaba por el mar con ambos Na'vi en una de sus aletas. 

Ambos iban agarrados de la aleta, mientras dejaban que sus cuerpos fluyeran con el agua. 

Neteyan, con la idea de que fuera más seguro, acabó sosteniéndose con una mano de la aleta, mientras que la otra la llevó a la cintura de la Metkayina, evitando que pudiera resbalarse. 

𝔼𝕟𝕝𝕒𝕫𝕒𝕕𝕠𝕤 ||  Neteyam te Sully || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora