¡Nueva integrante!

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La guardería "Lindas Nubecitas", no era una gran guardería, pero tenía una buena reputación. Los cachorros eran bien cuidados en ese lugar, la mayoría de los trabajadores eran omegas, por lo que llevarse con los niños eran sus especialidades.

Allí era donde trabajaba Pablo desde hacía un par de años. Cuando se graduó de la universidad esa fue su decisión y no se quejaba de eso, tenía un título en cuidado de cachorros y maestro.

Le gustaba mucho pasar tiempo con los pequeños, enseñandoles a leer y escribír. Era una de las cosas que más le gustaba, estar rodeado de pequeños cachorros, dulces y muy tiernos.

Tenía la esperanza de encontrar algún día a un Alfa y formar una familia, pero claro, fuese mas facíl si el no fuera un asociál.
En parte, pues era alguien muy tímido y reservado. En sus 21 años y nunca había ido un fin de semana a fiestas.

Prefería estar en la casa leyendo un libro o viendo algún partido de futból, ni siquiera se quedó en la fiesta de graduación de la universidad en la que estudió, solo fue con su madre por su título y despues se fueron a casa para celebrar comiendo una exquisita paella.

Se logró independizar después de eso, consiguió un pequeño apartamento a un buen preció y el trabajo en la guardería, cuidaba de los pequeños casi como si fueran propios.

Todos sus compañeros eran amables con Él, quizás era casi el mas joven, pero no había problemas con eso, lo único que si lo tenía un poco deprimido era que, es el único omega de allí sin pareja, ni marca.

Quizás teniendo en cuenta que era el más joven no habría tantos problemas, pero, Ferran era mayor que él solo por un año y tenía una marca que lucir en su cuello.

Lo hacía sentirse muy solo, y lo peor del caso, era que era un virgen. No podía si quiera pensar en la palabra "nudo" sin llenarse de vergüenza.

Vergüenza debería de darse el mismo ¡Era un adulto por la madre santa! Pero, no tenía toda la culpa, cuando era tan solo un niño no tuvo experiencías muy agradables con desconocidos.

En la primaría, y secundaría sufrió de abusos escolares por parte de sus compañeros, eso hizo que se volviera aún más inseguro de lo que era antes.

Por esa misma razón siempre quería estar solo, pues si estaba solo, nadie le miraría mal, ni tratarían de hacerle burla.

Asi fue como pasó su juventud, escondido en la biblioteca y en el cuarto de su hogar. Pero, aunque quisiera estar siempre metido allí, la vida adulta lo saco a rastras.

Trabajar, si no trabajaba no tendría dinero, y sin dinero, solo sería una carga para su mami, y ella ya había dado gran parte de su vida cuidándole.

Entonces, al estar en la universidad pensó mucho en lo que iba hacer, y se fue por lo más seguro para él, cuidar de los cachorros.

Se graduó como especialista en eso, incluso tomó algunos cursos de pediatria. Y trabajar en una guardería era lo mejor, tanto para él como para los del lugar, pues si algún niño se enfermaba, él sabría qué hacer.

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Un día en particular cuando llegó a su trabajo en la hora habitual, fue recibido por un gran lloriqueo, se preocupó por eso y fue hasta el origen de éste.

-¿Qué ha pasao?- preguntó cuando llegó, habían por lo menos tres omegas tratando de calmar a una cachorra de cabellos rubios, nunca antes la había visto, por lo que supuso que era nueva integrante en la guardería.

-¡Ya no se qué más hacer, lleva llorando desde que su padre la dejó y eso fue hace casi una hora! - el pobre Ferran mecía a la cachorrita en sus brazos, pero ésta seguía llorando y pataleaba para quitarse el agarre del mayor.

Sus pequeños mofletes estaban rojos y llenos de lágrimas. Entendía que quizás era la primera vez que ella se separaba de sus padres y por eso estaba asi, había lidiado con un par de esos cachorros antes.

-Ya pequeña, ya. Tus papis vendrán después por tí. Deja de llorar. - Ferran estaba frustrado, al igual que los demás, parecía que el de ojos oscuros también se pondría a llorar en cualquier momento.

-¿Ya le dieron de comer? ¿Su pañal incomoda? - apareció Xavier de repente poniendo un dedo sobre su mentón, los demás asintieron.

-Hemos tratado de darle su biberón, pero no lo quiso y su pañal está bien, siquiera está húmedo- explicó el otro Omega viendo a la pequeña, a Gavi le partía el corazón verla de esa manera.

Se miraba tan triste, talvez la pequeña no estaba acostumbrada a las personas ajenas, y eso solo hacía las cosas peor.

-Ven, pasadmela, creo que tú angustia solo la pone mas chillona. - Gavi había acabado de llegar, así que estaba mas relajado, en cambio los demás tenían un aíre de preocupación.

Ferran asintió y le dió a la pequeña, quien se puso a llorar con mas fuerzá al ver que la estaban pasando con otra persona. Pablo trató de sostenerla con cuidado y la acostó sobre su hombro, cerca de su glándula de aroma.

Le empezo a dar palmaditas en la espalda tarareando una canción de cuna. Para su milagro, los lloriqueos fueron bajando de intensidad en cuestión de minutos, a lo que se volvieron pequeños sollozos.

Gavi sintió como la pequeña se aferró a su ropa y acercó su carita a su cuello, aspirando de manera tartamudeante por sus anteriores lloriqueos. Los demás se le quedaron viendo asombrados y al mismo tiempo aliviados, al menos ya no habrían mas lloriqueos.

-¡Bien ahí, Gavi. Pudiste calmarla! -Ferran fue quien habló primero y el ojiverde se sonrojó con algo de vergüenza, no estaba acostumbrado a recibír halagos.

-No fue nada, solo quise ayudar.- respondió y los demás solo le sonríeron tranquilos, cada uno se fue a hacer sus cosas con los demás pequeños que iban llegando y, Gavi se fue a su salón.

Él era encargado de seis cachorros, tenía que estar al pendiente de ellos y al parecer tenía que cuidar a otra más. Se llevó consigo la mochila de la cachorra que dormía sobre su hombro, revisarla con solo un brazo no fue fácil, pero tampoco imposible.

Klara Lewandowski, un año de edad, alergia a las moras. Se sorprendió un poco por eso, no habían muchos pequeños de un año en esa guardería, normalmente llegaban más de dos en adelante.

Los omegas eran muy protectores con sus pequeños en el primer año de su vida y apenas podían despegarse un poco de ellos cuando tenían el año y medio.

Pero él no era nadie para juzgar, quizás sus padres estaban muy ocupados y no podían cuidarla como anhelaban.

-Bien, pequeña Klara. Hay que llevarnos bién ¿te parece? - habló en un susurro mientras acariciaba la espalda de la pequeña. Klara dió un suspiro, al parecer dormiría mas.

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Buenaaas, primer fic de esta pareja. Espero lo disfruten una bandaa. 🙌😄

¿Mamá? | Lewandowski x Gavi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora