CAPÍTULO 5

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Sia me encontró poco después. Ya imaginaran su reacción cuando me vio rodeado por 3 chicos. Había llamado a un profesor; así que, tuve que mentir, diciendo que me había desmayado por el extremo calor y aquellos buenos muchachos habían venido a socorrerme. El profesor, primero, miró a los tres chicos de cabellos pintados y ropas desaliñadas antes de dirigirme una mirada perspicaz, obviamente, sin creer mis excusas. Sia compartía la misma idea y sus ojos eran como cuchillos que atravesaban a mis subordinados. Aquel profesor comentó que, aunque solo era un profesor por contrato, haría todo lo posible para ayudarme si estaba siendo intimidada. Me conmovieron sus palabras, es bueno saber que cuentas con el apoyo de tus maestros; sin embargo, tuve que negar sus declaraciones. Zayn, Alec y Calvin no eran malas personas. Solo fanáticos de un patético bastardo que los ignoraba.

Luego de que se solucionara el problema, despedí a mis nuevos lacayos y volví a clases con Sia. Tuve que contarle todo con detalles, porque no creía la lamentable excusa que di antes.

- Rayos, Harmon. Te convertiste en la jefa de una organización- comentó con admiración. - ¿Tienes sus números?

- Sí. Prometieron venir si los llamaba. – Esbocé una sonrisa- Me protegerán de cualquier peligro.

- Bravo, bravo- Sia comenzó a aplaudir- Ya tienes guardaespaldas, jefa. Ya no tienes que preocuparte por el acoso cibernético

Bajé la cabeza, rememorando aquellos comentarios en el Facebook y WhatsApp. La gente de verdad podía llegar a ser cruel.

- No creo que se atrevan a hacer tanto. Solo fue un estúpido mensaje. – terminé, pero antes de colgar la llamada, Sia me interrumpió.

- ¿Vendrás a la fiesta este sábado?

- Ya sabes que no. No quiero perder mi tiempo.

- Oh, vamos. No quiero ir sin ti. - se calló unos segundos antes de agregar- Sabes cómo termina cuando estoy borracha. Necesito a alguien que me diga basta.

Sonreí, recordando la vez que Sia terminó dentro una tienda de donas, discutiendo con el vendedor, porque quería conocer a Homero Simpson

- Puedes controlarte si te lo propones- dije, tratando de contener mi risa

- Sé que te estas burlando, Harmon. Ya quiero verte borracha algún día. Seguro terminas peor.

- Eso no sucederá, querida. Yo sí sé cuándo mi cuerpo no da para más. Se le llama "regulación"- recalqué.

- ¿Si, como no? Ya quiero ver como tu "regulación" impide que termines durmiendo desnuda en alguna calle.

- Solo hago eso, cuando estoy sobria. Nunca lo haré borracha – aseveré.

- ¿Quién sabe? - dijo con indiferencia- Oh, vamos, Harmon. No que querías inspiración para tus novelas. Donde más puedes encontrar inspiración si no es en una fiesta. Habrá muchos chicos guapos hormonales y muchas situaciones interesantes que contar.

Pensé su propuesta y sopesé las opciones ¿Por qué no?

- Esta bien, pero solo me quedaré hasta las 11. No pienso amanecerme en una fiesta.

- ¿Las 11? A esa hora la fiesta recién empieza- se quejó Sia.

- Tómalo o déjalo- Sia suspiró, indecisa, y agregué unas últimas palabras para convencerla-También puedes ir sola.

- ¡Diablos, Harmon! Ok, será a tu modo. Te recogeré a las 8. Ponte hermosa, besos- se despidió.

Calcé mis botines marrones de cuero, acomodé mi vestido y mi collar largo, y bajé las escaleras, no sin antes cerrar muy bien la puerta. De otra forma, Angel rebuscaría entre mis cosas.

Rayos, no sé de romanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora