Nunca me había puesto a pensar en cuáles son las cosas que realmente nos rompen.
Todo este tiempo pensé y todos pensaron que la persona que me había destruido era un hombre y resultó ser cierto sólo que no había racionalizado en específico en que hombre fue el que me destruyó.
Quien terminó por quebrarme resultó ser la persona que ayudó a que llegara a este mundo.
Este es la historia de cómo llegué a este punto.
Todo este tiempo he estado diciendo que no culpó a los seres que me trajeron a este mundo, pero, aunque no es su culpa en realidad si los culpo.
Si no hubiera estado a mis 16 años tan desesperada por obtener esa atención o aprobación masculina además de sentir lo que es tener una familia de verdad, no hubiera permitido tanto daño hacia mí.
Se volvió tanto mi normalidad el estar en ese estado constante de alerta que me dejé hacer y deshacer como una muñeca de trapo a la que al final terminaron de deshilachar.
Mi infancia no fue la peor de todas, tuve más que muchos en el país en el que nos encontramos, pero cuando creces en una familia rota es casi imposible no terminar con algún problema mental.
Mi progenitor dañó tanto a mi progenitora mentalmente que ella descargó todas sus frustraciones en mi hermana y en mí, lo que ocasionó que a mis 13 años tuviera que vivir sola con una hermana menor cuyos problemas eran más grandes que los míos.
Tuve que ser una adulta cuando todo lo que tenía que hacer era ser una niña, nunca tuve la oportunidad de ser una niña.
Cuando iba en la secundaria un profesor me dijo una cosa que hasta hoy en día se me quedó grabada "los jóvenes de hoy buscan adelantar todo teniendo relaciones serias y largas cuando todo lo que tienen que hacer es ser niños y cuando llega el momento sufren por lo que perdieron, adelantan todo el sufrimiento y al final sienten que ya no tiene nada"
A mis 13 años yo ya tenía relaciones largas, consumía alcohol, fumaba tanto tabaco como drogas y vivía sola.
A mis 16 años me fui a vivir con mi novio, la persona que me engañó más veces de las que puedo contar y me abandonó en la puerta de mi casa para irse con otra mujer.
Adelante todas mis etapas, buscaba tanto esa sensación de pertenencia que a mis 20 años he dado la vida por terminada, este no es sólo un libro de desamor, es de salud mental, la lucha contra la depresión y la ansiedad a la que muchas personas se enfrentan y las continuas muertes que experimentamos a lo largo de la vida. Esta es la historia de la muerte mental que definió mi muerte definitiva.
Al preguntar a mi progenitor, la persona que me dio la vida (la cual por cierto no pedí) me dijo que estaba de acuerdo con mi muerte.
He muerto 2 veces por decisión propia, aunque por falta de información no fueron duraderas.
En mi primera muerte hubo un cambio radical en mi entorno, por primera vez creí tener una familia y el apoyo y amor que venía con ella.
El problema con la depresión es que es una enfermedad crónica y nunca se va.
No existe cosa que me duela más que dañarlos a ellos.
Todos hacemos lo que podemos con las herramientas que tenemos y temo que todas las mías se han perdido o fueron prestadas y no me fueron devueltas.
Al principio luche por ellos, pero me temo que nunca va a ser suficiente.
No puedo pasarme la vida dependiendo de otras personas.
En mi segunda muerte algo cambió de forma inesperada.
En el tiempo que estuve en el hospital peleando por mi vida mi progenitor sólo se apareció una vez y fue para poder llevarse mi dispositivo telefónico.
Al despertar y comenzar la recuperación me pregunté por qué no había ido y la respuesta resultó aclarar todo en mi mente.
Él me dijo que necesitaba saber el porqué de mis acciones, pero en realidad sólo necesitaba revisar absolutamente todo el dispositivo para que yo pudiera entender que a mis 20 años no tengo absolutamente nada.
Nada me pertenece, me dijo que estaba de acuerdo con mi muerte y que no iba a derramar una sola lágrima por mí.
Yo pedí en repetidas ocasiones ser una buganvilia amarilla al momento de mi deceso y me dijo que no pensara que iba a ser un árbol porque ni siquiera merezco eso.
Así como la perteneció por completo mi vida le pertenecerá mi muerte.
Lo que no sabe es que pedí ese color porque en las rosas que compré para plantar en mi jardín encomendé el alma de mi hijo perdido, juzgó mis acciones al respecto, pero no le debo ninguna explicación porque no es su carga llevar.
Uno no entiende el dolor de perder un hijo hasta que se convierte en padre.
En una ocasión mi progenitora menciono que no debía tener hijos porque iba a ser mala madre y tal vez esa es la razón por la que el mío no pudo llegar a este mundo, o por lo mal que esta el mundo, por la mala familia en la que iba a crecer o por el terrible padre que iba a tener, el cual deseo su muerte desde el segundo que se enteró de su existencia.
Nunca sabré la verdadera razón por la que no llego, pero supongo que así es el destino.
No te puedes deprimir toda la vida por tus pérdidas.
(Al menos es lo que me han dicho)
Si puedo, pero no quiero.
Esta es una batalla perdida.
Esta pequeña parte de mi vida que te estoy compartiendo querido lector es para que aprendas de mis errores y no lo repitas.
Cuando somos niños vemos todo mal, no nos damos cuenta de los sacrificios que se hacen para llegar a dónde estamos y todas nuestras emociones están al máximo, lo amplificamos todo.
Es hasta que somos adultos que entendemos el porqué de las cosas.
Si se puede, muchas veces las personas que más nos dañan son la propia familia y sé lo difícil que es alejarte buscando ese apoyo, pero no dejes que te hundan.
Yo permití que lo hicieran y me cansé de tratar de salir.
Si puedes, tapa el hoyo que crearon para ti con ellos mismos y sobrepásalos.
Sigue y no mires atrás.
Son parte de tu pasado más no de tu futuro y no lo van a definir.
Las personas que me dieron la vida resultaron ser las causantes del final de esta.
Mi progenitora intenta salvarme, pero no puedes salvar una persona a la orilla de un acantilado cuando ya se encuentra en el fondo.
Mi progenitor mencionó que soy una cristal y estoy por completo de acuerdo con él, así como todo lo que es de cristal me rompí.
Logró terminar de quebrarme.
Me dio el permiso de poder cumplir con mi destino y pienso usarlo de manera consciente.
No estoy así porque mi novio me dejó por alguien más, llegué a este punto porque me cansé de buscar cosas inexistentes.
Hace tiempo que abandoné por completo todo.
Me dio la oportunidad de abandonar la casa de su esposa y su familia.
Tengo la oportunidad de escoger mi propio futuro, así como el escogió el de él.
Que tenga lo que la vida le ofrezca, las recompensas por sus actos y el futuro por el que tanto ha trabajado.
Estoy de acuerdo con lo que me dijo.
No me merezco la vida que tengo, otros la pasan peor y por eso te la regreso no la quiero más.
Disfruta tu dinero tus viajes y el amor que merecías encontrar.
Tenemos que aprender a repararnos a nosotros mismos.
Preferiria estar agradecida por que hubieran hecho lo correcto para mí y no lo que era fácil.
Se que los padres hacen lo que pueden pero a veces no notan el daño que nos causan buscando sanarse a ellos mismos.
Todos te dicen que debes aprender a soltar y dejar ir pero la dificultad de dejar ir aquello que te daño tanto es inimaginable.
El soltar no es para ellos, es para ti.
Para que no te duelan cosas que no estaban en tus manos arreglar.
En el momento en que deje de ver a mis padres como las personas que me dañaban comprendí que solo eran personas dañadas intentando ser papás.
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Entre el cielo y el infierno
DiversosQuerido lector siempre me ha gustado decir que mi vida es un ¨libro abierto¨ así que este es mi diario. Desearía que no te sintieras identificado y que tu vida sea mejor, pero si te identificas con mis vivencias o historias espero que sepas que no e...