O8 | ¿no serás medio fantasioso vos?.

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Es verdad que hay una creencia popular acerca de lo poco que los varones se abren en respecto a sus sentimientos.

Nadie tiene la verdad absoluta sobre dicha creencia, pues cada varón es un mundo y ellos son un claro ejemplo de esto ya que ni bien llegaron a sus respectivos hogares una junta de emergencia con sus amistades más cercanas fue convocada.
La razón: lo acontecido en Buenos Aires.
Ninguno sabía de qué hablaba el otro, tampoco entendían que hacían en la capital del país y menos se esperaban todo el desenlace que tuvo una fiebre de Lionel. 

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-Yo sigo sin entender por qué se siguen haciendo la cabeza- dijo de mala gana el Ratón una vez que terminaron de escuchar todos los hechos -Hace años que vienen así, alguno tiene que caer en algún momento-

-Bueno pero el que caiga no necesariamente tiene que ser yo- bufó el omega, cerrando los ojos e inclinando su cuello hacia ambos lados para dejar salir un poco la presión que sentía esperando la respuesta de su amigo, quedando en la nada en el momento que Román se levantó bruscamente de su asiento en el comedor de su hogar.

-¿Sabes lo que pasa?- habló ya con un claro tono de hartazgo -Sos un cagón, eso pasa, son literalmente una pareja hecha en el cielo y vos no haces más que hacerte el difícil cuando si Lionel te lo pide, le construis un oasis en medio del desierto- se llevó ambas manos a la cabeza, pasándolas por sus cortos cabellos -Los dos son dominantes, uno de cada respectiva casta, se conocen desde que tienen memoria y han vivido mil y una cosas, pero no, al señorito Aimar no le parece suficiente tener a uno de los alfas más codiciados de la ciudad a sus pies porque es muy CAGÓN para aceptar que está enamorado-

El silencio se instauró dentro de aquellas cuatro paredes, Saviola, que se había mantenido callado todo el rato al ser un tema relacionado con aquel alfa del cual llegó a interesarse en su momento dejó caer su mandíbula a causa de la sorpresa que le provocó tal reacción, aferrándose al mate que estaba tomando.

-Bueno, alfa más codiciado de la ciudad es un toque exagerado...- agregó Ayala intentando cortar el tenso ambiente que se había creado, únicamente escuchando una risotada por parte del único beta de la reunión.

Pablo quedó en shock fácilmente por diez minutos mirando hacia la pequeña ventana que poseía aquella sección de su hogar, lo directo de las palabras dichas por su amigo habían tocado un punto muy sensible dentro de sí mismo.

Lo que más difícil le resultó fue admitir que Román tenía —al menos— un poco de razón.

○○○

¡Y la misma situación se repetía en el hogar de la familia Scaloni!.

-...Dios, que paja-

-¡Bue!, ¿no tenes algo más lindo para decir?- reclamó el oriundo de Santa Fe al escuchar la tan vaga respuesta a su gran anécdota en la ciudad de la furia.

-Mirá, que Pablo todavía no haya hecho algún tipo de avance después de vivir algo así es una mierda...no sé, digo-

-Y yo digo que algo de razón tiene Martín- añadió Walter -Estás al borde de ser boludeado de una manera...-

-Igual ni tanto, si el tipo fue hasta capital de manera improvisada únicamente porque le dijeron que estabas mal, él también es medio tontito-

-No le digas asi, pelotudo a cuerda– lo retó –¿Por qué es tan difícil tener algo con un omega?- se dejó caer en el respaldo de su silla, deslizándose hasta el piso lentamente.

-Está en sus genes, Scalo- Palermo tomó del mate para poder aclarar su garganta antes de dar su explicación -Años y años de evolución les agudizó el sentido a la hora de encontrar pareja porque una vez que los dientes aparecen acá- señaló la zona donde se concentraban sus feromonas -No hay vuelta atrás-

dios que castigo | scaloni x aimar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora