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Tocó el timbre de ese departamento el cual solía ser su cálido hogar, usualmente solo entraría con las llaves que tenía, pero las había dejado ese día cuando su relación se derrumbó.

Pronto la puerta fue abierta por ese chico de cabellos café, vistiendo lo que usualmente usaba en casa, una camisa lisa y unos shorts.

–Pasa. –dijo abriendo la puerta.

Jungkook entró al lugar, era tan familiar, era tan suyo, era todo un libro lleno de recuerdos, aún así tenía que asimilar que ese departamento ya no era su hogar.

–Pasaré por mis cosas. –avisó caminando hacia el pasillo.

–Es tu hogar después de todo.

Frunció el ceño mientras entraba al cuarto, ese que estaba lleno de momentos cálidos. Se acercó al closet y empezó a sacar algunas cosas suyas, solo se llevaría lo más importante, lo demás ya no lo necesitaba, como ese álbum de fotos con Taehyung, esa chamarra de pareja o algunos zapatos viejos.

El castaño se recargó en el marcó de la puerta del cuarto, mirando como el otro metía sus pertenencias en su mochila. Ambos en silencio por un momento.

–Perdón, Jungkook.

–No quiero escucharte.

–¿Recuerdas cuando nos mudamos aquí? Teníamos apenas 18, hace tres años, nos encantó este lugar.

–Cállate. –ordenó molesto por las cosas que le recordaba.

Taehyung se acercó al pelinegro y se mantuvo de pie a un lado de él, mirándolo con atención, estaba preocupado y quería mantenerlo cerca lo más que pudiera.

–La cama... –se acercó un poco a su oído. –Tuvimos sexo en ella el mismo día que la compramos, ¿lo recuerdas? ¿Recuerdas todas las veces que me hiciste gritar en esa cama?

Jungkook giró su cabeza rápidamente furioso y tomó la muñeca del contrario para jalarlo y aventarlo sobre la cama, el castaño lo miró sorprendido.

–¿Está cama? ¿En donde te cogió Bogum hace una semana? ¡¿Dónde le rogabas que te diera más?! –alzó la voz furioso mirándolo, la piel le quemaba cada vez que recordaba esas imágenes, de su supuesto novio teniendo sexo con otro, le quemaba esa traición, moría de celos por dentro.

Taehyung se levantó de la cama y dudoso se puso de rodillas recibiendo una mirada de irritación. –Perdón. –volvió a disculparse mirando al otro con unos ojos que expresaban dolor.

–Maldita sea, ¿no tienes dignidad? ¿Crees que te perdonare solo porque lo pides de rodillas? Que ingenuo. –contestó tan enfadado, se preguntaba qué había en aquella cabeza.

–No me puse de rodillas solo para pedirte perdón. –aclaró el castaño desabrochando el pantalón de mezclilla que usaba el contrario.

–Taehyung, detente. –ordenó dando unos pasos atrás, pero éste solo se aferró a él.

–No. Te la chuparé como te gusta, kookie.

Una parte de él le decía que alejara al chico que estaba de rodillas, pero otra parte de él anhelaba sentir el calor de esa boca.

El castaño sacó el miembro ajeno de la ropa interior y en cuanto lo tuvo en manos desnudo lo miró sonriendo de manera traviesa.

–¿Lo extrañaste?

–No tienes idea cuanto. –afirmó metiendo el pene en su boca, dándole vueltas en círculo con su lengua.

El pelinegro soltó un suspiro al sentir eso, sabía que el otro conocía la táctica perfecta para ponerlo duro en segundos, lo miró desde abajo y agarró esos cabellos ondulados para empujarlo hacia atrás.

–Basta.

–Pero ya está duro. –señaló tocando la punta. Jungkook lo tomó del brazo, lo levantó y lo empujó sobre la cama boca abajo. –¡¿Qué estás haciendo?!

–Recordándote lo que pierdes. 

–Hazme recordar... –Jeon bajo el short y la ropa interior de Taehyung y lo tomó de la cadera pasando su miembro por el orificio sin siquiera prepararlo antes, su pene se excitaba cada vez más y sin dar aviso alguno entró. –Aaaah, Jungkook.

El pelinegro embistió moviendo su cadera hacia enfrente y atrás.

–Estás tan apretado.

–Aaah, ve lento, por favor.

–¿Lo mereces?

Siguió embistiendo tan rápido haciendo que el otro gimiera tan alto que quizás algún vecino los escucharía, el interior del castaño se llenaba y sentía cómo era golpeado bruscamente, pero eso no significaba que le molestara, lo amaba, amaba sentir las manos del otro apretandolo de la cadera, amaba sentirlo dentro de él, lo necesitaba, lo quería, lo amaba. ¿Por qué había sido tan estúpido?

–Aaah, un poco... aaah más lento, se siente tan bien... –gimió y luego sintió como una mano tocó su propio pene masturbandolo. –Ahhh, Jungkook, no tan rápido.

–¿Ves la diferencia, Taehyung? A él le rogabas por más porque no te satisfacía lo suficiente y a mi me ruegas para que vaya más lento, me vas a extrañar.

–Perdón, per- aaaaah. –gimió al sentir como un líquido transparente salió de su pene mojando la cama, sus lágrimas salieron de placer, su cuerpo temblaba y sus piernas se sentían débiles. –Te extraño, Jungkookie...

–Y lo harás aún más... –afirmó sin detener sus movimientos, incluso lo hacía más rápido, tenía que aceptar que todavía le encantaban esos gemidos, ese hermoso cuerpo temblando, esa voz débil, esos cabellos sudados pegados a ese lindo rostro que tenía una expresión tan lasciva, pero odiaba saber que todo eso ya había estado en manos de otro hombre cuando todo eso le pertenecía.

–Cariño...Aaaaah, perdóname, por favor.

–¿Aún tienes respiración para hablar? –preguntó intensificando sus embestidas, cada vez más profundo, tanto que sentía su final llegar, tanto que el castaño ya no podía sostenerse con sus brazos, tanto como para no dejarlo hablar más remplazando sus palabras por gemidos que inundaban el cuarto completo.

Jeon sintió su pene apunto de reventar cuando las ardientes y húmedas paredes del otro lo apretaron, un cosquilleo recorrió su ingle y su propio líquido inundó su miembro dentro del interior de Taehyung el cual empezó a gotear.

–Aaaah, Jungkook... –gimió en alto para luego dejarse caer por completo en la cama.

El pelinegro miraba al techo buscando oxígeno y luego frunció el ceño. 《¿Qué mierda hice? No debía hacer esto, no, no, no...》 Se sintió disgustado consigo mismo, se había dejado llevar después de jurar que jamás volvería a relacionarse con el que lo traicionó.

Acomodó sus pantalones poniendo todo donde estaba en un inició y cuando estaba por alejarse de la cama una mano lo detuvo.

–No te vayas, no me dejes después de hacer todo esto.

–No, yo no debí hacer esto, todo fue un error.

–Jungkook, por favor... –suplico Taehyung al borde de las lágrimas, pero solo observó una mirada seria y llena de decepción. –Está bien, pero antes de que te vayas...¿podrías darme un beso?

–No. –negó soltándose del agarre y dando pasos atrás para levantar su mochila y salir de ahí lo más rápido que pudo.

El castaño lo observó irse, quizás tenía esperanzas de que regresara y lo besara tan siquiera una última vez, pero cuando la puerta principal se cerró sus esperanzas por ese anhelado beso se destruyeron y aún sobre la cama se echó a llorar tan arrepentido por sus acciones tan torpes, esas acciones que arruinan hasta lo más fuerte.

El amor.

Aléjate de mí.  《Kooktae》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora