"𝘛𝘦 𝘷𝘦𝘰, 𝘦𝘨𝘰𝘪́𝘴𝘵𝘢."
Sí, one-shots de tus futbolistas y fifas favoritos.
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Blue Lock no me pertenece, sus personajes pertenecen a sus respectivos autores.
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MENSAJES. Nagi Seishiro.
—¿Por qué tengo que hacer equipo con esos dos? —preguntaste con frustración mientras tomabas el puente de tu nariz con suma molestia— Nagi-kun sólo duerme y Reo-kun sólo habla de la cantidad de dinero que tiene. —bufaste, perforando con fuerza la cajita de jugo.
—Tienes las mejores calificaciones [t/n]-chan, —argumentó tu mejor amiga y compañera de clases- además eres una afortunada, las chicas del salón casi se desmayan al no quedar con Mikage-san.
—Ni siquiera me interesa Reo-kun y sus ambiciones con el fútbol. —hablaste, dando un mordisco a tu yakisoba-pan— Es capaz de darme dinero a cambio de hacer el trabajo yo sola.
—Pues si lo hace, acéptalo. —dijo tu amiga, haciendo que enarcaras una de tus cejas— ¿Qué? Te gusta el dinero y Mikage-san es rico, el tipo está podrido en plata por sus padres. Aprovecha la oportunidad sabiendo que quieres comprar los mangas de Jujutsu Kaisen que te faltan.
Considerando las palabras de tu mejor amiga, estudiar en aquella academia si bien era costoso tú eras una becada al ser parte del equipo de voleyball y mostrar un excelente desempeño académico que llegaba a ser agotador; lo bueno de todo ese rollo de estudiante perfecta es que básicamente tus padres no te decían mucho ni te reprochaban ya que lo único que hacían eran presumir tus notas, trofeos y medallas junto a la profesión de tu hermano mayor como futbolista profesional de la Selección Sub-20 de Japón.
Estabas en la mira de algunos representantes en el deporte del mundo del voley ante tu posición de armador, pero uno de tus hobbies estaba en leer manga, dibujar y jugar videojuegos tanto en las consolas que te regalaban tus padres y tu computadora. También, como a todos, te gusta el dinero porque puedes comprar las cosas que te gustan y Jujutsu Kaisen te estaba quitando la estabilidad emocional de lo bueno que estaba y tu mejor amiga te había recomendado uno de comedia romántica que realmente no sabías si leer porque a veces sus recomendaciones no eran tan buenas como creías; pero por unas pocas veces en su vida había dicho algo interesante: cobrar por hacer el trabajo que te asignaron junto a aquellos dos que parecían uña y mugre.
—Hmm, no sería mala idea la verdad. —dijiste con la pajilla del jugo entre tus labios— Si lo hace le arrancaré un ojo de la cara.
Ambas rieron ante la situación hipotética, terminando de comer durante el descanso en la azotea de la academia. Se escuchó el timbre que daba final al receso y mientras bajabas las escaleras te encontraste con una cabellera albina que pudiste reconocer, era Nagi Seishiro sentado en uno de los escalones, jugando videojuegos en una consola portátil.
