—¿Puedo pasar?
—Siga Milord — contestó la doncella abriendo la puerta principal del cuarto —La señora ya está despierta.
Debería, hacia varias horas el sol se había ocultado, la medicina no debería haberla mantenido dormida por mucho tiempo. Aunque ya estaba entrada la noche era su deber como esposo saber el estado de salud de Christine.
—¿Cómo estás? — preguntó Daniel mientras se acercaba
—Bien, creo que el clima de esta zona no me está favoreciendo mucho — dijo mientras se incorporaba en su cama —No estoy acostumbrada a estar en cama y es fastidioso.
—Si, quizás debamos cambiar de aire por un tiempo.
—¿Enserio? — preguntó con emoción, añoraba salir de esa mansión, de ese lugar, de... Ella.
—No todavía, quizás en algunos meses — la respuesta no le agrado a Christine pero le tocó guardar sus emociones.
Peor es nada
Ya sería luego, además no podía olvidar que también estaba la fiesta con la familia de su esposo.
—Cambiando de tema ¿Qué has pensado sobre la fiesta con tu familia?
—Sigue en pie, de mi parte no son bienvenidos, pero son tus invitados y ya te había dicho que respetaría eso, pero primero debes recupérarte.
Daniel hacía un gran esfuerzo por controlarse cada vez que se acordaba que debía permitir nuevamente la entrada a las personas que le hicieron tanto daño a su Eleonor.
—Me retiro para que descanses, mañana vendrá nuevamente el doctor
—Muchas gracias por lo que has hecho por mi.
—Es mi deber, ante todo eres mi esposa.
Christine no respondió nada ante esa fría frase, aún guardaba esperanza que en algún momento cambiará su actitud hacia ella.
La mañana siguiente fue despertada por su doncella quien eufórica colocaba trancas en las puertas para que nadie entrara.
—¿Qué sucede carmín?
—Una misiva señora, la envío lord Cass, me ha encontrado uno de sus sirvientes y me ha dicho que se la entregue.
Christine tomo la misiva y la abrió inmediatamente, hacia ya varios días que se había ido del pueblo, aunque para ser sincera se había olvidado que existía, sus pensamientos estaban desviados hacia otro problema de mayor tamaño.
Querída Lady Christine
Lamento informarle por este medio que la fiesta debe ser adelantada, le he contado a mi familia tus ansias por conocerlos y en su estado de emoción empezaron a hacer los preparativos para irse tan pronto como puedan, agradezco que por favor utilices todos los medios para que tú querido esposo no tome las decisiones de mi familia a mal.
Pdta: Si es necesario adelantar la fecha de la fiesta, quizás para un mes después de la fecha de esta carta, mi familia es algo incontrolable cuando quiere y la idea es que limen asperezas y no que se empeore la situación.
Se había estado dejando llevar por las situaciones diarias que había dejado de lado la programación y organización del baile, debía recuperarse para levantarse rápido de la cama y empezar a organizar todo, un mes era muy poco tiempo para preparar todo sola, pero no tenía de otra.
Eso le sucedía por confiada, creía que no sería tan pronto, pero por ahora se dedicaría a descansar.
—Destruye la misiva y por favor ve dónde la costurera, dile que necesito un nuevo vestido, ella sabrá que hacer.
—Si señora, cómo ordene.
Se acomodo nuevamente en su cama abrazando las almohadas pensando que era a Daniel quien apretaba en sus brazos, minutos después Christine volvía a caer en un sueño profundo.
—Christine... — llamo Daniel desde el otro lado de la puerta —Chrstine...
Al no oír respuesta ingreso cuidadosamente y encontró a su esposa perdida en un sueño embellecedor, de verdad que esa mujer era muy bella.
Daniel toco su frente para comprobar que la fiebre estaba disminuyendo, por fortuna ya parecía mucho mejor, pero debía solucionar todo antes de poder llevársela de ahí, odiaba estar lejos de mansión, ese lugar era su refugio y... Sus recuerdos más felices estaban ahí, era duro alejarse de ahí, pero... Por otro lado estaba la salud de su nueva esposa.
¡Mierda, todo estaba enrredado!
Su vida era un desastre, un caos llamado Christine...
—Si fueras diferente mujer... Quizás...
No continúo diciendo nada más, sin inclinarse acaricio el rostro de ella y salió de la habitación, debía seguir con su trabajo.
Días después Christine caminaba sonriente por las calles del pueblo, su carruaje iba cargado de baúles llenos de finas telas, vajillas y decenas de artilugios para decorar las habitaciones de sus próximos huéspedes, aunque aún se le bajaba la presión, su estado de ánimo era mucho mejor, su esposo había cambiado un poco después de esa recaída, de algo había servido.
Al menos ya compartían la mesa y cenaban juntos, no era mucho para los ojos de los demás pero para ella era un gran avance, de pasar a esquivarla por días, a cenar con ella diariamente era mucho, al menos ese gesto le hacía tener esperanzas.
Además, le había dado total albedrío en cuánto a la tan esperada fiesta, incluso le había dicho que habitaciones podía darles a sus familiares.
—Milady, ya está todo listo.
—Perfecto, vamos de inmediato a la mansión.
Moría de ganas por llegar, queria que las sirvientas empezarán a arreglar las habitaciones, no solo debían preparar las de los familiares de Daniel sino que también estaban las de sus familiares y amigos, sobretodo las de sus queridas amigas.
Al llegar, Christine vio un poco de alboroto entre los sirvientes, aunque trataban de disimular no pasó desapercibido por ella, su intuición nunca le fallaba.
—Carmin, dile al ama de llaves que venga y por favor averigua que es lo que sucedió, están más inquietos que de costumbre.
—Si, Milady.
Christine quedó en la biblioteca apuntando el menú de los días que la casa iba a estar llena de invitados mientras esperaba al ama de llaves.
—¿Me llamaba Milady? — pregunto la ama de llaves desde el umbral de la puerta.
—Si, sigue, quería que por favor te encargarás de que las habitaciones estén en perfecto estado para cuando empiezen a llegar los invitados, ya las cosas las están descargando, Carmín se encargará de las habitaciones de mis amigas y mis padres — indico Christine dejando de lado la pluma — otra cosa, estoy haciendo el menú, pero no sé que platos están acostumbrados a comer en familia de Daniel ¿Podrías ayudarme con eso?
La ama de llaves le dió una mirada algo mezquina, ya que pocas veces un ama de llaves decidía aquellas cosas, aunque con desconfianza, el ama de llaves indico que platillos podía dar para esos días. Christine apunto todo al pie de la letra y le dió la hoja a ella para que se encargará de que los alimentos preparados fueran del agrado de todos.
El ama de llaves salió con cierto recelo al mismo tiempo que carmín entraba. Carmín se detuvo y espero a que la anciana saliera por completo del lugar, para poder contar a su ama lo que acontecia ese día.
—¡Por Dios! Eso es terrible Carmín.
—Si señora, todos están muy afligidos y preocupados, ellos esperaban que de algún modo sus hijos no pasaran por las mismas carencias que ellos.
—Eso no se puede quedar así, algo se puede hacer, pero... —No podía anexarle una carga más a Daniel, no sabía cómo reaccionaria, quizás hasta le disguste lo que los sirvientes querían hacer.
—¿Quién estaba a cargo de eso?
—... La anterior esposa...
Christine guardo silencio, lo mejor era callar y hacer las cosas como se suponía era lo indicado.
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Un Destino Soñado (Serie Nobles Desamores III)
RomanceLa tranquila vida de la encantadora y alegre Christine cambiará de manera inmediata, de ser el centro de atención en la casa de sus padres, pasará a ser una más en una enorme mansión... O ¿No?