VII: Los fantasmas no existen, ya les pregunté

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- Hey, Samantha. - Dijo la voz de Alexander. Se escuchaba cerca. - ¿Seguirás durmiendo todo el día? Pensaba que los demonios no necesitaban dormir.

- Umñurnru grr pru... - Murmuré, desperezando mis extremidades y bostezando sin taparme la boca. Lentamente abrí mis ojos. - Heey, es Alex, mi humano favorito. ¿Ya es hora del desayuno? - Estiré mis brazos para que me ayude a levantarme.

- Ay, qué bonita. - En su lugar, me dio un abrazo. 

- O-Oye... - Me puse de pie yo misma del sofá. - Eh, em- En... En Inferno, no hay día ni noche. Podemos dormir, pero no se hace mucho. "Sufrimiento rico, todo en un ciclo". Así le decimos. 

Él parpadeó un par de veces, como asegurándose de que en verdad dije eso.  - Wow, ahora es incómodo pedirte si quieres ir a preparar el desayuno conmigo. 

- ¡¿Desayuno?! Vamos vamos-vamos - Lo agarré de la mano y prácticamente lo arrastré hasta la cocina (que estaba a cinco pasos del sofá). 

- Wowowowwow, oye Samantha -- Estos días estamos comiendo como cerdos. 

- ¿Y eso es alo malo?

- Um. No sé cómo funciona en ustedes, pero si yo comiera así todos los días, moriría antes de los cincuenta. - Alex hizo una señal de cortarse el cuello. 

- ... ¿Alguien te quiere matar? ¿Quién? - Estrellé mi puño contra su mesa. - Montaremos su cabeza como trofeo arriba de tu cocina.  

- ¿Ah? No, no, me refiero a que demasiado azúcar y grasas nos harán enfermar. No lo digo yo, lo dice la ciencia. 

- Oh. - Le di unas palmaditas suaves a la mesa. Perdón, mesa. 

- Sip. Por eso hoy comeremos pan con tomate, lechuga y jamón. 

- ¿Pero sabrá igual que las otras delicias chatarreras? 

Por un momento él hizo una mueca de confusión. - Oh, se dice... comida chatarra, Samantha. 

- Esa cosa, sí sí. 

Alex me miró atentamente. - Bueno. - Alzó la mano hacia un estantecito con algunas botellitas llenas de polvos de colores muy apetecibles, y otras cosas. - Sal y pimienta, infaltable. Algo de ají en polvo para que nos despierte. - Agarró una botellita verde con un líquido espeso. - Aceite de oliva, solo un poco. Va bien con los vegetales. 

- Ajá, ajá. - Asentí con la cabeza. Me acerqué al pan lleno de cosas ricas y lo olí. - No huele mal. 

- N-No huelas la comida... - Agarró el plato y parecía que lo iba a alejar de mí. - ... Pero dale una mordida, ya que te lo estás comiendo con los ojos. 

Desafortunadamente para el pan, su corta pero sabrosa existencia se vio truncada en tres rápidas mordidas justicieras. Vivirás a través de mí, así que préstame tu poder. 

- Samantha, estás hablando contigo misma. 

Abrí mis ojos. - Le estaba guardando mis respetos al pan. Sé que para ustedes humanos el pan es muy importante en su cultura. El cuerpo de Cr- Cris- Cri... Ugh, no, casi me dan arcadas mencionar ese nombre, de ESE tipo. 

Alex, por su parte, comió más despacio y calmado. - ¿Odian mucho a ese tipo? 

-  Sí, básicamente es nuestro Hitler. Atrapándonos a todos nosotros (y a un montón de ustedes) en un lugar de eterno sufrimiento por acciones cometidas en unos años terrenales, es bastante asqueroso, honestamente. 

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⏰ Última actualización: Feb 15, 2023 ⏰

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