pov Louis

Gruñi al escuchar el detestable despertador horriblemente temprano. Me di la vuelta en la cómoda cama con la esperanza de que no volviera a sonar y pudiera dormir unos minutos más.

Pero ahí estaba. Sonando por segunda vez. Recordándome la razón de porqué odio las mañanas.

Me levanté de la cama con un gruñido y abrí las cortinas mientras bostezaba. La luz del exterior me cego por unos minutos. Antes de dejarme ver la hermosa vista.

Harry estaba del otro lado de la ventana, en su cuarto con solo unos diminutos boxers cubriendo su cuerpo. Sus nuevos tatuajes lo hacían ver rudo, contrastando sus rizos y sus hoyuelos que lo hacian ver infantil.

Me pregunte cómo se sentiría recorrer esos tatuajes con la punta del dedo, dibujando sobre ellos.

—¿Que haces?

La voz de Daisy me sobresaltó, haciendo que cierre las cortinas con rapidez.

—¿Ese era Harry? —pregunto, emocionada.

—No. Ya deberías dejar esa extraña obsesión que tienes con Harry.

Ella me miro, con una ceja alzada.

—¿Y justo eres tu el que dice eso?

Abrí la boca, indignado y listo para defenderme pero ella ya se había ido, con una sonrisa victoriosa.
 
Maldita niña.

Me preparé y baje las escaleras hacia la cocina. Mi padre hacia panqueques mientras Daisy esperaba sentada junto a Meredith, la horrorosa horrible y espantosamente odiosa novia de mi padre. Es como si ella enserio fuera la personificación de la madrastra malvada. Pero la mayoría de esas eran hermosas y ella pues, no cubría ese casillero.

—Ma, tengo hambre.—dijo Daisy.

Meredith caló su cigarrillo.

—¿Que tengo cara de cocinera?

—¿En serio quieres saber de qué tienes cara?—dije, rodando los ojos. Ella abrió los ojos, ofendida.

—¡Louis!—interrumpio Mark, mi padre —Ven, toma esto y llévalo a la mesa.

Tome el plato con los panqueques y lo puse en la mesa. Daisy y yo devoramos todo hasta que no quedo rastro.

—Papi, ¿Puedo tener novio?—dijo Daisy.

Mark casi escupe su comida.

—¿Que? ¿Eh? ¿Tu? ¿Novio? Yo...¿Eh? La verdad es que... bueno... Tal vez... eh...lo que quiero decir es...—la miro —¿Porque? ¿Te gusta un chico?

—Es el vecino. Mami y Loulou lo conocieron ayer.

Meredith no saco la vista de su revista.

—Oh, si ese chico alto con tatuajes que vino ayer.

A Mark casi le agarro un infarto.

—¡¿Tatuajes?!

—Yo ya lo conocía.—dije.

Daisy me miro, asombrada.

—¿Que?

—Aguarden, esto no va en serio. —dijo mark, a un paso del paro cardíaco.

Rodé los ojos.

—Tranquilo pa, solo es un juego de Dais con el vecino de al lado. Ella dice que es su novio pero...

—¡Es mi novio!—grito con el ceño fruncido.

—No dije que no lo fuera.

A Mark parecio volverle el alma al cuerpo.

I hate you because i love you-[Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora