Capítulo 16

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May

La ventisca apenas y la dejaba ver más allá de su nariz, sentía como el frio la quemaba la garganta al pasar, por más que gritaba el nombre de sus primos y los demás, no había respuesta, no sabía cómo se supone debía encontrarlos, pero si como hacer que la encontraran. Arranco con desesperación el collar de su cuello, el calor que la inundo por primera vez se sintió como una bendición, sus huesos se lo agradecían, tenía la esperanza que Kendra pudiera ubicarla gracias a esto. Aun así, debía moverse intentar ubicar, aunque sea a alguien por si Kendra no había llegado a ellos primero.

- ¡Irina! ¡Greg! ¡Allen! –estaba al borde de las lágrimas, no podía ver nada y lo único que su poder le proveía era ser un calentador personal, en lo demás era prácticamente inútil. - ¡Greg! ¡Ken! –"a tu izquierda" May dio un salto del susto que le fue provocado.

No había nadie cerca, pero tenía el presentimiento que debía hacerle caso. Comenzó a correr tratando de ir en lo más línea recta posible, hasta que siguió recibiendo indicaciones.

"derecha"

"Salta"

El último fue en el momento clave que paso por un risco rocoso, que hubiera llevado a una muerte segura, la abertura era grande, pero no iba a detenerse a verificar cuanto y como había saltado de esa manera sin morir en el intento. Cuando las voces se detuvieron, sentía que había sido en vano, seguía parada en medio de la nada, aun no podía ver a más de un brazo de distancia y no habían señales de los demás.

- ¡Irina! ¡Greg! ¡Allen! –sin respuesta. "por favor, respóndanme, por favor necesito saber que están bien... Allen, dijiste que podrías encontrarme" - ¡ALLEN! –el eco de su voz sonó a lo lejos primera vez.

Aun con lo violento del aire, May pudo escuchar su nombre. Sintió su corazón dar un vuelco de alegría, el calor aumento por la repentina expulsión de emoción, pero ni siquiera eso pudo hacer que la felicidad disminuyera.

Seguía escuchando su nombre ser pronunciado, ya no podía hablar de lo feliz que se encontraba, y solo seguía la voz de Allen, sabiendo que el camino era el correcto cuando lo escuchaba con más y más claridad a medida que avanzaba.

- ¡May por favor! –Allen perdía la fe de que su amiga pudiera escucharlo, pero no espero jamás alzar la cabeza y verle el rostro en el borde del agujero en el que estaban.

- ¡Allen! ¡Irina! ¡no saben el gusto que me da verlos! –cómo podía May intentaba retener las lágrimas, porque aun hacía falta saber cómo los sacaría de ahí. - ¡¿Se encuentran bien?! –mentiría si pudiera decir que los veía con claridad, estaban bastante al fondo, pero si sentía alivio que al menos estuvieran en una pieza.

- ¡Irina creo que tiene hipotermia... yo tengo la pierna fracturada! –a pesar que Allen siempre se había jactado de su propia regulación corporal, sabía que estaba perdiendo la fuerza y el frio comenzaba a ser demasiado y el frio que emanaba de la propia Irina comenzaba a trasladarse a él. Esto no era normal. - ¡no creo que Irina aguante demasiado May!

May sintió como su estómago se hundió.

Tenían suficientes suministros y cosas para mantenerlos por varios días, Kendra como siempre los había preparado de pies a cabeza, esta vez incluso con tiendas de campañas con suficiente aislación, y mantas térmicas para evitar el frio, pero una de esas no cabría en el agujero en el que estaba Irina y Allen, además que sabía que probablemente ambos estaban en mucho dolor.

- ¡Allen! ¡esto no te va a gustar! ¡pero voy a bajar! –Allen en un muy mal reflejo intento pararse, pero el grito que salió de su boca solo aseguro la decisión que May había tomado.

Los Jinetes De DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora