Capítulo 20

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May

May dio un respiro fuerte y hondo, llenados los pulmones de aire como no lo había hecho en mucho tiempo, inmediatamente la tos apareció, culpándola por haber sido tan brusca, ahí es cuando el dolor la azoto, no podía ni siquiera toser apropiadamente, por el intenso que era, le perforaba el pecho, era demasiado, no digamos su cabeza ¿Qué había sucedido? ¿Por qué estaba de espaldas en el suelo? ¿Por qué no podía ver nada? Una ola de pánico se instaló en ella, al ser el dolor demasiado y aun así permitiéndole darse cuenta que no podía mover sus piernas.

-no, nooo, por favor no. –quería levantarse y buscar algo que le permitiera tener un poco de luz, pero cada intento era inútil.

Sentía su cuerpo resentir el minúsculos de los intentos ¿se había fracturado algo? No ¿eran varias cosas? ¿pero por qué? Su mente era un desastre y por alguna razón parecía igual de inestable que el resto de ella.

Habiéndose rendido ante el dolor, May dormía o mejor dicho perdió de nuevo la conciencia, aun cuando su mente estaba en otro lado, podía notar lo tenso de sus músculos, el dolor, en su espalda, costillas, cabeza, cuello, hombros, sus piernas no podía sentirlas, esto era lo que más pánico le traía ¿Cómo había acabado ahí? No entendía lo sucedido, ni siquiera donde estaba, intentaba presionar a su memoria, pero esta parecía desaparecida de ahí, el ultimo recuerdo que tenía era estar en la sala de Rosaleen "¿era mi turno? No era el de Greg, o el de Irina ¿Qué día había sido eso? No, con Greg hubo nieve, si nieve, que frio hacía, Allen ¿estaba conmigo? Aquí hace calor, estoy sudando, me caí... ¿me caí? Me lance ¿Por qué me lance?" buscaba cada cosa de la que pudiera sostenerse para mantenerse en esa realidad, hasta que un fuerte rugido que retumbaba en la oscuridad haciendo que polvo cayera sobre su rostro. Su cuerpo entero, se había puesto rígido, despertándola de golpe con el corazón desbocado, reaccionando al pánico que le atravesó avisándole del peligro, reconocía a lo que le pertenecía, como una ola, la azoto, ella misma se había lanzado a ese agujero, había sido la mejor de sus opciones, porque si no la hubieran devorado, si devorado.

Su mente cayo en cuenta, cuando había logrado llegar a la parte más interna de la caverna, cristales gigantescos hacían de luz, lagos de lava en el suelo y el olor a azufre le inundaba la nariz, el calor mayor al de su cuerpo, y una bestia de proporciones descomunales la había visto como el peor de los insectos, rugiéndole haciendo que chocara con una pared, para luego escupir fuego ardiente, May vio como la pared rocosa se desasía frente a sus ojos por la temperatura a la que había sido sometida, corrió tan rápido como se lo permitía su cuerpo, siendo taloneada por el dragón, cuando este volvió a escupir ella prefirió saltar al abismo, esperando lo mejor.

"si seré estúpida" May solo recordó la profundidad del bosque ¿cómo se supone que habían caído a esas alturas y sobrevivido? espero que esta vez la suerte también estuviera de su lado, si estaba respirando, era porque así fue, sin embargo, no tenía idea del tiempo que había pasado, en que tan mal estado se encontraba y que otras cosas estaban ahí abajo con ella "viva, pero ¿si no puedo huir?" por un momento deseo poder recordar ese día en el bosque.

Resignada finalmente cerro los ojos, pero fue sorprendida cuando noto algo distinto a través de sus parpados, luces tenues de un color azulado, llenaban el abismo donde estaba, las paredes, en cada superficie a los que sus ojos pudieran llegar, brillaban con la suave luz. May miraba a todos estaría extasiada de no ser porque aún no podía moverse hubiera intentado tocar todo ¿sería capaz de curarse? "De dónde vengo los seres que poseen magia pueden curarse a una velocidad superior que aquellos que no. En tu caso May puede que incluso mejor, si solo le dejas paso" nunca espero escuchar la voz de Kendra ese momento, pero ¿Cuánto paso debería darle? ¿Cuánto era realmente el daño que su cuerpo era capaz de aguantar? Aun teniendo una posibilidad May sintió sus ojos arder por las lágrimas amenazando con salir, sentía el corazón hecho añicos, le tenía tanto miedo a su magia.

Los Jinetes De DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora