Capítulo 19

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May

- ¡Greg! ¡Irina! –May siguió golpeando la pared rocosa, sin una idea en particular de como saldría de ahí, o de donde estaba.

¿los demás se habrán percato de su ausencia? ¿Por qué los hechizos de Kendra no funcionaban? Sentía la cabeza hecha un embrollo, el calor de su cuerpo comenzaba a ser abrumador, su espalda picaba, y sus manos tenían heridas por golpear la superficie de roca.

-calma May, calma, vas a empeorar todo. –se tomó la cabeza con ambas manos, tratando de pensar en todo menos la sensación del calor esparciéndose por su cuerpo.

"¿Qué haría Kendra? no tengo la menor idea, no hace mucho la conozco" "esto no ayuda" con su linterna en mano trato de ver a su alrededor, pero la luz no llegaba demasiado lejos, solo podía asegurarle que tenía camino al frente. Con el corazón retumbando en su pecho con esfuerzo, esperaba (rogaba) que nada pudiera escucharlo y comenzó a caminar por el único lugar que podría significar una salida.

May considero que muy probablemente esto había sido causado por la magia de la barrera, jalándola a ella, si eso era correcto, significaba que en algún parte de ese lugar su dragón debía esperarla, lo que no comprendía del todo es porque los hechizos no funcionaban. Lo cual era un pensamiento que rápidamente descarto de examinar en su cabeza, o de lo contrario la ansiedad que la inundaría, seria imparable, ese no era el lugar ni el momento para entrar en un estado tan vulnerable.

En aquel túnel donde solo había oscuridad, lo único que May podía escuchar era su respiración entrecortada y el rose de su ropa al moverse, el poco aire dentro de la cueva la estaba haciendo sudar y sentía una enorme presión en el pecho, May era consciente de la humedad de todo el lugar y como un tenue vapor emanaba de las paredes, aunque estuvieras frías al tacto.

El suelo retumbo haciendo que ella se echara al suelo cubriendo su cabeza, seguido de una ráfaga de aire caliente golpeando su rostro. "eso de nuevo" sus pasos trastabillaron al darse cuenta que ahora estaba más cerca de lo que fuera que provocara la ráfaga, tenía las manos extrañamente frías por el miedo que la inundaba, pero no podía correr en dirección contraria, esa era la única salida posible, aunque diera de frente con cualquier otra cosa.

Las paredes eran rasposas, más de una ocasión había rozado con el costado sintiendo el tirón en su ropa, muy probablemente quedaría rasgada, aunque eso era el menor de sus problemas ¿Cuánto tiempo había caminado? ¿acaso había una salida al final de ese lugar? Los vellos de su nuca permanecían erizados, como si estuvieran avisándole de algo, el calor de su propio cuerpo había disminuido estando concentrada en no caer con cada paso que dada "al menos eso está fuera de mis problemas" pensó, aun no era muy fanática de su magia y todo lo que conllevaba, intentaba, pero se sentía como si hiciera algo fuera de lo que su cuerpo puede permitirse, la magia no parecía querer lidiar con ella tampoco.

El aire caliente con el olor azufre impregnado en él, cada vez el sentimiento de huir era más fuerte, causando un cierto temblor de sus manos, y tensando los músculos de su espalda, era como si su cuerpo supiera que había adelante sin la necesidad de verlo directamente. May siempre le había hecho caso a su intuición, a excepción de una vez, y el resultado fue espantoso, en ese momento sentía como su estómago se tensaba y sus pies trastabillaban intentando no avanzar, no había nada detrás, por mucho que su conciencia le gritara que regresara, si lo hacía, quedaría aún más atrapada que ahora.

"solo hay una forma de salir" pensó en como sus primos había logrado salir, incluso uno de ellos con mayor control de su ser y con un dragón en mano. Si, tenía que poder seguirles el paso, poder alcanzarlos y verse de nuevo.

Uno de sus pies resbalo llevándola a sostenerse de la mejor manera que pudo de las paredes rocosas, cuando logro alejarse de la orilla con su linterna alumbro un enorme barranco frente a ella, uno que su linterna ni siquiera iluminaba el fondo.

Los Jinetes De DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora