IV. Usada

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Gavi, Martes 16 de agosto de 2022, 2.47 a.m.

Me estremecí ante su roce y ella lo noto y sonrió, lo que provocó que yo también lo hiciera.
Pasó uno de sus brazos por mi cuello acercándome más hacia ella pero sin besarnos, mientras su otra mano se posaba en mi pecho.
Apuesto a que podía sentir lo acelerado que estaba mi corazón.
No dejé de mirarle a los ojos durante todo el rato, parecía que el tiempo se había detenido para nosotros.

- ¿Estas nervioso Pablito? - preguntó de repente medio susurrando mientras se acercaba más a mi enredando sus piernas en mis caderas.

Antes de que pudiera contestarle o simplemente comerle la boca nos vimos interrumpidos por una misteriosa tos proviniente del exterior.

-Bro, ¡que buena idea! ¡Todos a la piscina! - gritó Balde.
Y al minuto la mitad de la genta de la fiesta estaba dentro del agua.

Elsa de inmediato se separó de mi medio sonrojada, cosa que me hizo reír.

Joder, me cago en tí, Balde.

La seguí con la mirada y vi como salía de la piscina, así que fui detrás de ella.

Me fijé en que tenía la piel de gallina y buscaba algo, seguramente algo con lo que taparse.

Agarré una chaqueta tejana que llevaba puesta antes y la puse por detrás de sus hombros.

Ella se dio cuenta al girarse; hasta ese momento no se percatado de que estaba detrás, admirandola.

-Gracias - susurró mientras se acercaba a mí y dejaba un suave beso en mi mejilla.

En cuanto hizo ese gesto me quedé estático en mi lugar viendo cada uno de sus movimientos. Noté como el calor subía a mis mejillas, mientras ella cogía su bolso y buscaba dentro de él.

-¿Como que Pablito? - llegué a preguntarle, por como me había llamado antes.

Ella me miró desconcertada.

-¿No te llamabas así? - me dijo aún buscando en su bolso.

-Si, pero... bueno... déjalo. - dios mío no podía ni formular una simple frase. -¿Quieres que os lleve?

Ella subió su mirada conectando de nuevo nuestros ojos y asintió levemente sin romper el contacto visual.

¿Cómo coño te trae así si acabas de conocerla?

Ojalá saberlo...

Tomé su mano dirigiéndome hacia dentro de la casa dónde no había casi nadie.
Mi intención era buscar a Fernando y ahí lo encontré, tirado en el sofá quedándose medio dormido.
Se incorporó en cuanto nos vio. Su mirada bajo a nuestras manos entre lazadas que Elsa se encargó de separar en cuanto se percató de la acción del canario.
Se acercó a él ofreciéndole su mano para levantarse, él la agarró y con dificultades se puso en pie.

-Vamos a buscar a Pedri y nos vamos a casa -le informó la chica a su primo, a lo que él asintió.

Parece la mayor, cuida de los demás pacientemente y con cariño.

Y también quieres que te cuide a ti.

Puede ser.

Nos dirigimos de nuevo al jardín y me fijo en que Pedri seguía tirado en el sofá, dormido, muy dormido; estaba en el quinto sueño.

¿Cómo narices no se despierta con el ruido de los energúmenos estos de la piscina?

Me acerco a él e intento despertarle zarandeandolo un poco mientras le llamaba.

Enséñame II Pablo Gavi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora