Edwin tenía muchas preguntas y apenas estaba por iniciar su segundo día de clases.
Al levantarse, vio que Antonio dormía plácidamente en su cama con las heridas y los ojos rojos de tanto llorar. El mayor creyó que Edwin no estaba despierto, lo creyó, pero su hermano estuvo despierto y lo escuchó llorar durante una hora, hasta dormirse. Entonces Antonio siguió llorando y se durmió a eso de las 3 am.
-Antonio -dijo y lo sacudió un poco-. Antonio, son las 7:30.
-¿Y? -respondió el mayor reacomodándose en su cama.
Solo había sido una palabra, pero Edwin notaba que su hermano ya no estaba igual de molesto que ayer. Era el tono, lo sentía.
-Es el segundo día de clases.
-No iré -Antonio se negaba a abrir los ojos o dejar de hundir la cabeza en la almohada. Y antes de que Edwin pudiera preguntar más, soltó-. Estoy suspendido.
Y todo se hizo más claro para Edwin. Ahora entendía el llanto y los golpes, al menos los de su padre. Antonio había hecho algo y la consecuencia era esta. Estaba mal por parte de su padre, claro, pero a este punto, para Ed, era difícil de identificar. Lo que sí identificó es que Antonio estaba triste, y cuando eso pasaba, a veces, dependiendo de la causa, era mejor no hablarle, y más si no sabía cómo ayudar.
Se vistió con su ropa nueva y se asomó por el pasillo. Sintió alivio al no ver a su padre y como su madre estaba en la mesa del pequeño comedor, se acercó.
-No te pregunté cariño, ¿cómo estuvo tu primer día?
El pequeño se sintió seguro por un momento y se acercó saltando a contarle a su madre de su grandioso primer día de clases.
-¡Bien! Hice muchos amigos, no entendí las clases, pero de seguro es cuestión de tiempo para que entienda y...
Entonces su madre volteó.
-Qué alegría que lo hayas disfrutado. La verdad te envidio, mis días en la escuela fueron una tortura. ¿Te conté cuando...?
-Mamá, ¿quién te hizo eso en la cara? -Silencio-. ¿Fue papá? ¿Tiene algo que ver con la pelea de ayer?
Pero su progenitora se demoró un buen rato en responder, y con una evasiva.
-A todo esto, ¿cómo llegaste ayer a casa? -Pero en lo que Edwin vaciló un poco en su lugar, ella volvió a tomar la palabra-. Mi niño no solo tiene un buen corazón, sino que además es muy inteligente, ¿eh?
Y dejando de lado el hecho de que Edwin no se encontraba nada inteligente, volvió a arremeter con otra pregunta.
-¿Por qué haces esto?
Entonces Alí, la madre del chico le hizo un gesto a su hijo para que se acercara, Edwin lo hizo porque sabía la diferencia entre ella y su padre. Sin embargo, la respuesta que le dio fue desconcertante.
-Cariño, hice algo mal. Me lo merecía. Tienes que aceptar los castigos cuando te los mereces.
-Te golpeó.
-Porque me ama.
No era la primera vez que Owen golpeaba a su esposa, pero sí la primera vez que Edwin la veía con marcas por ello. Siempre usaba el maquillaje como escudo ante otros, pero Ed la había tomado por sorpresa. Aunque ahora era ella quién sorprendía con sus respuestas, sin saber el daño que le hacía a su hijo.
-¿Quién te dijo eso?
-Ay, cariño -y se levantó de su silla-. Se hace tarde, tengo que llevarte a la escuela.
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Cero [Corregida]
General Fiction*ADVERTENCIA: ESTA NOVELA TRATA TEMAS DELICADOS. NO LEER SI SE ES SENSIBLE. Los niños de los que leerás a continuación pueden ser malos, deleznables. Ninguno es consciente de aquello y pocos se dan cuenta del daño que causan a otros. Niños celosos...