Capítulo 4: «Abuso»

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La mejilla de Ed ardía, pero pese a todo pronóstico, no culpaba a Dani. Al contrario, necesitaba ser de su agrado. Daba igual lo mucho que doliera. Mamá se lo había dicho, aunque él estaba escéptico durante la plática. Ahora lo entendía.

-Lo siento -dijo él.

Entonces Dani supo que Edwin era perfecto para ella. Todo lo que necesitaba, por lo que, sin importar los sentimientos de Elizabeth, debía tenerlo.

Lo observó unos segundos y se dirigió a la escalera.

-Creo que es hora de que te vayas -comentó con soltura, ignorando su pataleta de hace unos minutos.

Edwin estaba desilusionado. ¿Había hecho algo malo? Tal vez besarla fue demasiado para su primer encuentro, pero era ella la que le había dado su aprobación. No tenía sentido, luego aparecía la madre de la chica en el acto, que fue tan bruta como ha de esperarse con el padre de Edwin.

Como sea, el chico tomó sus cosas y siguió a Dani hasta el umbral de la puerta. Por como ella había actuado, no esperaba nada menos que un portazo. Cosa que, para su sorpresa, no sucedió.

-Yo también lo siento -dijo ella.

Y cuando Ed no podía estar más confundido, ella le besó en los labios como despedida.

Era más que obvio que él estaba intrigado por ella desconociendo las razones. La quería dentro de su vida, esa pequeña vida en la que a pesar de ser niños, simulaban en la adultez.

-Te llevamos a tu casa.

Y las alertas volvieron a encenderse. Su casa, en ese barrio de mala muerte, no podía ser descubierta por Dani. Nadie podía saber la dirección de su casa, su secreto se iría al carajo.

-¡No! ­-clamó. Dani alzó una ceja, sorprendida-. Es que, mi mamá me va a pasar a buscar.

Ahora, Dani podía insistir o inclusive, recurrir a un adulto y descubrir el secreto de Edwin, pero eso a costa de perder la simpatía que sentía el chico por ella. No podía tomar el camino fácil, ¿verdad? Se trataba de Dani, y ella buscaba un desafío mayor al programar su juego en extremo.

-No sabes dónde estás parado y me imagino que no tienes celular.

-Sí tengo -mintió.

-Muéstrame.

Mierda.

-Yo...

Fue muy poco inteligente de parte de Edwin aceptar estudiar con Dani en su casa sin analizar la situación a detalle.

-¿Qué es lo que te molesta? ¿No te agrado?

-No es eso, es que me avergüenza que veas dónde vivo.

Dani empezó a atar cabos.

-¿Por qué? -dijo aguantándose una carcajada.

Edwin no respondió, solo miró el suelo y jugó disimuladamente con sus zapatos en el asfalto. Dani era rápida captando indirectas, y ya tenía posibles explicaciones a lo que le estaba comentando Ed. Esperó un poco para ver si, con la presión, el rubio cedería. Pero él no tenía pensado revelar nada y la niña se empezó a hartar.

-Enviaré al chofer contigo en la camioneta. Me preocupa que llegues a salvo a tu casa. Él no me dirá nada sobre tu donde vives, es de confianza y tiene principios, si es lo que te alarma. En serio quiero que llegues bien.

-De acuerdo.

La muchacha volteó y fue tras el señor que los había llevado hasta donde estaban parados. Él llevó a Edwin a casa, sin la compañía de Daniela en el auto. Sin embargo, la chica no podía estar más agradecida con la ingenuidad de su compañero. Con la cercanía que se llevaba con los empleados de su hogar, se le haría fácil sonsacarle información a cualquiera de ellos. De hecho, fue exactamente lo que hizo.

Cero [Corregida]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora