FRAGMENTO DE LA CARTA ENCONTRADA BAJO UNA ROCA EN EL MONTE LEE, TOMADA DE LA INVESTIGACIÓN DEL SUICIDIO DE LA ESTRELLA DE CINE ADELIS DALLAS:
Es triste mirarte al espejo y no reconocerte, arrugas en donde antes estaba tu piel lisa y sonrojada, dolor en cada parte de tu cuerpo que ahora ha perdido la firmeza, tu cabello hermoso y brillante ya no luce de ese tono rojizo que encantaba las miradas, ahora tiene ese color gris platinado que no enamora a nadie, tus ojos azules cielo ahora pasan desapercibidos en aquel rostro tan viejo. Los roles principales ya no tienen lugar para ti, ahora solo eres un personaje de relleno, sin importancia alguna, con solo dos líneas para decir.
Por supuesto, nunca falta un comentario amable con una falsa sonrisa, mostrando esos dientes blancos cuando te dicen "en tus tiempos debiste ser una belleza"; y sí, aquel comentario te cala hondo en el alma, haciendo que la depresión se esconda en un cofre bien cerrado, hasta que llega el momento de abrirlo, y ya nada puede impedir que salga.
Hoy aquel cobre se abrió, en cuanto me levanté para mirarme al espejo, se llevó mis ánimos, y me quitó el deseo de seguir existiendo en este mundo de roles y apariencias.
Rememoré entonces los buenos tiempos, cuando solía ser exitosa. "La dama de oro" me llamaban, la más glamorosa, la más deseada. La perdición de muchos. En esos años con solo una sonrisa podía conseguir todo lo que quería. Los hombres enloquecían por mí y las mujeres me querían cerca para conocer mis secretos.
Yo era tan astuta que siempre conseguía engañarlos a todos; no había lobo que consiguiera cazarme, ni zorra que supiera ser más zorra.
Era Adelis Dallas, la estrella número 1 de las taquillas a mediados de los sesenta.
Pero nadie sabía que fingía en todo momento. Actuaba frente a las cámaras y fuera de ellas. Cuando las luces se encendían mi mente se desasociaba y mi verdadero yo dejaba de existir, me convertía en lo que otros querían que fuera y nada más importaba.
Hoy, nada consigue que mi mente se desasocie de lo que veo en el espejo. Aquella anciana acabada por los años, sin la belleza que la precedía.
Hoy, la depresión ha ganado.
Ni siquiera el cariño de mi hermosa nieta consigue volverme a la vida, como había hecho en los últimos años.
Ella me visitó hoy como todas las mañanas desde que se mudó a la gran ciudad para empezar su carrera como actriz. Algo que por más que quise impedir no pude. Mientras charlábamos sujeté su mano y la miré a los ojos antes de acariciar su joven rostro. Ella se levantó riendo y me dijo con su voz soñadora: "¡Mírame abuela! Voy a ser tan linda y adorada como tú". Dio giros con el vestido de satén dorado que le regalé —aquel con que asistí a mi primer estreno— danzando en el aire, en medio de la cocina.
"Si lo serás, serás adorada por todos", le dije sin poder ocultar la nostalgia en mi voz. "Pero prométeme querida que no dejaras que aquello te consuma. Prométeme que serás fiel a ti misma, ante todo"
Ella se detuvo y con una mirada preocupada se acercó hacia mí. Era tan joven e inocente que verla era como mirarme a un espejo sesenta años atrás, retrocediendo en el tiempo hasta el momento exacto en que yo empecé mi carrera; llena de sueños y expectativas. Entonces no sabía en donde me metía y ella tampoco lo sabe.
"Lo seré, abuela. Lo prometo"
"No sabes nada de lo que te espera, querida". Pensaba yo con lágrimas en los ojos.
"Si, lo sé". Dijo mi nieta con determinación, haciendo que me diera cuenta que había pronunciado esas palabras no solo en mi cabeza.
Sus ojos azules se iluminaron y como siempre me deslumbraron. Luego dijo aquellas palabras que hasta ahora recuerdo con claridad: "Lo quiero más que nada, abuela. No sabes cuánto lo quiero. He vivido soñando con esto desde que tengo uso de razón, viendo tus películas e imaginando que soy tú, que las cámaras enfocan mi rostro y recito: [Así es Antony Cramer, esta noche conocerás a la luz de las velas lo que es el amor...]"
Recuerdo que solo le sonreí, con resignación.
"Ella es sangre de mi sangre", pensé. "Solo ruego que no acabe como yo".
Cuando mi nieta se marchó una avalancha de emociones volvieron a torturar a mi alma fragmentada. Tan latentes como lo estaban esa mañana al despertar y ya no podía esconderlos, ni disfrazarlos de glamour como hacía antaño.
Así que, tomé mis llaves y conduje hasta el lugar en donde todo empezó, decidida a grabar el final de mi propia película.
Es allí, desde lo alto de la colina del Monte Lee, frente al famoso letrero de Hollywood Sign que observo la monstruosa ciudad de los sueños, y recuerdo cada momento feliz y triste de mi vida. Veo a la joven Adelis caminar por la ciudad soñando en voz alta, la veo tocar puertas y conseguir su primer papel, la veo gritando de alegría y llegando al set de grabación para probar de lo que está hecha. La veo impresionando a todos, incluso a los ojos más perversos. La veo también cuando aquellos ojos la conquistaron haciendo que perdiera lo más preciado para ella. La veo repitiendo la misma historia, una y otra vez, repitiendo las mismas líneas frente a las cámaras y fuera de ellas. Veo como la locura borra toda su juventud, hasta que se hace vieja y ya nadie le presta atención.
Los fantasmas del pasado me rodean y me pierdo con ellos, alzando la mano y dándoles un saludo real.
No le temo a la muerte, nunca le he temido. Sabía que llegaría cuando estuviera lista, o cuando la deseara.
Y ahora sé que no estaba equivocada.
Lanzo un beso en el aire, un tierno beso de despedida para los que me amaron y también para aquellos que me odiaron, y con una sonrisa final miro hacia el vacío...
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Cuando no brillan las estrellas #ONC2023
Mystery / Thriller"En Hollywood te pagan mil dólares por un beso, y cincuenta centavos por tu alma" -Marilyn Monroe ************************************************** Hollywood es el sueño de muchas jóvenes talentosas, pero llegar a la gran pantalla o tan solo camina...