Capítulo 3: El gran funeral

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Un día tan esperado como temido llegó, y el cielo parecía saberlo, porque tan pronto amaneció el sol se ocultó entre densas nubes, y éstas rompieron a llorar, volviendo gris a la ciudad de las estrellas

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Un día tan esperado como temido llegó, y el cielo parecía saberlo, porque tan pronto amaneció el sol se ocultó entre densas nubes, y éstas rompieron a llorar, volviendo gris a la ciudad de las estrellas.

Aquel ambiente era perfecto para celebrar el funeral de una de las actrices más aclamadas en los años 60, cuya carrera aún se mantenía vigente hasta el día de su fatídica muerte. La tristeza invadió a muchos, pero a nadie tanto como a aquella joven de cabello sedoso y delgada figura que se abría paso entre el gentío para poder ocupar uno de los primeros asientos en la ceremonia. Traía un vestido amplio de color azul zafiro —el favorito de su abuela—, pensando en que quizás hubiera sido mejor vestir con el clásico negro; sin embargo, sabía que su abuela lo odiaba, y aquella era una de las cosas que solo ella conocía de la grande y admirada Adelis Dallas; por lo que no le importó robarse miradas despectivas de parte de quienes la acompañaban, a causa de su elección.

Crystal respondió los saludos con una sonrisa entrenada para aparentar calma, mientras pensaba en el hecho de que acababa de perder no solo a su abuela; sino también a su mejor amiga, su confidente, su modelo a seguir, su alma gemela. Y le dolía aún más no tener a su madre a su lado para darle fuerzas.

Crystal había hablado con su madre semanas atrás, cuando la llamaron para reconocer el cuerpo de su abuela —la experiencia más traumática de su vida—, con el rostro lleno de lágrimas tomó el teléfono y marcó el de su madre. Entonces llevaba meses sin hablar con ella, por lo que al principio se sintió como hablar con una extraña, luego de romper el hielo preguntándole como le iba cuidando de sus hermanos menores y adecuándose a su vida de casada por segunda vez, Crystal no soportó más la charla trivial y dijo lo que había pretendido decir desde el principio.

—Mamá, la abuela murió —se produjo un incómodo silencio— Tenía que decírtelo antes de que te enteraras por los medios. Ahora estoy en la morgue, me pidieron que reconociera su cuerpo —y entonces rompió a llorar.

—¡¿Qué?! ¡¿Lo dices en serio?! ¡Carajo, Crystal! ¡¿Cómo permitiste que te hicieran pasar por eso?!

Aquella no era la reacción que habría esperado de una hija enterándose de la muerte de su madre, e hizo que el trauma de la muerte fuese peor para Crystal.

—Mamá, ¿te estoy diciendo que tu madre falleció y eso es lo que respondes?

Crystal oyó un suspiró frustrado al otro lado de la línea.

—Esa no era mi madre, Crystal, era la "estrella de cine Adelis Dallas". Mi madre fue mi abuela, ella decidió serlo cuando Adelis no lo quiso porque estaba muy ocupada con su gran carrera. Vi a Adelis con suerte una vez al año mientras crecía, para entregarme una tarjeta de regalo con doscientos dólares, los cuales junté para comprarme un boleto de avión a los Ángeles cuando cumplí 18, con la intención de visitarla, ¿y sabes que me dijo ella cuando me vio?...

Crystal lo sabía, había escuchado esa historia decenas de veces, su madre se la repetía cada que Crystal mencionaba lo grandiosa que era su abuela.

—Dijo que nunca debí haber ido, que aquella era la noche de estreno de una de sus nuevas películas y que estaría muy ocupada como para preocuparse de cuidarme. Ah, pero fue tan amable como para darme pases VIP para el estreno... Y si, conocí a Brad Pitt ese día, pero perdí el deseo de ganarme el afecto de mi verdadera madre. Pero, ¿sabes algo?, ahora estoy aliviada, porque por lo menos sé que no me dolerá su muerte. Total, para mi ella murió hace mucho tiempo.

La voz de su madre se quebró provocando que Crystal se arrepintiera de haberla llamado. Por primera vez entendía la posición de su madre; porque en parte, ella también sentía que la suya la había abandonado.

Crystal rememoraba esa conversación mientras le enviaba mensajes a una de sus amigas. Dalia era una aspirante a actriz que había conocido en una audición hace cinco meses, las dos congeniaron al instante, aunque para Crystal era muy difícil socializar. Siempre había sido muy alegre y elocuente; pero aun así, le era complicado conectar con las personas. Ambas solían desayunar juntas pero el día en que Crystal no se presentó Dalia la fue a buscar hasta su apartamento. Aquel fue el día en que Crystal finalmente se abrió con ella, le contó de su abuela (vale mencionar que fue la primera vez que mencionó que era nieta de Adelis Dallas, y la reacción fue la esperada, Dalia casi enloqueció), le habló sobre su mala relación con su madre y el miedo que tenía de que ella tuviera razón respecto a su carrera como actriz. A la madre de Crystal le había disgustado mucho que esta se mudara a Los Ángeles para perseguir el sueño por el que se había sentido despreciada toda su vida, y le quitó el habla desde entonces; por supuesto, antes de que se marche le auguró el fracaso y le dijo que tarde o temprano regresaría a casa, como un perro callejero suplicando por un poco de comida, una cama y afecto. Dalia se mostró triste con su relato y también le contó sus penas, le habló de como su familia la había tenido complicada desde que emigraron a los Estados Unidos, su madre era Argentina y su padre Peruano; y su hogar siempre estaba lleno de cultura y alegría; sin embargo, la pobreza los había superado, y cuando se mudaron tuvieron que soportar el hambre y la angustia de no tener un trabajo estable, ella creció con el deseo de sacarlos adelante y al descubrir su talento como actriz nació en ella un gran deseo por ser exitosa y darle a sus padres más de lo que ellos esperaban conseguir en sus vidas. También le confesó que estaba comenzando a salir con un alguien y que parecía ser el amor de su vida.

Desde entonces, ambas eran inseparables.

Dalia llegó al funeral y tomó el lugar al lado de Crystal, no dijo nada, solo la tomó de la mano y le regaló una sonrisa amable, pero eso fue suficiente para ayudarla a soportar las siguientes dos horas de relatos sobre lo maravillosa que fue su abuela. Cuando le tocó el turno a Crystal, estaba lo suficientemente recompuesta como para levantarse y caminar hacia delante con todas las miradas sobre ella. Temblando, decidió tomarse aquello como una actuación, de esa forma le sería más sencillo desligarse del dolor tan profundo que aquello le causaba. Se colocó sobre el atrio, alzó la mirada para observar a toda aquella congregación de seguidores de su abuela y pensó en lo afortunada que había sido por tener tantos momentos íntimos con ella. Recordó entonces cuando salían a algún lugar a almorzar, lo incómodo que era para ella tener que interrumpir su charla cada que un admirador reconocía a su abuela y se acercaba para pedirle un autógrafo o una foto, pero también recordó lo feliz que aquello la hacía a ella, cada vez. Y con ese sentimiento de nostalgia recitó su discurso.

>>Mi abuela era la persona más famosa que yo conocía, después de Elvis y la reina Isabel claro —se oyeron tímidas risas entre el público—, pero no solo era eso. Ella hubiera sido un rayo de sol en medio de los días lluviosos como éste; y es que, siempre conseguía la forma de sacar lo bueno en todo lo malo. Recuerdo una vez en que la visité llorando y le conté que acababa de romper con mi primer novio, un tipo al que conocía hace cinco días y del que creía estar locamente enamorada... —dijo con una sonrisa que cautivó miradas—, ella me miró fijamente, me guiñó un ojo y me dijo: "Bueno querida, ahora que sabes lo que es ya puedo presentarte a John Mayer, él te romperá el corazón de manera más escandalosa"...

El discurso de Crystal siguió por unos diez minutos, hasta que terminó recibiendo muchos sonoros aplausos. Había sobresalido sobre los productores de cine, actores, fotógrafos, incluso sobre la mánager que había acompañado a su abuela por cincuenta de sus mejores años. Y aunque Crystal solo había querido honrar a su abuela, había conseguido mucho más. Porque a poca distancia de donde se encontraba, uno de los productores más importantes del momento la observaba completamente cautivado, alzaba el mentón y le susurraba a su compañero: "Creo que acabamos de encontrar a nuestra próxima estrella".




Cuando no brillan las estrellas #ONC2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora