Chapter Four: The Kidnapping

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Dorian

Al escuchar el sonido vi como Ophelia se separaba rápidamente de mi. Volteé a ver quien nos había interrumpido y mis ojos chocaron con la figura de Athena en el umbral de la puerta. Una sonrisa bastante extraña estaba plasmada en su rostro. No me agradaba para nada.

—¿Interrumpo algo?— Preguntó ella con un tono tan sarcástico que solo me dió colera.

—No, nada, nada.— Contestó Ophelia, apartando sus manos de las mías, las cuales estaban tomadas hace un rato.

—Yo creo que si, no sabía que te gustaban los mayores hermanita.— Athena se acerco a nosotros.

—Lo que yo hable o haga con Ophelia, definitivamente no es de tu incumbencia. Así que te puedes largar, si no te fijas, estas de sobra aquí.—

—Pues fijate que si es de mi incumbencia, ¿sabes por qué?, porque es mi hermana, en cambio tu, dime, ¿que son?. Veo que la edad se te ha ido a otro lado, jugar como un adolecente, roper corazones y desaparecer, no es muy maduro de tu parte.— Respondió en el mismo tono que yo. Iba a contestar hasta que Ophelia se interpuso.

—Basta los dos, parecen niños. Athena, no te metas en mis asuntos, por favor. Dorian pelear con mi hermana es una batalla perdida, no pierdas tu tiempo. Literalmente estás discutiendo con una niña, aunque no lo parezca.— Bufó Ophelia rodeando los ojos hacia atrás. Odiaba cuando hacía eso.

—Dejanos solos Athena, por favor.— Hablé mas calmado esta vez. Ella levantó los hombros e hizo un gesto de disgusto, para luego desaparecer dentro de la casa.

—Lo siento mucho.— Se disculpó Ophelia. La miré con confusión.

—¿Por qué te estas disculpando?— Entrelacé mis manos con las de ella. Ella se soltó lentamente.

—Por besarte, no debí hacer eso.—

—¿No querías besarme?— Le dediqué una sonrisa de lado. Busqué su mirada, pero su cabeza estaba agachada.

—Dorian, haces las cosas tan difíciles.—

Levanté una ceja confuso.

—Te amaba como a nadie en mi vida, eras mi primer amor. El primer hombre que dejé entrar a mi vida. Antes sabía muy bien lo que sentía por ti, ahora no estoy tan segura y tienes que entenderlo.—

Trató de separarse de mi, a lo que yo la tomé del brazo y la pegué mas a mi.

—Ámame de nuevo. Ámame como aquella vez, mírame como aquella vez. Necesito que me ámes de nuevo, porque sin ti no soy nada.—

Dije casi en tono de súplica.

Joder, la amaba. Su cabello, sus ojos, su sonrisa, la suavidad de su piel, la forma tan peculiar en la que me miraba, amaba todo eso de ella y hasta más.

—Lo siento, solo dame tiempo.— Y se despegó nuevamente para adentrarse en la casa. Me eché hacia atrás en la silla mientas despeinaba mi cabello con frustración.

Ophelia

Dorian definitivamente estaba haciendo que perdiera la cabeza. Mi mente estaba divagando en tantas cosas; la desaparición de Blake, mis nuevamente presentes sentimientos por Dorian y el misterioso hermano de Eloise.
Realmente no sabía porque pensaba en el hermano de Eloise, pero algo en el me resultaba misterioso. Acomodé mi gafas antes de acercarme a la señora Shelldon y a mi madre.

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