Chapter Seven: The Blonde Guy

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Ophelia

Después de mi acalorado encuentro con Dorian me dirigí rápidamente a mi casa. Iba a pie y como siempre estaba nublado, pequeños charquitos de agua adornaban las calles. Después de unos cuantos minutos llegue a casa. Encontrándome con la figura rígida de mi madre de brazos cruzados en el porche de la casa.

—¿Se puede saber donde estabas a esta hora? Tu padre y tus hermanas te han estado llamando. Ahora sales sin avisar, aun sabiendo lo que esta ocurriendo, no obstante eso, si no lo qué pasó.—

La mire extrañada, solo había estado fuera por dos horas o menos, y ya estaba lo suficientemente grande como para salir sin avisar.

—¿De qué hablas?, apenas tarde menos de dos horas afuera. Qué es tan importante para que todos se preocupen y me llamen con tanta insistencia.—

No era conciente de ninguna llamada, puesto que había dejado mi telefono en casa, pero no podía decirle eso o enloquecería aun más.

—Encontraron un cuerpo femenino en el bosque, estan haciendo análisis de ADN para poder reconocerlo.—

Un fuerte escalofrío recorrió mi cuerpo. Mis manos y piernas empezaron a temblar, juraría que podía desplomarme en cualquier momento. La idea de que aquel cuerpo podía ser de Blake daba vueltas por mi cabeza.

Caí sentada de golpe en el húmedo suelo, un zumbido se hacía presente en mis oidos. Mis ojos empezaban arder por las lágrimas que en segundos se hicieron presentes. La voz de mi mamá me saco del trance aún llorando.

—Es muy probable que sea Blake.—

Su tono de voz ya no era molesto, era uno suave, triste y casi inaudible. Mi mamá no era alguien de expresar sus sentimientos a un punto de llorar, pero sabía que esta situación la había tocado.

—No mamá, dime que no.— Me aferré a sus piernas. Ella se agacho para acariciar mi cabello.

—Te juro que también quiero creer que no es cierto, pero los de la comisaría dijeron que era un 95% probabilidad, puesto que no hay ningún otro reporte de desaparición.—

Su tono de voz era demasiado relajado para las fuertes palabras que decía. Mi pecho dolía y yo solo me dedicaba a llorar.

Mamá trató de levantarme, pero yo no quería moverme.

—Ophelia por favor, vamos a dentro, la tarde será lluviosa, y hay que esperar la llamada de la señora Shelldon.— Mi madre me ayudo a ponerme de pie.

Entramos a casa, papá y mis hermanas estaban sentados en la sala. Si aquella chica era Blake, todo empeoraría, sería un caos total. Nadie estaría seguro, que daño se le podía hacer a una joven de 20 años.

Mis ojos ardian de tanto llorar, mi nariz mocosa era lo único que se escuchaba en casa. Papá se acercó hacia mí.

—Tranquila mi amor, todo va a estar bien, yo estoy aquí para protegerte de lo que sea. Sea o no sea Blake aquella chica, no voy a dejar que nada malo te pase.— Dijo acariciandome el hombro y recostandome en su pecho.

—No estas ayudando en nada, la estas asustando, lo mejor sería que dejará la universidad o la haga desde casa. Yo si no dejaré que nada le pasé— Reprochó mi madre.

—Pero que cosas estas diciendo mujer, ¿y yo soy el que la asusta?. Le estas quitando su libertad por Dios.—

—¿Libertad?, por esa "Libertad" que tanto le defiendes es que aquella chica está donde esta, salía y llegaba tarde casi de madrugada a su casa. Por sus malas costumbres paso lo qué pasó.—

No podía creer lo que salía de la boca de mi madre, pense que podía tomar un poco de empatía por la situación, pero me olvidaba de que mi madre no tenía control alguno de sus emociones.

No dije nada, solo me dispuse a irme a mi habitación y ponerme a llorar, recuerdos con Blake llegaban a mi mente.

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—Ophelia, ¿cómo crees que vamos a trepar ese muro?, no ves que engorde un kilo.—

—Por Dios Blake, si cruzamos por la puerta principal mamá nos verá y arruinaremos la sorpresa.—

Hace 6 meses Blake y yo le organizábamos una fiesta sorpresa a mi mamá, puesto que Angeline estaba de viaje con su papá.

Estabamos cargando globos y bolsas con regalos e intentando cruzarlos por el muro que daba al jardín. Papá ya tenia el pastel muy bien escondido y solo faltaba que llegaramos.

—¿Y si tiramos las bolsas y luego subimos nosotras?, es nuestra única opción.—

Habló Blake poniendo las bolsas en el tope del muro.

—¿Necesitan ayuda señoritas?—

Aquel hombre alto y vestido de negro, el cual sostenía un paraguas cerrado en su mano izquierda nos miraba mientras nos dedicaba una sonrisa.

—No Gra..—

Blake me interrumpió.

—La verdad es que si, como puede ver somos muy tontas y no podemos saltar un simple muro.—

Solté una risita un poco avergonzada.

—Bueno, salten y luego yo les lanzo las bolsas, veo que sería la única opción.—

Aquel hombre nunca nos dejó de sonreír, yo viendo que era algo amable le devolví la sonrisa.

—Ves, necesitabamos a alguien inteligente. Solo promete que no huiras con las bolsas.
Habló Blake de nuevo.

—Ya estoy mayor para esas cosas.—
El hombre soltó una risita. Su cabello rubio se movía acorde a la brisa.

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Mi recuerdo se vió interrumpido por el sonido de las gotas de lluvia en la ventana. Y recordé a aquel hombre de aquella tarde. ¿Por qué se me hacía tan conocido ahora?

Me paré frente a la ventana que daba al jardín y miré desde arriba hacia abajo, viendo como las gotas de lluvia caían en la piscina. Y volví a llorar.

Nada sería lo mismo sin Blake, era tan alegre, espontánea y especial. ¿Cómo alguien sería capaz de dañarla? No quería ser negativa, pero algo en mi corazón sentía que ella ya no estaba.

Me dispuse a darme un baño, me senté en medio de la ducha dejando que el agua cayera desde mi cabello hasta las puntas de mis pies. Abracé mis rodillas y reposé mi cabeza en ellas.

Nunca había sentido tanto vacío y tristeza, ¿por qué cosas malas le pasan a la gente buena?

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⏰ Última actualización: May 18, 2023 ⏰

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