Oasis | Pedri González

Capítulo diez

1 diciembre
Doha, 23:20h

Los ojos de Martina viajan del terreno de juego hasta una de las pantallas gigantes del estadio Khalifa International al escuchar como alguien entre el público anuncia un segundo gol de Costa Rica en su partido contra Alemania. Donde antes se podía ver el resultado del partido en el que España iba perdiendo 2 - 1 contra Japon, ahora se enseña la tabla de clasificación del grupo E en la que los de Luis Enrique aparecen como terceros y, por lo tanto, eliminados de la competición. España está teniendo la posesión del balón pero no sabe qué hacer con él cuando pisa campo contrario y eso hace peligrar su futuro en el campeonato del mundo.

En la grada hay una mezcla entre enfado por el juego de los japoneses y la validación del dudoso segundo gol de estos - habiendo salido el balón del campo -, y nervios por el deseo de querer clasificarse para octavos. Martina, que da gracias de que Mónica aceptase la maqueta que grabó con Pacho para no tener que estar viviendo esto desde el sofá de su casa, no sabe si la noticia del marcador del partido en juego a la vez que este ha llegado al campo pero por el bien del equipo espera que no.

Alemania marca el gol que devuelve a La Roja a la segunda plaza de la tabla diez minutos más tarde y los españoles lo celebran como si de un gol de su Selección se tratara mientras sus jugadores siguen intentando empatar el partido en los diez minutos que quedan sin contar el tiempo añadido.

El árbitro pita el final y los Japoneses en el banquillo salen disparados a celebrar la victoria con sus compañeros dentro del campo. En las gradas, los aficionados de la Selección ganadora aplauden y celebran también mientras que los hinchas españoles animan a sus jugadores que saludan y felicitan a sus rivales antes de entrar al vestuario para ducharse.

Martina espera con ansias lo que se había convertido en una de sus cosas favoritas de los días de partido, el rato libre de los jugadores con sus familias antes de volver a "casa". Poder hablar con sus amigos y pasar un rato todos juntos como si algunos de ellos no acabasen de participar en una de las competiciones más importantes del mundo del fútbol, como si fuesen unos veinteañeros cualquiera disfrutando de la compañía de sus seres queridos.

Esta vez los jugadores tardan un poco más en salir y sus caras no muestran tanta alegría como en partidos anteriores - lo cual es comprensible. Gavi es uno de los primeros en salir y Martina puede ver el enfado en su rostro, que luce todavía más serio que de normal, desde su sitio en las gradas. Supone que por su edad y por su carácter se ve más afectado por el resultado, así que no se ofende cuando pasa por su lado y no saluda - caminando directo hacia su madre y su padre.

'Voy a ver...,' murmura Aurora antes de seguir los pasos de su hermano, que saluda a sus padres sin cambiar su expresión facial.

Sus amigas asienten y mientras que Sira se entretiene con el móvil, Martina vuelve a dirigir su mirada hacia el campo donde cada vez aparecen más jugadores. Morata, Koke, Pau Torres, Sarabia, Jordi Alba y Laporte caminan hacia sus familias con una leve sonrisa en sus caras que Martina supone que se debe a poder pasar tiempo con ellos más que a como realmente se encuentran anímicamente en estos momentos.

'Te toca,' le dice Martina a Sira al divisar a Ferran. Su cara está seria pero nada comparada con la del benjamín de La Roja.

Sira suspira guardando el móvil entre sus manos en su bolso y levantándose del asiento y ahora es Martina la que ocupa su tiempo con su iPhone mientras espera a que su mejor amigo suba a su encuentro. El padre de Unai había tenido que volver a España por trabajo así que su abrazo de ánimo tendría que contar el doble esta vez.

'Hoy vengo duchado. ¿Puedo pedir un abrazo?'

Martina levanta la cabeza para ver a Nico con el brazo que no está sujetando su mochila estirado para recibir a su amiga. Probablemente en cualquier otro momento aprovecharía para hacerle rabiar antes de, finalmente, darle un abrazo pero hoy simplemente asiente y lo envuelve entre sus brazos.