Había pasado ya semanas desde la muerte de Rubí y aunque aún no se sentían bien, tenían que seguir tratando de sobrevivir, la final sería en unos días y su team tenía que salir campeón.
Juan y Zorman eran ahora parte del team, esto era porque Spreen no había parado de insistirle al omega que se mudará con él y su equipo para poder darle una mejor protección, el omega solo acepto con la condición de que su mejor amigo vaya con él y el alfa a regañadientes no tuvo más que aceptar.
Ahora alfa y omega estaban en la habitación del primero, acostados en su cama.
— Spreen, cuando esto termine, ¿Quisieras casarte conmigo?
— Ni en pedo — habló con burla, sintiendo un golpe en su estómago — Es joda, obviamente que quiero casarme contigo.
— ¿Te das cuenta de que ni siquiera nos hemos besado y ya aceptaste casarte conmigo? — volteó hacia arriba, sonriendo, buscando la mirada del mayor.
— Ni siquiera somos novios, Juan — se rio al recibir nuevamente un golpe.
— Ya hablando en serio, ¿Tú crees que vayamos a ganar? — cambio su sonrisa por un gesto de seriedad.
— Juan — sujetó el rostro del menor con una mano — te prometo que en tres días estaremos fuera de aquí, sanos y salvos.
Le creía.
El tener a Spreen a su lado lo hacía sentirse ganador del mundo entero.
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El día de la final había llegado, mentirían, se dijeran que todos estaban cien porciento listos. Algunos se escondían, otros estaban preparados para cualquier ataque.
Juan estaba asustado, a pesar de la conversación que tuvo con Spreen hace unos días, se sentía con mucho miedo, no quería perder su vida, en ese instante le echaba toda la culpa a Spreen por estar en esa situación, si el alfa se hubiera disculpado años antes, no estaría en líos ahora, rodeado de personas que querían asesinarlo.
— Temo que tendremos que matarte, Juan — se acercaban poco a poco al omega que estaba hecho una bolita en el piso, abrazándose así mismo
¿Cómo había llegado ahí?
Sencillo, les había sugerido a los chicos que sería buena idea separarse e ir acabando uno a uno con los demás jugadores. Algo que no esperaba era él solo encontrarse con cinco a la vez. Conocía su potencial y sabía que podía vencer a uno, pero, ¿Qué haría con los otros cuatro? Estaba deseando que Spreen apareciera y lo salvará, más estaba seguro de que eso era imposible, ya que el alfa había tomado el camino contrario al de él.
—«Esto me pasa por dar mis tontas sugerencias» — pensó.
— Vamos, Juan, hagamos esto rápido.
Estaba pensando seriamente en descubrirse y tratar de vencerlos, sacaba algunos cálculos de como podría distraerlos y acabar con todos al mismo tiempo, escuchó algunos sonidos que no lo dejaban concentrarse, pero, decidió ignorarlos para seguir pensando en su plan.
Estaba listo para atacar, descubrió su rostro y se levantó decidido, encontrando a los cinco hombres sin vida tirados en el piso junto a un oso que conocía muy bien, dándole la espalda.
— ¡Spreen! — corrió a abrazarlo por detrás.
— Casi te matan, boludo — se volteó a verificar si el pequeño había recibido algún daño.
— Pero llegaste y me salvaste, ¿Cómo acabaste con todos? — sonrió aun abrazando a su alfa por la cintura, sintiendo las manos del mayor, acariciando su rostro.