Capítulo 5: Unión (pt 1)

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Hola a todos de nuevo 💞 Aquí estoy de vuelta con una nueva actualización 🥰 He decidido dividir el último capítulo en dos partes, para alargar un poquito más esta historia. Infinitas gracias por el apoyo que le habéis brindado, espero que disfrutéis de la lectura 😘

Al contrario de lo que había prometido, Mikey no abandonó el taller hasta pasadas tres horas desde su llegada, evitando ralentizar el trabajo de Draken en la medida de lo posible durante ese lapso. Se besaron tórrida y prolongadamente a modo de despedida, y tras algunas confesiones íntimas y una sonrisa por demás cómplice, Mikey se encaminó hacia su residencia con la sensación de haber sido despojado de una enorme losa compuesta de angustia y aflicción. Minutos después, la puerta del taller fue abierta con violencia, dándoles paso a los integrantes de Moebius, todos ellos armados hasta los dientes y bramando el nombre del alfa como bestias salvajes mientras derribaban estantes, muebles y algunas motocicletas. Pese a su crítica situación, Draken les encaró sin vacilar, dispuesto a echarles del local con el mero uso de la fuerza bruta.

—¿No tuviste bastante con la paliza de la otra vez? —inquirió Draken, dirigiéndose a Osanai, quien esbozó una sonrisa aviesa y empujó bruscamente a dos camaradas que le obstaculizaban el paso.

—Precisamente, he venido a devolvértela —contestó el otro alfa, blandiendo enérgicamente un bate de acero frente al rostro aún impasible de su inminente adversario.

—Cuando quieras, puedes intentarlo... —le desafió Draken, dirigiéndole una mirada feroz.

Los delincuentes de Moebius comenzaron a abuchear al alfa al unísono, instando a su líder a asestar el primer golpe. Osanai se lanzó hacia su objetivo y agitó el bate al tiempo que emitía un grotesco bramido. Draken utilizó su antebrazo izquierdo como escudo, y acto seguido, hizo crujir la mandíbula ajena con un potente derechazo, el cual consiguió desestabilizar al otro alfa. Sin desperdiciar un segundo, le propinó una brutal patada en el estómago que le hizo doblarse de dolor y toser violentamente. Aprovechando la momentánea indefensión de su oponente, Draken se ubicó a su espalda y le inmovilizó por el cuello, presionando con fuerza. Osanai se revolvió como un animal atrapado en una red de caza y se zafó del agarre de su captor mediante un codazo directo a sus costillas. No obstante, Draken no le permitió distanciarse sin antes luxarle la muñeca derecha, logrando desarmarle en mitad de un agudo alarido.

—¡Hijo de...! —gimió el líder de Moebius, sobándose la extremidad dolorida y contemplando el bate situado a escasos centímetros de sus pies. Desesperado, trató de recuperarlo, pero el puño de Draken volvió a impactar contra la parte inferior de su quijada, forzándole a retroceder nuevamente—. Eres rápido, pequeño bastardo —murmuró, riendo a pesar de su estado. Decidió prescindir de su arma y abalanzarse directamente sobre el otro alfa, quien elevó su cuerpo sin el menor esfuerzo y lo estampó de costado contra una estantería cercana, haciendo enmudecer a los espectadores de la pelea—. ¡Argh...! ¡Joder!

Motivado por su orgullo y por el coro de voces que trataban de infundirle ánimos, Osanai se impuso al dolor punzante de sus miembros y emprendió su contraataque. Draken le repelió fácilmente, y asiéndole del cuello del traje, le propinó tal cabezazo que le fracturó el tabique nasal. Un torrente de sangre empapó el mentón y parte del torso del otro alfa, quien aulló al tiempo que se cubría la zona con ambas manos. Al instante, Draken se vio inmovilizado por tres pares de brazos. Éste se agitó furiosamente, logrando deshacerse de sus captores y derribándolos con unos cuantos golpes certeros.

—¡¿A qué estáis esperando, imbéciles?! ¡¡Sujetadle!! —demandó un encolerizado Osanai, obteniendo una respuesta instantánea de parte de sus secuaces, quienes prorrumpieron un grito de guerra y se precipitaron en manada sobre su objetivo.

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