Capítulo 7: Unión pt.3

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¡Hola a todos/as! <3 Por fin, después de un siglo, he podido actualizar esta historia. Me alegro de que haya sido antes de fin de año, porque, la verdad, he tenido muchas dificultades de un tiempo a esta parte -entre ellas el colapso de mi portátil con toda la información de esta historia y otras muchas más que estaban en proceso :'(-. Espero poder compensar la tremenda espera, este capítulo está escrito en una app del teléfono móvil, así que es probable que tenga algunas faltas ortográficas pese a que lo he revisado varias veces. También hay un cambio en el formato del guión que, por lo que sea, la página no me deja corregir :') Agradezco de corazón a esos lectores y lectoras que han seguido fielmente Only Mine desde un principio, y os deseo a todos un feliz año colmado de alegrías y esperanza <3 No me enrollo más tiempo, ¡Disfruten de la lectura!

Mikey liberó un gemido de agónica desesperación. Un dolor punzante se había alojado en sus muñecas, que comenzaban a sangrarle debido a la insistencia con la que eran retorcidas en busca de la liberación. Escuchó a Draken llamando a Mitsuya y supuso que se habría detenido a socorrerlo. Sintió un profundo alivio cuando escuchó la voz aletargada del otro omega, señal de que la herida infligida por Kisaki no había bastado para acabar con él. Al cabo de un minuto, oyó los pasos del alfa acercándose a su dormitorio a toda prisa, y, con el pulso acelerado, profirió un grito de pánico:

-¡Cuidado, está armado!

Cuando Draken abrió de golpe la puerta del dormitorio, Kisaki se le echó encima con un rugido demente y descargó el tubo metálico sobre su cabeza. Por suerte para Draken, el grito de Mikey le había prevenido a tiempo, y tras esquivarlo con un ágil movimiento, atrapó el brazo del beta bajo su axila y apretó, haciendo crujir la extremidad y obligándole a soltar el arma. Después chocó sus respectivas frentes, nublándole la vista por un breve lapso debido a la violencia del impacto. Kisaki no tuvo el tiempo suficiente para reponerse de la agresión, pues los contundentes puños de Draken impactaron contra su rostro reiteradas veces y le forzaron a retroceder con pasos tambaleantes. Aun así no vaciló en cargar de nuevo contra su rival, quien le sostuvo del brazo derecho y se lo retorció tras la espalda, sonsacándole un chillido de dolor. Kisaki hizo el ademán de virarse y contratacar pese a su cruda posición, y su imprudencia le costó una patada en la parte posterior de la rodilla que le forzó a hincarse dolorosamente y otra en la columna que le hizo caer de bruces. Reacio a asumir tan temprana derrota, Kisaki se incorporó con agilidad pese al dolor que hostigaba su cuerpo y, a trompicones, trató de asir el tubo metálico que reposaba junto a la puerta del dormitorio. Pero antes de que sus dedos rozaran siquiera el arma, se encontró de frente con el pie derecho del alfa, que estuvo a punto de noquearle al estrellarse contra su maltrecha mandíbula.

-Hijo de... -Draken pateó el cuerpo del beta con una fuerza descomunal, provocando que este se plegara en un vano intento de protegerse-. Voy a hacer que lamentes haber nacido -gruñó preso de una ira candente. Kisaki se contorsionaba entre jadeos, exhausto y dolorido, apenas atinando a cubrirse las zonas vulnerables de la cabeza con ambos brazos.

-Kenchin, ya es suficiente -gimió un acongojado Mikey desde la cama, poniendo fin al ensañamiento del alfa-. Por favor, quítamelas -rogó, haciendo alusión a las esposas que le laceraban la piel.

Draken fue a su encuentro de inmediato y lo liberó de sus ataduras. Después lo acogió entre sus brazos, besándole el rostro y los labios mientras acariciaba su trémula espalda de un extremo a otro.

-¿Estás bien? ¿Qué te ha hecho? -indagó, pegando su frente a la del omega sin detener sus caricias.

-Tranquilo... No podría estar mejor ahora mismo -musitó Mikey contra los labios ajenos, notando como se deshacía segundo a segundo el nudo que obstruía su garganta-. Joder, Kenchin, no vuelvas a preocuparme así -rogó con un hilo de voz, abrazándose a su espalda.

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