–Ni lo digas, que he hecho la vergüenza de mi vida, pero valió la pena, ahora anda vístete que te tengo algo preparado – dije animándolo – sé que me dijiste que no te gusta celebrar tu cumpleaños, pero los 19 solo se festejan una vez.
–De acuerdo, solo espera voy a ponerme mis converse.
Cuando Eliot bajo nuevamente, fuimos al karaoke que tanto nos gustaba ir. Al entrar Eliot se sorprendió ya que Estefan, Cassie, Noah, Lizzie y algunos de sus amigos se encontraban ahí.
Los chicos se acercaron a él a felicitarlo, la música de los 80s sonaba ambientando más el lugar.
–Felicidades, ya eres un año más viejo – dijo Estefan dándole un corto abrazo.
–Eso jamás, podre envejecer, pero esta cara seguirá siendo la misma – respondió riendo.
–Feliz cumpleaños Eliot – dijo Lizzie dándole un tierno abrazo.
Después de que todos lo felicitaran, Noah fue directo al Karaoke y Lizzie se le unió, todos cantaban mientras ellos tenían su momento.
–No es mucho, pero es un buen comienzo, el próximo año, quiero festejarte en grande – amenacé sentándome a su lado.
–Gracias, nadie había hecho algo así, por eso eres mi persona favorita – dijo Eliot dándome un abrazo fuerte.
–Por cierto ¿por qué cumples 19? – pregunté con curiosidad.
–Por qué nací hace diecinueve años – contestó burlándose de mí.
–No me digas – dije dándole un pequeño golpe en el brazo.
– Por las exposiciones de mamá, viajamos mucho, así que entré un año tarde – respondió aplaudiendo a mi hermano y su maravillosa interpretación.
Los días siguientes mamá estaba como loca organizando otra de sus exposiciones, solo que esta vez algunas de mis fotografías estarían en la galería.
–Me encantan tus fotografías, tienes buen ojo – decía Eliot ayudándome a colocarlas en la galería.
–Me gusta mucho tomar fotografías de los rostros de las personas, siento que es una forma de reflejar quienes son – expliqué mirando mis fotos – gracias por ayudarme.
–Cuando quieras Grace, además esto es más divertido que estar en casa con Jorge – soltó.
– ¿Te puedo hacer una pregunta? – quise saber.
–Suéltala, estoy listo – respondió.
–Siempre que hablas de él pareciera que no te agrada – pregunté.
–No es eso, solo que se esfuerza demasiado por parecer mi padre y ha convencido a mamá de que no debería estudiar composición musical – contestó.
–Pero lo harás, estudiaras composición, tienes talento Eliot, además sé que tú madre te apoyara – dije.
–No lo sé, he tratada de hablar con mi madre, pero es inútil al parecer él la convenció de lo contrario, lo que es sorprendente ya que mi mamá vive de su arte – contestó subiendo a la escalera.
Lo siguiente que escuché fue como Eliot gritaba mi nombre un par de veces hasta que todo se volvió negro y perdí la conciencia.
Cuando abrí mis ojos me encontraba en una habitación de hospital, no sabía lo que sucedía, mis padres hablaban con el doctor.
–¡Grace! gracias a Dios despertaste, nos preocupaste – explicó Eliot a mi lado.
– ¿Qué fue lo que paso? lo último que recuerdo es como hablábamos de porqué odiamos a Jorge – pregunté.
– ¿Odiamos? – preguntó él sonriendo.
–Claro, es el deber de la mejor amiga el odiar a los que tu amigo odie – contesté sonriendo algo adolorida.
–¡Grace! cariño – dijo mi madre acercándose a mi lado – estarás bien, solo tuviste un pequeño desmayo, al parecer tú niveles de azúcar bajaron.
–Señorita Mitchell – dijo el doctor revisando mi expediente – sufrió un desmayo, pero se encuentra bien, ya les he dicho a sus padres que se cercioren de que siempre desayune.
–De ahora en adelante, no te irás de la casa sin antes desayunar – amenazó mi padre.
–Tiene suerte de que su hermano estudie medicina, gracias a él esto no pasó a mayores – agregó el doctor revisando su celular – si me disculpan, tengo otra consulta.
– ¿Noah estaba ahí? – pregunté levantándome de la camilla.
–Cuando te desmayaste, no encontraba a tus padres, pero para mi suerte llego Noah y de inmediato te trajimos aquí – contestó Eliot.
–y ¿dónde está? – pregunté.
–Tuvo que regresar a clases, pero sabía que estarías en buenas manos – respondió mi mamá dedicándole una tierna sonrisa a Eliot.
–Andando, hay que ir a casa – indicó mi padre, mañana será un día largo con la exposición – Gracias Eliot por cuidarla.
–No hay de qué, no soportaría si algo te pasara, eres mi mejor amiga Grace – dijo dándome un tierno abrazo – adelante, tienes que descansar.
– ¿vendrás mañana? – pregunté.
–claro, no perdería la oportunidad de presumir a la fantástica fotógrafa Grace Mitchell – contestó marchándose por el lado opuesto del pasillo del hospital.
El regreso a casa del hospital fue bueno, hacía tiempo que los tres no estábamos juntos, con las exposiciones de mamá, los proyectos de papá y mi trabajo en el cine, había días donde solo nos veíamos en el desayuno y la cena, así que ese pequeño trayecto a la casa lo disfrute más que nunca.
–Llegamos señoritas – dijo mi papá estacionando el auto.
–Mi fenómeno favorito… sabía que estarías bien – bromeó Noah saludándome desde la entrada de la casa.
–Sí yo soy un fenómeno tú también tarado, somos hermanos – contesté.
– ¡Chicos! – gritó mi mamá negando – ¿podrían parar? hay que cenar algo.
– ¿Les parece si pedimos pizza? – preguntó mi papá.
–Por mi está bien, la comida del campus apesta, ya estoy harto del estofado – bufó mientras entraba a la casa.
Yo fui la última en entrar cerrando la puerta detrás de mí, cuando recibí un par de mensajes.
De Eliot:
“¿Cómo te sientes? me diste un gran susto”
Para Eliot:
“Mucho mejor, gracias por todo”
De Eliot:
“No hay de que, sé que tú harías lo mismo, además lo que dije fue cierto… si tan solo algo te pasara no sé cómo seguiría sin ti…”
Para Eliot:
“Para tu suerte, me tendrás molestándote siempre”
Después de un par de mensajes más, me percaté del tiempo que pasé mensajeándome con Eliot, tanto tiempo había pasado que la casa olía a pizza por lo que decidí apagar mi celular y por un instante sonreír por aquellos mensajes, hacía mucho tiempo que alguien no se preocupaba tanto por mí.
–Grace – gritó Noah – la pizza llego, anda o se enfriará.
Quién haya inventado la pizza tiene mis respetos, una creación tan deliciosa merece el cielo, después de terminar de cenar mis padres se quedaron un poco más de tiempo organizando los detalles finales de la exposición, yo subí a mi habitación, había sido un día muy largo y necesitaba algo de tranquilidad.
–Me diste un susto, Eliot se preocupó demasiado – dijo Noah acostándose en mi cama.
–Estoy bien, no tienes que preocuparte y quita tus sucios pies de mi cama – amenacé aventándole un pequeño cojín.
–Bien, ya que estás mejor debo confesar que me comí tus galletas – comentó antes de salir corriendo.
– ¡Noah! – grité molesta.
–Prometo que te compraré más – gritó desde su habitación.
Tomé uno de mis vestidos del armario y lo dejé listo para la exposición de mañana, me gustaba tener todo organizado para no buscar nada a último momento.
Miré el reloj y ya era tarde, me di un baño rápido y me fui a dormir.
Al día siguiente, me miraba frente al espejo, no solía usar vestidos por lo que era un poco extraño para mí.
–Te ves hermosa, el verde siempre ha sido tu color – dijo mi madre – ¿lista?
–Sí, andando –
Cuando Noah estacionó el auto, mis ojos no podían creer lo que veían, mi madre tenía muy buen gusto con la decoración, todo lucia muy elegante, la vieja bodega no parecía la misma.
– ¡Grace! – gritó Cassie saludándome.
–Hola, están aquí – dije saludando a Cassie y Estefan.
– ¿Cómo te sientes? Eliot me dijo lo que sucedió – preguntó Cassie.
–Bien, estoy bien, ¿ahora hablas con Eliot? – pregunté.
–Solo un par de mensajes… por cierto te ves hermosa – agregó.
–Deberíamos entrar – sugirió Estefan.
Las puertas se abrieron, y todos admiraban la decoración llena de luces rosas y ahí en medio de la multitud pude ver a Eliot quien me miraba sonriendo.
–Por dios ¿cómo lo hace? todo le queda bien – comentó Cassie mirando a Eliot.
–No lo sé – susurré, cuando Eliot se acercó a nosotros.
– ¿Cómo están las chicas más hermosas de todo el lugar? – dijo Eliot abrazando a Cassie y después a mí – luces bien Estefan.
–Lo mismo digo, ese traje rojo vino, me agrada, un estilo único – señalo Estefan.
–Es un viejo traje, pero no es el traje, es la persona quien le da estilo – agregó Eliot.
–Chicos acérquense, tú madre está a punto de dar la bienvenida – comentó mi padre.
–Mi madre vino conmigo – susurró Eliot en mi oído, señalando a su madre y a Jorge.
Yo solo elevé mis cejas mirándolo asombrada, mi madre por su parte comenzó a dar su discurso.
–Gracias a todos por estar aquí esta noche, este día es muy importante ya que no solo estarán mis fotografías, también las de mi hija Grace, un aplauso – dijo señalándome.
Los aplausos del público eran intimidantes, pero Eliot hacia parecer que todo era fácil ya que solo toco mi hombro empujándolo un poco.
El DJ comenzó a tocar después del discurso, los señores Finigan platicaban alegremente con mis padres, Noah miraba algunas fotografías con Lizzie yo me acerque a ellos interrumpiendo su conversación.
–Les tengo una sorpresa – dije haciendo una seña para que Estefan y los demás se acercaran – Bien ya que están todos presentes, síganme.
Noah miro a Eliot sin entender lo que sucedía, pero sin preguntar todos me siguieron a la parte de atrás de la bodega.
Cuando llegamos, unas luces azules iluminaban un par de fotografías cubiertas por una manta.
–Las fotografías que vieron en el frente, son las fotografías que le di a mi madre, pero en realidad, estas – señalé las cortinas – son las verdaderas fotografías que quiero mostrar.
Inmediatamente quite la cortina de todas aquellas fotografías.
–No puede ser… somos nosotros – exclamó Estefan.
Hacía tiempo que les había tomado esas fotos en mis momentos favoritos, cada una de esas fotos mostraban para mí lo que en realidad eran ellos, Lizzie y Noah salían riendo el día de la competencia en la universidad, por otra parte, Cassie se encontraba actuando en el teatro, la fotografía de Estefan era la más divertida ya que salía haciendo una cara extraña, y al final la fotografía de Eliot quien salía sonriendo cuando canto en el karaoke.
–y ¿qué opinan? – pregunté mirando sus rostros de alegría.
–Son hermosas Grace – respondió Cassie dándome un abrazo.
–Debo admitir que soy muy atractivo – respondió Estefan riendo.
–No más que yo – replico Noah.
–Tienes mucho talento Grace – expresó Lizzie, mientras observaba con detalle las fotografías.
–y tú ¿qué piensas? – pregunté a Eliot quien no decía nada – ¿te gustan?
–No – respondió – me encantan – soltó levantándome del suelo mientras me abrazaba.
–Cariño son hermosas – decía mi mamá, mientras los demás invitados se acercaban a ver las fotografías – ¡oh! y Eliot dile a tú mamá que la espero el lunes, sus esculturas son hermosas pienso que podemos trabajar juntas.
–Claro yo le digo – respondió.
–Vengan chicos es hora de bailar – dijo Estefan llevándonos a la pista de baile en medio de la bodega.
– ¿Bailas? – preguntó Cassie a Eliot quien aceptó con gusto.
La música sonaba y ellos bailaban al compás riendo y saltando en medio de los demás.
–Andando Grace, no vine aquí para no bailar – dijo Estefan arrastrándome a la pista de baile – andando chica diviértete.
El ritmo de la música guiaba mis pasos, Estefan y yo bailábamos en perfecta sincronía, de vez en cuando hacíamos movientes extraños, Noah y Lizzie se incorporaron a nosotros cantando y bailando.
–Fue una noche divertida – dijo Lizzie cuando todo termino, cansada se sentó en una de los escalones de la entrada.
–Sí, la música fue buena – agregó Estefan.
–Deberíamos hacer algo más, la noche aún nos sonríe – comentó Cassie.
– ¿Algo como qué? – preguntó Eliot acomodando su cabello.
–Ir a una casa embrujada, aún hay algunas abiertas – sugirió entusiasmando.
– ¡oh! no, definitivamente no – dijo Noah negando con sus manos.
– ¿Tienes miedo? – preguntó Estefan.
– ¿Qué si tengo miedo? ¿hablan en serio? en las películas siempre muere el más guapo primero – contestó Noah llevando su mano al pecho.
–Para tu suerte, no es una película y no eres el más guapo ¡hagámoslo! – sugerí.
–Eso dolió – bromeó.
–Están locas chicas, pero acepto, solo que si no puedo dormir será su culpa – agregó Eliot.
–Esto será emocionante – gritó Cassie.
–Creo que ya no quiero entrar – dijo Estefan cuando llegamos a la casa embrujada.
–De repente siento nauseas – dije mirando la oscuridad de la casa.
–Ya estamos aquí – comentó Lizzie comprando los boletos.
–Juro por dios que si algo me sale de la nada le partiré la cara – suspiró Noah.
–Ya somos dos – agregó Eliot tragando saliva.
Un monje de ojos rojos nos dio la bienvenida a la casa, nos entregó tres linternas y abrió una puerta señalando un pasillo completamente oscuro.
–Si no nos separamos estaremos bien – aseguró Noah.
–Solo uno de ustedes saldrá con vida – dijo el monje cerrando la puerta detrás de nosotros.
–No, no, no, eso no era parte de la casa – gritó Estefan tratando de abrir la puerta.
–Enciendan las linternas – pidió Cassie a Eliot, Lizzie y Estefan.
–Quiero salir, esto no me gusta, no me gusta para nada – gritaba Estefan entrando en pánico.
– ¡Estefan! – gritó Eliot tranquilizándolo – hay que avanzar entre más rápido mejor.
–qué horrible, odio las arañas – dije pasando por un pasillo lleno de telarañas.
– ¡ahh! – gritó Cassie siendo sorprendida por una niña de blanco, el sonido de las puertas cerrarse nos asustó a todos provocando que corriéramos en direcciones separadas.
–¡Ayuda! ya no quiero estar aquí – grite asustada y confundida, con mis manos temblando, tocaba las paredes del pasillo para poder salir, solo una pequeña luz roja indicaba el camino, los demás gritos me asustaban cada vez más, hasta que topé con algo – ¡AHH! – gritamos Eliot y yo a la vez.
– ¡Maldición! casi me matas del susto – grité suspirando.
–Yo diría lo mismo, solo que ahora mis neuronas están muertas del miedo – dijo asustado, cuando un fantasma salió tras nosotros y salimos corriendo con prisa hasta llegar a la luz.
– ¡Gracias a dios! – dije hincándome en el suelo, a los pocos segundos los demás salieron corriendo.
–Eso no lo volveré hacer en mi vida – expresó Noah recuperando el aliento, por su parte Lizzie se burlaba de él.
–Estoy de acuerdo, casi me orino en los pantalones – dijo Estefan, los demás reímos por su comentario.
–Miren lo que tengo aquí – señalo Cassie una fotografía – todos necesitan ver esto.
–Qué vergonzoso – comenté mirando las fotografías de nosotros siendo asustados.
–Son fotografías que toman en el momento exacto del susto y esto señores… es una joya – dijo Cassie enseñando una foto de Estefan y Noah gritando mientras se abrazaban.
–Necesito tener eso – pidió Lizzie.
–Yo igual – agregó Eliot riendo.
–Sí, búrlense lo que quieran, pero la venganza es dulce – amenazó Estefan burlándose.
–Chicos un placer coincidir con ustedes, pero aún tengo que organizar una obra, nos vemos en la escuela – anunció Cassie.
– ¿Te llevo? – preguntó Estefan.
–Sí, por favor – respondió.
–Sí, ya es tarde, tenemos que irnos – sugirió Noah.
–Gracias por venir, nos vemos el lunes – dije despidiéndome de Eliot para subir en el carro de Noah.
–Adiós, descansa, conduzcan con seguridad – bromeo él.
–Siempre lo hago – gritó Noah.Lunes, inicio de semana, y eso solo significaba una cosa, los exámenes finales antes de las vacaciones de navidad estaba más cerca de lo que pensaba, las primeras clases pasaron más rápidas de lo que pensé, cuando termino el primer periodo salí al jardín como era de costumbre, Estefan me esperaba sentado junto a un árbol, Eliot llegó después de mí.
–Necesito terminar unos trabajos finales – compartió Eliot frustrado.
– ¿Dónde está Cassie? – pregunté antes de verla venir hacia nosotros.
–Necesito su ayuda – pidió Cassie – Alan y Christopher saldrán transferidos y ellos son los que me estaban ayudando con la obra, sin ellos estoy perdida.
– ¿No entiendo lo que nos pides? – pregunté con curiosidad.
–Ayúdenme con la obra – pidió suplicando – será solo terminar algunas escenografías por favor.
– ¡Cassie! Tenemos que estudiar para los exámenes finales – comentó Estefan.
–Por favor, yo les ayudaré a estudiar, quede exenta de todas mis materias – dijo suplicando.
– ¿Qué? ¿todas? – preguntó Eliot sin creerlo.
–Sí, oigan no soy tan tonta como piensan – respondió.
–Nadie dijo eso, solo que me sorprende, ¿cuándo estudias si estás siempre con el teatro? – pregunté.
–No siempre estoy en el teatro, además mi mamá me mataría si no obtengo buenas calificaciones – respondió.
Al decir verdad hacía más de un año que conocía a Cassie, fue transferida desde California y como siempre estaba ocupada casi no nos contaba sobre su vida, con el tiempo nos volvimos amigos, pero nunca me imaginé que la pelirroja frente a mi fuera un cerebrito.
–Sí me ayudas a pasar los exámenes estoy dentro – dijo Eliot sonriéndole.
–Chicos, no puedo hacerlo sin ustedes – rogó.
–De acuerdo solo lo haré porqué en verdad te quiero Cassie Stuart – respondió Estefan.
–Claro, supongo que será divertido – dije sin más.
–Gracias, gracias, gracias – decía Cassie dándonos un abrazo grupal – empezaremos esta tarde, los veo en el teatro de la escuela a las seis, entren por la puerta de atrás– explicó mientras se marchaba.
– ¿Siempre es así de entusiasta? – preguntó Eliot.
–Sí – respondimos Estefan y yo a la vez.
–Bien los dejo, tengo unas cosas que hacer, nos vemos por la tarde – dije despidiéndome.
– ¿No irás al cine? – preguntó Eliot.
–Son nuestras semanas de descanso ¿recuerdas? – le recordé.
–Cierto… lo olvidé por completo, ¿qué haría sin ti? – se cuestionó.
–Yo te digo, iremos a comer, tarde de chicos – sugirió Estefan.
–Solo si tú invitas – continuó él.
–Los dejo, disfruten su comida – dije despidiéndome.
Tomé mi bicicleta y fui en dirección al estudio de fotografía, donde solía imprimir mis fotos y comprar más cartuchos.
–Buen día señor Michael – dije tocando la campana de recepción.
– ¡Grace! qué gusto, hace tiempo que no te veía, por cierto, ya tengo las fotografías que dejaste el otro día, iré por ellas – comentó amable.
–Gracias – respondí mirando algunas cámaras.
–Aquí están, el chico de las fotos debe ser afortunado – agregó señalando las fotos de Eliot.
–Es solo un amigo – respondí.
–En toda mi vida he conocido a demasiados fotógrafos y sé que la cámara es como ver a través de sus ojos… y este chico – señaló – es tú musa, él es como Gian Giacomo Caprotti para Da Vinci – dijo entusiasmado, yo solo levanté mis cejas soltando una pequeña risa.
– ¿Su amante? – pregunté sonriendo.
–Tú me entiendes Grace – respondió.
–Pues lamento desilusionarte ya que él es mi mejor amigo – contesté tomando un par de rollos para mi cámara instantánea – esto es todo.
–11.95 – dijo mientras me miraba con complicidad.
–Aquí tienes – agregué dándole el dinero – y gracias.
Al salir de la tienda, me encargué de algunos mandados más para mi mamá, hasta que llegó la hora y regresé de nuevo a la escuela, el auto de Estefan y Eliot ya se encontraba ahí.
–Hablando del rey de Roma – expresó Estefan arriba del escenario.
–Siento llegar tarde, tenía cosas que hacer – contesté subiendo al escenario – bien ¿qué hacemos?
–Pintar, toma – dijo Estefan entregándome una brocha – la obra será de Merry Poppins, así que nosotros estamos pintando este carrusel.
– ¿y Eliot y Cassie? – pregunté sentándome en el suelo.
–Deben de andar por ahí – señalo Estefan, un par de risas nos desconcentraron.
–Damas y caballeros presentes – gritó Cassie usando un vestido que definitivamente pertenecía a la obra – les presento a Eliot Blackstone.
Inmediatamente Eliot salió al escenario vestido con un viejo overol y una gorra negra, en su mano sostenía un enorme plumero.
– ¡Están locos! – grité – ¿qué llevan puesto? – pregunté.
–Son algunos de los vestuarios de la obra, increíble ¿no? hubiera entrado a teatro, mi mamá y yo solíamos ver la película todo el tiempo – dijo Eliot acomodando su gorra.
–Pues ¿qué esperas? – preguntó Cassie – tienes el escenario para ti.
–Hay no, sé en lo que están pensando – dije en voz baja mirando a Estefan.
–Esto lo tengo que filmar – dijo Estefan tomando su celular.
– ¿conoces la canción ya sabes cuál? – preguntó Eliot a Cassie.
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Prometo Quedarme
Teen FictionEliot Blackstone se muda a la gran muda de Chicago, donde conoce a Grace Mitchell. Su amistad los lleva a vivir grandes momentos, hasta que Grace descubre que todo ese tiempo a estado enamorada de su mejor amigo. Historia orginal. Prohibida la copia...